“Ser feminista es mirar al otro, al hombre, como parte de la solución”
Es funcionaria pero no es una figura totalmente pública, de las que salen a hacer declaraciones todo el tiempo. Trabaja por y para las mujeres en Yucatán y hoy nos comparte una plática rica, en la que hablamos de todo: de la mujer en pandemia, de feminismo, de sororidad, de acciones de gobierno, de mandatos sociales y de mucho amor propio. María Herrera Páramo, titular de Semujeres, nos cuenta sobre su vida y su chamba
Este 8 de marzo -Día Internacional de la Mujer- será sin duda distinto. En plena pandemia las mujeres nos enfrentamos a diario a miles de situaciones que nos ponen en un reto constante, contra las cuerdas. Violencia de género, desigualdades, triples jornadas laborales, la casa, los hijos, los mandatos sociales, el covid que mata y la premisa de que no se puede casi tomar aire para seguir y que hay que tomar impulso como sea, siempre para adelante ¿Visibilizadas, reconocidas? ¿Cómo te sientes tu?
Pero no todo está perdido y María Herrera Páramo nos tira, en medio de una plática larga y rica: “El covid nos alejó pero también nos acercó y es el momento de no olvidar que hay redes de almas que pueden apoyar a otras mujeres y que siempre van a estar ahí”, y lo sentimos como un respiro ¿Es posible ser tan sororas como para conectar en pandemia y salir adelante siempre? Yo miro el vaso medio lleno y pienso que sí.
En esta entrevista con María, titular de la Secretaría de la Mujeres de Yucatán (Semujeres), hay de todo y para todxs. La funcionaria platica de ella, de su vida, de ser mujer, del amor propio, de mandatos sociales, de nuevos movimientos feministas, de hombres y de mucha red de ayuda para salir adelante. Si no la conocías, esta es una gran oportunidad y si ya sabías quién era, te enterarás de más cosas. No te lo pierdas:
Defínete en pocas palabras, como si fuera un tweet
Soy una mujer congruente, generosa y explosiva.
¿Qué mujer marcó tu vida y por qué?
Pregunta compleja porque fueron muchas… Pero la fundamental fue mi abuela paterna Carolina Herrera, a quien no conocí. Todo el mundo me decía que me parecía a ella por su carácter rupturista. Me decían: “Estás igualita a tu abuela…” y yo siempre sentí que hay un vínculo con ella, aunque no la llegué a conocer.
Estamos en vísperas de una fecha muy especial, el Día Internacional de la Mujer. Comparte con nosotros un recuerdo de un 8 de marzo que tengas en tu memoria, que recuerdes ahora por lo que sea, por su intensidad, por algo personal, por sororo…
Soy de CDMX pero vivo en Yucatán hace 31 años. En CDMX siempre se hicieron marchas para el 8 de marzo y recuerdo una –no sé si era en el Zócalo o marchábamos hacia el Zócalo- en la que yo era adolescente, estaría en la prepa. Recuerdo el vigor con el que íbamos marchando y hablando de los derechos de las mujeres, me viene al recuerdo ese ruido que hacen las almas cuando están juntas y no se me borra de la memoria. Incluso recuerdo hasta cómo estaba vestida y era una época en que no se usaba el morado como símbolo de las mujeres. Marchaban mujeres con sus hijas pequeñas, con pancartas escritas en cartulina…. Me quedó grabado para siempre en mi recuerdo.
¿Qúe es para María ser feminista?
Uffff… Para mi ser feminista es construir relaciones honestas entre mujeres, hablarnos honestamente sobre qué sentimos las unas de las otras y que nos identifiquemos claramente en lo que implica la desigualdad de género. Es una construcción permanente que inicia con querer serlo, con mirar que el ser feminista no es decirlo nada más, no es un lugar común. Para mí la sororidad se construye a partir de la honestidad, que podamos hablar, que el ser sorora no es permitirle a otra mujer que violente las cosas, que estar en el patriarcado inmersas nos convierte también en seres que violentamos a otras mujeres. Ser feminista significa poder decirle a la otra: “Esto que estás haciendo es un ejercicio de poder patriarcal” y poder desmontarlo juntas. Ser feminista es construir desde la sabiduría que te lleva a entender que tú no puedes cambiar nada sola, pero sí tu interior y tu relación con otras mujeres. Es todo un cambio que empieza por una. Pasé muchos años creyendo que yo era la persona más comprometida con el feminismo y me fui dando cuenta que me autodesprecié mucho y hoy trabajo más en mis miedos, carencias y fortalezas. Hay mujeres que no estudiaron nada sobre género, pero tienen años trabajando su capacidad de fuerza y solidaridad con las mujeres y eso es admirable.
¿Es una construcción diaria el feminismo entonces? ¿Cómo se comparte?
