“Yo les digo las cosas y no les bajo la mirada”
Mujer Emprendedora: Violeta Barales/abañil
Como la obra donde trabaja, día a día Violeta edifica la mejor vida para ella y su hijo. Esta mujer emprendedora, perfeccionista y entregada a su chamba, trabaja en una obra en construcción rodeada de hombres. Nos cuenta cómo es su oficio y con qué sueña
Vestida con casco naranja de seguridad y ropa acorde a una obra en construcción, encontramos a Violeta Balderas Vela en la esquina de Avenida Colón y calle 60, con bandera en mano, organizando la entrada y salida de camiones a la mega obra en construcción, un hotel justo enfrente del Centro Internacional de Congresos.
Chaparrita, desenvuelta y muy platicadora, esta mujer de casi 29 años, oriunda de Veracruz, “construye su vida” desde hace tres meses en Mérida, Yucatán. Aquí vino a trabajar como ayudante de albañil. Sí, no leíste mal, Violeta trabaja en la construcción desde hace años y esta chamba le permite lo que hasta el momento no le permitió ninguna: ganar dinero suficiente para sostener a su familia: un hijo de 10 años que vive en Veracruz a quien extraña horrores y que no ve la hora de abrazar de nuevo.
Violeta no tiene pelos en la lengua cuando habla de su trabajo, es directa y va al punto siempre. Y cuando le preguntamos si está contenta con su chamba, responde sin problemas “Sí y no”, y da sus fundamentos. Conoce a esta mujer emprendedora, como ella hay muchas que la reman todo el tiempo por los suyos.
¿Cuál es tu chamba en la obra?
Hago sobre todo trabajo de limpieza negra: cargo y junto escombros, bandereo los vehículos que entran en la construcción y también soy ayudante de albañil. Hace poco comencé también a hacer algo de trabajo administrativo en la obra. Ahorita, por ejemplo, voy a empezar a hacer colado, que es preparar el cemento que se pone en las columnas o en la losa.
¿Por qué te dedicas a este oficio?
Trabajé en muchos lugares… Farmacias, zapaterías, comercios, cocinas, de mesera… Pero en todos pagan poco y yo tengo un niño de 10 años y el papá no se hizo responsable de él. Cuando decidía dedicarme a la construcción, me di cuenta que estaba mejor pagado y me permitía estar más tiempo con mi hijo, ya que trabajas hasta el sábado al mediodía y los domingos descansas.
¿Estás contenta con tu oficio?
Sí y no. Ahorita estoy contenta porque me permite ganar dinero para mantener a mi hijo, pero estoy triste porque estoy lejos de él. La empresa donde trabajo me envió aquí a laborar desde hace casi tres meses. Mi hijo vive en Veracruz.
¿Hay muchas mujeres albañiles como tú?
En otras partes del país sí hay muchas, aquí en Yucatán no hay tantas. En esta obra somos tres que hacemos la limpieza negra, pero normalmente para trabajos muy pesados no te llaman.
Los hombres son mayoría ¿Cómo conviven en el trabajo con ellos?
Hay hombres que piensan que porque trabajas en la obra te pueden humillar, maltratar y hasta tocarte, pero depende de una. Si alguien me quiere tocar, yo le pongo un alto. En mi caso particular convivo con ellos en mi trabajo y no sólo me respetan, sino que también me cuidan mucho. Hay obras en las que te obligan a cargar cascajo en cubos y yo me acostumbré a hacerlo, hasta me los pongo en los hombros. Pero muchas veces ellos te dicen que no lo hagas, que es pesado y te puedes lastimar. En esta obra más que nada quito concreto, limpio, levanto basura, pero no me dedico al trabajo más pesado.
¿Cómo trabajan las mujeres albañiles comparadas con los hombres albañiles?
Tienen mucho cuidado en el aspecto de la obra, en los detalles sobre todo. Para los hombres si algo queda así, queda así y ya… Las mujeres son más perfeccionistas. Igual, como ellos son mayoría, se decide como ellos quieren.
¿Ganan lo mismo que los hombres?
Por lo menos en esta obra donde estoy no ganamos lo mismo, porque ellos hacen trabajo más pesado y ponen en riesgo sus vidas cuando están en las alturas. Nosotras acá nos dedicamos a la limpieza: barrer, juntar, quitar escombros, como te explicaba.
¿Le recomiendas a las mujeres que se dediquen a este oficio?
Sí y no. Sí porque te puedes independizar económicamente y llegas a ganar entre 1,400 y 1,500 pesos semanales. Diría que no porque algunos hombres malinterpretan que te dediques a esto y se sienten con el poder de acercarte a ti y si les dices que no, te tratan de mamona o de sangrona. Lo importante es aprender a llevarse con ellos para que te respeten. Si afectan mi trabajo, yo les digo las cosas y no les bajo la mirada. Hay veces que me dan ganas de salirme sobre todo porque estoy lejos de mi hijo, pero es un trabajo bien pagado y me permite mantenerlo.
¿Cómo te ves en cinco años?
No me veo trabajando en una obra, me veo con mi hijo, en Veracruz. Llevo casi tres meses sin verlo y es muy difícil para mí estar lejos de él. Me gustaría en cinco años tener un terreno con una casita, mis cosechas de café y dedicarme a eso. Siempre junto a mi hijo.- Cecilia García Olivieri.
(La imagen de portada es ilustrativa, no es Violeta la de la foto).