“Verde que te quiero verde”
Columna Sábado Sudaca
Por @Laflacadelamor
Siempre me emocionaron los regresos a clases, los míos y los de los hijos. Es como que se me renuevan los ánimos escolares y me gusta pensar en el tema del reencuentro, nuevas maestras y profesores, asignaturas, compañeros, aulas, recreos y, sobre todo convivencia. Para mí los contenidos de aprendizaje son importantes, claro, pero la convivencia ayuda a crecer mucho.
Si nos pareció rarísimo cursar los últimos tres meses del ciclo escolar pasado en cuarentena, con los hijos en casa, clases por Zoom, tareas escaneadas, exámenes online y calificaciones solitarias, ni les cuento qué se siente volver a vivirlo en el arranque del ciclo escolar 2020-2021, sin ninguna certeza de cuándo volverán los chicos a las aulas. Es como un “revival”, un deja vú, un loop intenso.
Me pre-ocupan cosas que quizás te pre-ocupen a ti también si tienes hijos y que pasarán a partir del lunes con el inicio virtual de clases desde casa. La “despertada”, después de tantos días de dormir hasta tarde, es un tema ¿Se adecuarán fácilmente? Los chicos tienen un cronograma cargadito de materias y horas online, las computadoras no son suficientes para compartir entre estudio y trabajo ¿Lo solucionaremos? ¿Cómo será la rutina en casa después de las clases?
Millones de chicos regresan el lunes a clases. Las listas de útiles escolares quedaron en el olvido y eso lo resienten miles de comercios en el país que hoy se conforman con ganancias muy por debajo de la mitad, ya que los padres sólo llevan lo mínimo e indispensable para trabajar desde casa.
¿Y los que no tienen computadoras o tabletas? ¿Y los que viven, además, en lugares donde no hay conexión a internet? ¿Y los que no pueden acceder a una tele para ver las clases televisadas de la SEP? La pandemia por el nuevo coronavirus nos deja tantas aristas y recovecos que son inabarcables, en México y en el mundo. La crisis de salud es evidente, igual que la crisis económica y social que estamos viviendo. Pero la crisis en educación es silenciosa, está en proceso y será visible en un futuro. Porque trae bajo el ala pérdidas de aprendizaje, desigualdades y probablemente deserciones. Los riesgos de aprendizaje son, sin duda, elevados.
Pienso qué podemos hacer nosotros, como adultos, para mejorar la calidad educativa de nuestros chicos. No hay recetas mágicas porque también estamos aprendiendo, sin embargo creo que podemos poner nuestro granito de arena para que el regreso a clases remoto sea mejor que el del ciclo escolar anterior.
- Cuidemos la salud emocional de nuestros niños, expliquémosle que esto es temporal, que volverán a la escuela pronto y que todo lo que aprenden desde casa les va a servir y mucho.
- Hagamos rutinas que, claro, no serán como las de la escuela presencial, pero intentemos organizar un poco más nuestras vidas en casa para que realmente sientan que “están en la escuela”.
- Permitámosle que se conecten de nuevo con sus amigos y compañeros para que se puedan reencontrar por videollamada o llamada telefónica para platicar de lo que sea. Y dejémosle en claro que pronto podrán hacerlo en persona.
- Y acuérdate que los papás no somos maestros. Estamos en casa con ellos mientras toman las clases, pero los docentes son los que están del otro lado de la pantalla. Apoyemos a nuestros hijos como papás y ya.
Martín tiene nueve y empieza cuarto grado. Desde hace semanas me dice que él quiere regresar a la escuela, pero no por Zoom, sino a la “escuela de verdad”. Dice que extraña los recreos, jugar con los chicos, el salón, copiar de la pizarra… La convivencia, bah. Y es tan entendible, hijo querido.
“Cuando termine la pandemia, vas a volver”, le digo. Y ya no me pregunta cuándo será eso porque entiende que ni él ni yo lo sabemos. Ni nadie. Lo que sabe es que hay que cuidarse y esperar hasta que llegue el semáforo verde, ese tan deseado por todos… “Verde que te quiero verde, que te quiero ver…”, como recitaba Federico.