Es difícil cuando la violencia aumenta y es una construcción no sólo diaria, sino permanente para tener la convicción de que la guerra no la hacen las mujeres, la siguen haciendo los hombres y que también ser feminista es mirar al otro, a los hombres, como parte de la solución en este mundo lleno de guerra y ellos también tienen que empezar por ellos mismos. Los hombres son muy solitarios y reducidos para determinadas cosas y también necesitan tener amigos y redes para hablar de sus miedos, debilidades y para hacerse responsables de sus violencias. Cada vez tiene que haber más hombres que se hagan responsable de su violencia y ese es parte del camino del feminismo: Caminar a una vida con paz, igualdad y mayor equilibrio para construir redes grandotas y chiquitas y sobre todo humanas.
¿Qué implica ser mujer en México?
Sigue siendo una ardua tarea de sobrevivencia y seguimos en esa lógica fuerte, aunque haya mujeres que hayan roto techos de cristal. Cada vez vamos ganando más espacios, pero tampoco podemos omitir la triple jornada, tanto en el espacio público como en el privado. Y eso sobre todo se ha visualizado en pandemia: con mujeres que trabajan fuera y dentro de casa, cuidan hijos, enseñan, cuidan adultos mayores…
¿Cuáles te parecen que son los mandatos que más nos pesan como mujeres hoy día?
El que más nos rompe como mujeres es el del mito del amor romántico, la necesidad de tener a un hombre a tu lado, de sentirte completa si te mira o te ama el otro, porque sino hay una depresión profunda. Y esto lo ves en adolescentes y hasta en mujeres que tienen doctorados y están en las luchas feministas. Yo así pensaba antes, que no valía nada si no me miraba un hombre y cuando ahora veo a gente cercana a mí en esa situación, me resulta muy doloroso. Otro mandato que acaba con la estima de las mujeres es el de ser madres, pero prefiero que lo hablemos en mayo… El tercero es el mandato de ser “buena”, al estilo judeo cristiano. Significa que no puedes tener ataques de pánico, ni miedo, ni neurosis, ni puedes gritar… Tienes que aguantar y ser buena, bonita, barata e inteligente, sin ser dramática ni gritona. Y ahí vamos, queriendo ser buenas para que no nos dejen de querer y seamos aceptadas. Y sobre este mandato se construyen todas las desigualdades, situaciones de impunidad y triples jornadas de trabajo. Debemos desprendernos de este mandato judeo cristiano y cambiarlo por no castigarnos tanto.
¿Qué te parece fundamental que se cuestiona hoy día la mujer y que no lo hacía antes?
Las nuevas generaciones cuestionan mucho el mandato de ser madre o de ser virgen. Lamentablemente ahí se mezcla con otras cosas, en aras de un pensamiento libertario y no miramos si nos ponemos en riesgo o es poco consciente. Aparece la pregunta ¿Por qué yo no puedo hacer tal cosa? Y no es un cuestionamiento moral, sino de cuidado y protección. Me parece que el mandato de ser madre se cuestiona muchísimo en las nuevas generaciones y lamentablemente viene pegado al amor romántico y embarazos adolescentes y eso nos atañe de manera brutal en toda América Latina.
¿Cómo ves como mujer la lucha feminista de las nuevas generaciones?
Me genera confusión, contradicción y dolor. Y al mismo tiempo admiración. Siento que me cuesta mucho trabajo por un lado entender estas formas de manifestación de las nuevas generaciones porque trabajo mucho por la paz, he sido una mujer con mucha ansiedad y busco transformar los conflictos, en mí y hasta en mi espacio de trabajo. Por eso me sobresalta esta forma de rabia de las nuevas generaciones, aunque la comprendo absolutamente. Quizás están aglutinando la rabia de todas las mujeres que hemos estado en la lucha y que no tuvimos esas formas. Quizás están mirando más violencias con sus amigas, madres y con ellas mismas. Y la rabia se comprende y no podemos omitirla y esa forma de manifestación es un síntoma que no podemos soslayar como sociedad. Ni el mejor gobierno del mundo puede acabar con esta forma de violencia y se debe hacer una colectividad, una red social que contribuya a solucionar este problema. Claro que los gobiernos deben estar ahí también.
¿Cómo te sientes como funcionaria al respecto?
Yo me estremezo y siento quebrantada la dignidad de las mujeres, pero me gustaría que no fuéramos las instituciones públicas las enemigas de las nuevas generaciones porque eso es grave y me da mucha tristeza. Hay un descontento con el feminismo institucional brutal y eso desanima. Nosotros hacemos todo lo que está a nuestro alcance para que las mujeres tengan mejores posiciones y en mí siempre encontrarán una escucha y mis puertas siempre están abiertas. La violencia está siempre y no puede ser que la repitamos. Yo no violento un acercamiento, pero abro mis puertas para las que se quieran acercar.
Hablemos de este 8 de marzo, de este Día Internacional de la Mujer. Si tuvieras hoy que poner por encima de todo un tema para tratar, urgente ¿Cuál sería?
