Se viene lo peor
Butaca Alta
Por Roberto Acevedo Acosta
Ante el problema del coronavirus para la gente de pantalón largo alrededor del mundo, el primer criterio -por encima de lo deportivo- fue salvaguardar la integridad de la gente y los deportistas.
Esta decisión prácticamente paró el deporte profesional en el mundo. Algo jamás visto en la historia reciente de la humanidad. Los pocos países que se aventuraron a seguir con algunas actividades deportivas -como el caso de México con su Liga Mx- decidieron que fuera a puerta cerrada.
En los Estados Unidos la decisión fue más drástica porque en cuestión de días se detuvo toda actividad deportiva profesional.
Si pensamos en lo inmediato o lo urgente, la decisión fue la correcta pero ya empiezan a surgir los cálculos que dejan ver el daño económico que está generando ésta decisión.
En las ligas profesionales norteamericanas las pérdidas se calculan en millones por cada día que no hay un partido profesional.
En la NBA, los jugadores tienes sus sueldos asegurados bajo contratos pero no así muchos empleados que sus trabajos son eventuales o de medio tiempo y sus ingresos van de la mano con la actividad deportiva. Algunos equipos como los Lakers de Los Ángeles han activado un fondo para apoyar a sus empleados eventuales asegurándoles un ingreso pero ¿Por cuánto tiempo? Porque no hay una fecha de regreso. Se habla de un mes, pero los gobiernos no se atreven a decir cuándo pasará esta crisis sanitaria.
El béisbol profesional americano estaba en pretemporada, misma que suspendió para enviar a los jugadores a sus casas en espera de ver cómo evoluciona la crisis sanitaria, esto para tomar una decisión al respecto, que por lo pronto es el aplazamiento del inicio de la campaña.
Hasta ahora el único deporte profesional en los Estados Unidos que se a “salvado de las perdidas” es el fútbol americano, que se encuentra en su etapa de receso.
Otro golpe, del que aún no se sabe su dimensión de pérdidas, es el deporte colegial en los Estados Unidos, que es una fuente de ingresos importantes para las universidades por los contratos de televisión y las entradas a los eventos.
La NCAA -que es la asociación que agrupa a todo el deporte universitario norteamericano- decidió parar todos los torneos. Aquí estamos hablando de una gama de deportes más amplios ya que a este nivel hay contratos televisivos que cubren natación, atletismo, voleibol, por citar algunos ejemplos.
En Europa la situación no es mejor. El fútbol soccer es por mucho la actividad deportiva de mayor convocatoria en esa parte del mundo, misma que está prácticamente parada. Los eventos deportivos que convocan a miles a los estadios y a millones por televisión están suspendidos.
La Champions League y la Europa League están canceladas hasta nuevo aviso. Hay que esperar el reporte de la UEFA sobre las pérdidas que tienen por los efectos del coronavirus en estos dos torneos que logran una convocatoria muy importante al transmitirse prácticamente en todo el mundo.
En la Serie A del fútbol italiano se estima que las pérdidas por parar la liga oscilan en los mil millones de euros y por esos mismos números andan la liga española y la inglesa.
Por último, hay toda una corriente de opiniones en las redes sociales que dice que el coronavirus es parte de un complot mundial para favorecer a unos países sobre otros. Nada más alejado de la verdad desde mi óptica y les pongo el siguiente ejemplo.
Si la paralización del deporte profesional alrededor del mundo ha sido brutal, en términos económicos por la caída de ingresos y la pérdida de empleos, uno de los sectores que más pérdidas han enfrentado es el mundo de las apuestas legales.
Se estima que son miles de millones de dólares que han perdido las casas de apuestas al no haber actividad alguna. Esto afecta a muchos países que se benefician de los impuestos que se obtiene vía apuestas, por lo tanto no tiene sentido que “algún país haya sembrado” esta enfermedad cuando vemos que todos tienen afectaciones económicas.
Ante este panorama aún no está claro el nivel de afectación pero de qué hay un golpe a la economía deportiva mundial sin duda alguna lo hay.
Y peor aún, no se tiene certeza de cuánto tiempo va llevar su recuperación, ni cómo se va a dar. Se viene lo peor.