“Si no hay cambios, entraremos en una adaptación disfuncional”
Si vives en confinamiento con tu familia en esta pandemia, esta nota te viene como anillo al dedo. Cuando arrancó todo nos planteamos metas de convivencia, pero estamos en reserva y es necesario renovar límites y renegociar espacios e individualidades para subsistir. El psicólogo Paulino Dzib considera que sin en tres meses no hay cambios, entraremos en un estado de “adaptación disfuncional”. Pero toda crisis es oportunidad, entérate:
Cuando arrancó el confinamiento de la pandemia por el nuevo coronavirus hace más de medio año, nos recluimos en nuestros hogares, algunos solos, otros en pareja, otros en pareja con hijos y otros en pareja con hijos, mascotas, tíos y abuelos. La crisis que vivimos continúa y la convivencia multitudinaria bajo un mismo techo parece no tener fin ¿Cómo poner límites, como renegociar, como aprender a delegar, cómo renovar compromisos y situaciones a seis meses del confinamiento?
“Crisis es igual a oportunidad”, dice segurísimo el psicólogo y doctor en Problemas Sociales Paulino Dzib Aguilar. En esta entrevista, el especialista (quien también convive con su familia y mascotas en pandemia hace meses), nos cuenta en qué situación emocional estamos a estas alturas, qué cambios son necesarios para no bordear la “disfuncionalidad” y qué podemos hacer para que la oportunidad que nos da la pandemia nos permita crecer. No te lo pierdas:
“Yo quiero matarlos, ellos quieren matarse entre sí y mi esposo se esconde en su oficina”, me dijo una persona el otro día (que puedo ser yo, no lo niego), refiriéndose a la convivencia en pandemia ¿Durante cuánto tiempo podemos seguir así?
Vamos a seguir así en una dirección de funcionamiento unos tres meses más porque hasta ahorita salimos adelante. Pero si no hay nuevos asuntos internos en la casa como externos –en lo que respecta a políticas públicas- empecemos a mirar cómo los fantasmas y monstruos comienzan a aparecer. Y tenemos los indicadores de esto como son los feminicidios y la violencia intrafamiliar, que salen a la luz pública. Estamos funcionando en el límite. Sin en tres meses más de pandemia y confinamiento no hay cambios en la dinámica familiar y en las políticas públicas (con campañas de apoyo directo a las familias en cuestiones económicas, por ejemplo), entraremos en un estado de adaptación “disfuncional”. Tenemos una pérdida laboral impresionante: el Seguro Social reporta 70% de pérdidas de empleos.
Necesitamos estar emocionalmente cerca de otras personas que hace tiempo que no vemos ¿Cómo manejamos esta situación?
Estamos hechos para dimensiones olfativas, intuitivas, de tacto, de sentir… Muchas capacidades tenemos que han disminuido con la pandemia, aunque seamos seres sociales por naturaleza porque nadie sobrevive solo, está en nuestra agenda biológica. Genéticamente somos seres de interacción social que ahora reemplazamos a través de un celular, una computadora o una Tablet para interactuar. También vemos que los delitos como el sexting o el bullying han aumentado en pandemia, porque son más frecuentes a través de la tecnología. Estamos en ese quiebre y mutamos desde hace meses a una manera digital como transformación adaptativa del ser humano. Tú puedes tocar a tu hijo y emocionarte como madre, puedes tocar a tu pareja y emocionarte con esa situación, pero hay otras emociones que experimentamos en la vida cotidiana con amigos, por ejemplo, que se quedaron afuera y las suplimos con la tecnología. Tenemos matadas estas emociones y estar con los más cercanos es tu reserva. Pero si esto continúa, si no logramos cambios, vamos a comenzar con manifestaciones disfuncionales. Las cosas siguen pero no a un mejor ritmo.
Cuando conviven muchas personas bajo el mismo techo durante tanto tiempo es fundamental poner límites ¿Cómo se hace?
Son importantes dos cosas que no podemos perder de vista: una es la vida familiar, donde se comparten espacios todos juntos, se platica y se convive. El siguiente plano es la “individuación” y es ahí donde uno debe poner límites para no perderte como ser individual. Los límites deben existir en la dinámica de respeto del “todos juntos” y en la individualidad de cada quien. Si a alguien de la familia le gusta estar en un rincón de cabeza una hora, hay que dejarlo. Si a otro le gusta estar en el techo de la casa solo, también… No podemos perder estos límites en la interacción de los espacios individuales porque cuando la gente tiene su espacio logra confort y salud mental.
¿Qué recomiendas para lograr, bajo un mismo techo, hacer cosas “solos”, en convivencia y cómo aprendemos a relegar?
✅Comunidad es dividir las tareas, sacar la basura, cocinar, lavar los platos cada quien… Es delegar lo más cercano posible a las preferencias de las personas.
✅Definir que en la casa hay áreas comunes y áreas individuales y también hay que pensar que un área común puede transformarse en individual si no hay suficiente espacio en la casa. El comedor puede mutar, por la tarde, al área donde un hijo hace la tarea, por ejemplo y allí estará solo.
✅Si hay memoria a corto plazo, es importante dejar notas en el refri para organizarse. “De 3 a 8 pm yo voy a usar el cuarto, será mi lugar privado y no me friegues”, por ejemplo.
✅Habrá también un momento necesario para desorganizar todo y fugar tensiones. Así se tendrá la oportunidad también de volver a reacomodar. Es como desorganizar el sistema neurológico para que todo se acomode de nuevo.
Después de tantos días de cuarentena ¿Es necesario renegociar con los convivientes?
En la metáfora del bateador de béisbol, él puede presuponer cómo va a tirar el pitcher, pero el lanzador puede tener otra estrategia. Aquí pasa lo mismo: hay que reinventarse todo el tiempo porque es parte del crecimiento en la pandemia.
Ser sinceros puede ser un arma de doble filo porque hiere susceptibilidades ¿Cómo aprender a tolerar al otro?
Hay que ser sabio y técnico a la vez. “El que es sabio sabe con quién se tiene que molestar y a qué hora”, decía Platón. En cuento a la técnica, nosotros tenemos la habilidad de poder dar información en un momento preciso y a la persona precisa: eso se llama “asertividad”. La sabiduría se adquiere en dos direcciones: observando al otro, a ti mismo y midiendo en qué momento vas a decir tal cosa y en qué no. Ser sincero puede ser desatinado porque puedes decir algo en un momento inoportuno. En cambio, la capacidad de ser asertivo -de decir y sentir lo propio en el momento adecuado- lleva a la salud.
Danos un mensaje
Crisis es igual a oportunidad. Es la oportunidad que tenemos para crecer, volver a repetir lo mismo o irnos al infierno. Esos son los tres caminos y ustedes eligen cuál tomar. Esa es la oportunidad que tenemos en esta pandemia que no sólo ha movido a las personas, sino al mundo entero en una situación excepcional.- Cecilia García Olivieri.