Tácticas y estrategias para arrancar el año
Columna Viernes Sudaca
Por @laflacadealmor
Barrer la casa para sacar todas las “impurezas” de 2018, anotar en un papelito cosas feas que uno tiene (ansiedades, miedos, enojos, etc.) y prenderlo fuego porque las llamas purifican, atragantarse con 12 uvas y deseos en punto de la medianoche, dar una vuelta a manzana con una maleta para atraer viajes, romper una copa no sé por qué motivo (era algo que hacía cada año mi cuñado en Argentina).
En fin, hay cientos de rituales para atraer lo mejor en este nuevo año que ya casi comienza. Hasta vestir calzones de tal o cual color para atraer amor, dinero, armonía, salud… ¿Sirve de algo todo esto? Claro que no, les digo como dicen ustedes, acomodándome el rebozo.
Y ahora nos agobian con que empieza el año del cerdo en el horóscopo chino. Dicen por ahí que el omnívoro es un animal que brindará tranquilidad y conciencia en el entorno donde vivimos. Agregan que 2019 será un año para sacar lo mejor de cada uno y manifestar oportunidades en totalidad.
Cuentan también que el cerdo es considerado como el último animal en llegar a la lista de Buda, por lo que fue recibido por la energía que carga en su corazón. Es sinónimo de regocijo y festejo, momento de tranquilidad y generosidad.
Como verán, me documenté en el tema. Pero ni el calzón amarillo, ni la maleta, ni el cerdo de Buda, ni las uvas ni el papelito quemado nos salva si nosotros no queremos salvarnos. Primero a nosotros mismos y después a nuestro entorno.
Porque, como decía mi amiga Lupita, “El camino para estar mal nos lo sabemos de memoria. Lo difícil es aprender el caminito para estar bien”. Y cuánta razón tiene.
Si queremos cambiar algo en 2019, empecemos por nosotros y lo más chiquito. Actitudes, miradas, resoplidos, respuestas… Todas esas cosas que sabemos que joden a los demás e igual las hacemos. Paremos la moto antes de seguir y veamos cómo tratamos a los demás, así sabremos cómo nos gustaría que nos traten a nosotros. Si arrancamos con estos pequeños detalles, avanzaremos mucho y podremos ir por cosas más grandes. Enormes. El tema es arrancar.
Yo este año me propongo gritar menos. Sí, gritar. Ya de por sí hablo fuerte y si me enojo o noto que no me prestan atención (sobre todo los hijos y el #maridoyucateco), hablo a los gritos. Les pongo un ejemplo. Les digo a los hijos: “Junten la mesa después de comer”. No me hacen caso. Lo repito de nuevo, cambiando un poco el orden de las palabras (dicen que el orden de los factores no altera el producto). Sigo sin recibir respuesta. La tercera vez se los pido a los gritos. Ahí, algunas veces, me hacen caso.
Bueno, me prometo no gritar. O gritar menos, tampoco puedo cambiar de la noche a la mañana. También intentaré ser más empática, ponerme más en el lugar del otro y ser más paciente. La ansiedad es mi gran mal.
Por ahora eso, nada más. Si me va bien, seguiré con otros detallecitos. Y si hablamos de cosas lindas, me propongo disfrutar más todo, amar mucho y decirlo. Quiero decir más “Te quiero” y “Te amo” en este 2019.
Lo mejor en este Año Nuevo. Que nos vaya a todos retebien.