Relato de una maestra que aprende de guerreros de la vida
En la previa del Día del Maestro, Sumario Yucatán platicó con una docente muy especial: su aula es móvil, sus alumnos visten de uniforme batas y pantuflas, tienen muchas ganas de aprender y hasta le enseñan cosas a su maestra. Conoce cómo celebra la vida la docente Ileana Cervera del aula hospitalaria de Oncología Pediátrica del Hospital O’Horán
Ileana Cervera Pacheco no es una maestra común. Empecemos por el aula donde imparte clases: es móvil. La frecuencia de clases se ajusta a las necesidades del alumno, todo depende de cómo se encuentre para tomar la clase. Y si hablamos de los educandos específicamente, ellos no visten uniformes como los chicos que van a escuelas públicas o privadas: usan piyamas o batas y en los pies llevan pantuflas.
Pero el amor y la empatía que esta maestra pone día a día en su chamba, no tiene techo. Porque no es docente de chicos comunes, es una maestra de “guerreros” que, desde los 0 a los 18 años, ponen todo de sí mismos para vencer una situación de salud complicada y hasta incomprendida por muchos: son los niños que padecen cáncer.
Hoy, en la previa del Día del Maestro, Sumario Yucatán se saca el sombrero por maestras como Ileana, con una vocación llena de positivismo y vida que pone día a día (minuto a minuto) lo mejor de sí misma para sacar adelante a estos chicos en el aprendizaje ¿Que si es tarea fácil? Claro que no, pero el futuro de estos guerreros bien amerita el esfuerzo en equipo.
Desde hace una década, esta licenciada en Educación forma parte del programa “Sigamos Aprendiendo en el Hospital”, que se imparte en el área de Oncología Pediátrica del Hospital O’Horán y es coordinada por la SEP y la Secretaría de Salud. Conozcan la experiencia profesional y de vida de Ileana, algo lindo te va a quedar dando vueltas en el corazón:
Defínete en pocas palabras, como en un tweet
Alegre y positiva. Me gusta recordar siempre lo bueno en mi mente y dar lo mejor de mí a los demás.
¿Por qué ser docente en la Escuela Hospitalaria de Oncología Pediátrica?
Hace diez años que me dedico a esto con mucho amor porque es un servicio que requiere de personas con mucha sensibilidad para estar en una acompañamiento -tanto emocional como educativo- en niños con una situación como lo es el cáncer infantil.
¿Cómo es un día en tu vida laboral?
A veces no sabes con qué te encuentras cuando llegas a clase. Cuando hay buenas noticias nos salimos de lo educativo y celebramos la vida, como cuando un guerrero termina su tratamiento, y lo festejamos todos juntos. Otras veces llegas al hospital y te enteras que un pacientito está muy grave o las noticias son aún peores…
Infancia y cáncer ¿Qué aporta la escuela a estas dos palabras tan contradictorias si las ponemos juntas?
El programa se focaliza en que los chicos no se olviden que son niños, de que sus vidas continúan y que no pueden estar aislados del mundo por tener una condición de salud en este momento. Hay que continuar siempre con una vida positiva y una sonrisa, aunque los momentos que viven no sean gratos. Pero la recompensa llegará y esa es mi misión: ayudarlos para que ellos continúen sus estudios, terminen su tratamiento médico y puedan incorporarse sin rezago a la escuela regular.
¿Cuál es el rol de la educación hospitalaria?
Específicamente es evitar el rezago educativo dándole continuidad a los estudios que llevaban en sus escuelas regulares. Y si no están aún en las escuela pero ya les corresponde comenzar la educación básica, hacemos adecuaciones curriculares para que, cuando se incorporen, puedan hacerlo de una manera satisfactoria, adaptándose a los objetivos de los programas de la SEP. Les damos clases a niños de 0 a 18 años. Con los bebés hacemos estimulación temprana y mucho juego y a partir de preescolar empieza la educación básica. En el caso de prepa, los apoyamos con trabajos de investigación que tengan para hacer, por ejemplo, pero los programas completos los vemos hasta secundaria.
Para la muerte no hay eufemismos y para los chicos tampoco: las cosas son blancas o negras, sin grises. Desde tu visión como maestra que convive con ellos ¿Cómo viven sus tratamientos y cómo se aborda con ellos el tema de la muerte?
En mi caso particular, como maestra siempre les pido que mantengan una actitud positiva y que crean en los tratamientos médicos porque el estado anímico es lo más importante en estos casos. Con los más chiquitos es fácil trabajar en este sentido, pero con los adolescentes es más complicado porque ya son más conscientes de lo que padecen. Sin embargo nuestro trabajo como docentes en este sentido termina ahí y si detectamos que un niño se siente mal o deprimido o si tiene dudas sobre su tratamiento, los canalizamos con el área de psicología o médica.
¿Qué necesita un niño-alumno con cáncer?
Mucha compresión y explicaciones. Y posteriormente, en la medida en que se vaya adaptando a su nueva vida, los motivamos para que sigan estudiando. Nuestro trabajo es apapacharlos, jugar con ellos y así les vamos explicando en qué consiste el tema del aula hospitalaria. Les contamos que este programa es para que lo aprovechen para que, cuando se curen, puedan seguir estudiando como lo hacían antes.
¿Qué es lo más lindo y lo más difícil de tu trabajo?
En mi trabajo como docente lo más lindo es cuando logran leer y te dan las gracias… O te escriben una cartita para agradecerte, eso me llena de orgullo. Verlos salir adelante con el tratamiento y que tengan el alta médica es de lo mejor que vivo en mi trabajo. Lo más difícil es la muerte.
¿Cómo te sobrepones a la muerte de un alumno?
Nos apoyamos con cursos de psicología y tanatología para tener herramientas para lidiar con los duelos y poder ayudar también a las familias.
¿Qué necesita un docente hospitalario?
Mucha sensibilidad y amor al prójimo y un compromiso muy fuerte con la educación y la parte humanitaria. Puede venir la maestra más preparada y con más conocimientos en su formación, pero si es una persona sin tacto, en este ámbito no funciona porque es muy distinto a la educación regular. Aquí ningún maestro levanta la voz y la paciencia y el temple está ante todo con estos pacientitos.
¿Cuál es tu deseo para el futuro de tu profesión?
Mi deseo más grande es mantener la fortaleza para ayudar en la parte educativa y humana a estos guerreros de quienes aprendo a no darme por vencida ante ninguna situación que se me presente en la vida. Eso me enseñan ellos día a día.- Cecilia García Olivieri.
(Las imágenes publicadas fueron enviadas por la maestra con autorización de los padres).
Los felicito por este interesante artículo. Necesitamos más profesionales con esta sensibilidad y preparación, para un alumno guerrero una maestra guerrera. No debe ser fácil enfrentar situaciones con esta dualidad de emociones. Felicidades con el proyecto. Salud y bienestar a todos
Hermosas palabras, Carlos. Las hacemos extensivas a la maestra Ileana y a sus colegas!!!