“Sé que los voy a llorar mucho cuando los vea”
La gran mayoría no se subió nunca a un avión y tienen miedo, claro… Pero todo se esfuma cuando piensan en sus hijas e hijos, a quienes no ven hace décadas. Entonces, para aminorar el pánico por volar, piensan en los abrazos y besos que se darán cuando se reencuentren. Hoy 166 mamás y papás de 19 municipios de Yucatán están ya listos para emprender vuelo gracias al programa “Cabecitas Blancas”. A miles de kilómetros sus hijos los esperan con los brazos abiertos, entérate:
“Yo sé que cuando uno vuela es como que va en camión, pero también te dicen que se siente como que uno no tiene tripa… Ay, tengo miedo, pero ni modos…”, dice histriónica y feliz María Luisa, quien multiplicará sus brazos como una “mamá pulpo” para abrazar a sus tres hijos varones que hace 22 años que no ve.
Y para cumplir su sueño junto con su esposo Marcelino, partirán de la comisaría Emiliano Zapata de Oxkutzab, irán a Mérida y de allí volarán a San Francisco, Estados Unidos. Y es que gracias al regreso del programa de gobierno “Cabecitas Blancas”, 166 mamás y papás de la tercera edad de 19 municipios de Yucatán tendrán la dicha máxima de volver a abrazar a sus hijas e hijos migrantes, quienes partieron hace más de dos décadas de sus pueblos natales para apostar a una mejor vida en Estados Unidos.
Muchos de ellos están de forma ilegal y por eso no pueden regresar a México a visitar a los suyos, por eso la importancia de este programa, que realiza el Gobierno del Estado a través del Indemaya, con la total colaboración del Consulado de Estados Unidos en Mérida. Todos los trámites son facilitados por los gobiernos de los dos países y los hijos les pagan los viajes y estadías a sus progenitores, quienes estarán en el país vecino entre uno y dos meses.
María Luisa usa un cubrebocas colorido como su voz y se nota que está feliz, radiante y ansiosa. “Ay, estoy feliz, feliz… Estamos tan contentos y ya quiero abrazarlos a los tres y sé que los voy a llorar mucho cuando los vea. Mis hijos se fueron hace 22 años y trabajan de meseros y en cocinas de restaurantes y nos están ayudando, siempre nos envían dinero para vivir”, relata.
Hoy, el gobernador Mauricio Vila Dosal les entregó toda la documentación para que, en pocos días (no especificaron la fecha) viajen estos 166 yucatecos a distintas partes de Estados Unidos. Durante el evento también me encontré con otra María Luisa, una mujer de 76 años originaria también de Oxkutzcab. Pequeñita y de hipil con flores rosa fuerte. María Luisa habla maya y unas pocas palabras en español, así que su hija Candy participó en la plática. Mamá de 12 hijos, vio partir a Estados Unidos a tres mujeres y un varón, en busca de una mejor oportunidad de vida. Y en pocos días y después de un cuarto de siglo, se reencontrará con ellos, que viven en Washington y Oregon.
Chiquitita y con su hipil colorido, María Luisa habla poco y se ríe mucho de los nervios, con una sonrisa que no se la quita nadie. Ella viajará con su esposo Eugenio, de casi 80 años. Mientras su hija Candy nos traduce, se le quiebra la voz y se le escurren lágrimas por debajo del cubrebocas. “Pensamos que este momento no iba a llegar más… Ellos intentaron viajar antes pero no pudieron y ya están grandes. Pero ahora sí llegó el momento…”, dice, con la voz quebrada.
Las historias son todas emocionantes, de superación, ausencias y reencuentros. Estos hijos migrantes son pieza clave también en Yucatán con el envío de remesas, que en el primer trimestre del año ascendió a 84 MDD. Ah y otra novedad… En septiembre vendrá el segundo viaje de Cabecitas Blancas, esta vez con 200 mamás y papás que visitarán a sus hijas e hijos. Qué linda noticia.- Cecilia García Olivieri.