Si tuviera que posicionar un tema a partir de este trastorno humanitario que vivimos por el covid es el de cómo vamos a construir redes de apoyo entre mujeres. Las economías de las mujeres están tronadas y es fundamental mirar cómo vamos a hacer alianzas estratégicas entre nosotras para salir adelante. Con la pandemia hay un replanteamiento de la vida de la humanidad y yo pondría por delante la autonomía económica apoyándonos mutualmente en redes. El covid nos alejó pero también nos acercó y es el momento de no olvidar que hay redes de almas que pueden apoyar a otras mujeres y que siempre van a estar ahí.
Desde Semujeres: Cuéntanos sobre acciones que sirvieron en pandemia
Tengo muchísimas… Y antes que nada quiero destacar el trabajo de capacitación constante del equipo de Semujeres, sobre todo en pandemia. Aclaremos que Semujeres no es sólo un centro de atención grandote de violencia contra las mujeres. La secretaría tiene una estructura mucho más grande con programas de igualdad de género, coordina acciones sobre prevención de embarazos en adolescentes y cuenta con centros de desarrollo para las mujeres. Entre los logros de la pandemia, logramos capacitar en 2020 a 200 universitarios (en 2019 habían sido 89) para darles formación en cursos a adolescentes de secundaria y prepa en todo Yucatán. El programa se llama “Juventudes en Acción para la Prevención de Embarazos Adolescentes” y ya arrancamos a brindar los cursos en febrero pasado, por ahora vía Zoom. Los hacemos junto con la asociación civil Iepa ac (Investigación y Educación Popular Autogestiva). Esta es la segunda versión del programa y en pandemia.
¿En qué cambiaron las acciones por el confinamiento en cuanto a temas como violencia de género?
Nunca paramos por la pandemia y seguimos dando atención en los 14 centros de atención a la violencia que hay en Yucatán y en los 15 municipios que tienen Centros de Desarrollo. Trabajamos más con guardias, pero la atención nunca cesó ni ningún lugar estuvo cerrado completamente. Se activaron más las llamadas, las redes sociales y los correos electrónicos y siempre estuvimos vinculados con todas las titulares de las instancias municipales de las mujeres y trabajamos en equipo con el Instituto de la Mujer, también.
Danos un ejemplo de atención
Una mujer de Homún llama al 089 porque su vecina sufre situaciones de violencia reiteradas y teme por su vida. El 089 nos habla y canalizamos al Centro de Atención de Homún para que visiten rápidamente a la persona y se le dé seguimiento al caso. Ahí se analiza si es necesario el traslado a un refugio, por ejemplo (hay dos en Yucatán) o se contacta con la red familiar de la persona que vive violencia para ver si pueden ayudarla.
Otra ruta es cuando aparece un inbox de una mujer que pide auxilio a través del Facebook de Semujeres, por ejemplo. Si vive en Tekax, hacemos el contacto con el centro del lugar y también se las puede apoyar con el programa “Renta Segura” para que tenga un hogar.
Ante otra situación de violencia extrema, si la canalización del caso viene a través del Centro de Justicia para las Mujeres, ellos cuentan con un refugio temporal de 72 horas hasta que logremos la canalización a otro lugar.
¿Siempre hay una solución para estas mujeres, María?
Siempre depende mucho de lo que la mujer quiera. Puede contactarse con nosotros por una situación de auxilio y luego no continuar con la canalización que le ofrecemos. Desde Semujeres siempre le vamos a brindar una solución y la vamos a apoyar. Buscamos como sea que se encuentre segura y lejos de la situación de violencia. Canalizamos a nuestros refugios, vemos en otros lugares de tránsito o ayudamos para formar una red de apoyo familiar. Siempre se puede solucionar.
¿De qué se trata el programa Acciones Emergentes para el acceso a las mujeres a sus derechos en municipios?
Surgió en una reunión de comisión de Violencia de Género de la Secretaría General de Gobierno y de allí se hizo una vinculación municipal para tratar específicamente los derechos de las mujeres ahora, en situación emergente de pandemia. 15 municipios se comprometieron a colaborar en afianzar esta estrategia en pandemia y desde Semujeres ya los estamos visitando para ver cómo están sus protocolos de atención a mujeres, apoyarlos con capacitaciones y coordinación y brindándoles herramientas para las rutas de atención, sobre todo en pandemia. Ya fuimos a Ticul y seguimos visitando cabildos. Estamos armando una gran red para que haya más respuesta ante esta situación emergente.
Dale un mensaje a una chica de 15 años en el marco del Día Internacional de la Mujer
Que vea por su amor propio y que trabaje en sí misma para amarse y amar. Lo que te da la mejor construcción es el amor propio porque te aleja de la vulnerabilidad. Y que si tiene mamá se vea en ella y decida si quiere ser como ella o alguien totalmente distinta.- Cecilia García Olivieri.