Relato de un hombre emocionado: “Cuando ves la pieza se te enchina la piel”
Se los voy a contar como un cuento porque me parece más entretenido. Es más, sugiero que el INAH cambie sus ruedas de prensa informativas dándoles chance a los arqueólogos de que nos compartan la emoción de sus descubrimientos. Porque hoy nos mostraron una pieza hermosa de miles de años atrás descubierta recientemente en Chichén Itzá y el arqueólogo Francisco Pérez nos relata, emocionado, lo que vivió en ese momento
Había una vez un hombre emocionado, hoy lo conocí y es un arqueólogo. Estamos acostumbrados a que estos especialistas de la historia nos cuenten sobre sus descubrimientos, sin embargo rara vez les vemos emociones en el rostro,el cuerpo y corazón. Te cuentan fríamente que tal pieza fue hallada en tal lugar, que data de tantos miles de años, que consta de esto y aquello, que es Patrimonio Nacional y todo eso… Pero ¿Qué les pasa cuando descubren historia, cuando dan un paso más allá para entender más la cultura que nos circunda?
Y su chamba es gigante. Estas mujeres y hombres que se dedican a la arqueología le dan un nuevo sentido a la historia, la alimentan con más información para hacer a México más grande y maduro. Pero si esto es emocionante, parece que mejor que no se note…
Sin embargo hoy Francisco Pérez se emocionó y hasta el recuerdo del hallazgo le “enchinó la piel”, como me contó. En las oficinas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de Yucatán, Francisco dijo presente junto a otros compañeros arqueólogos para contarnos sobre dos piezas que hallaron el 15 de marzo pasado –justo el día de su cumpleaños- en Chichén Itzá. Una es una escultura de Kukulcán y otra -que nos presentaron en vivo y en directo- es un disco de piedra bastante bien conservado con dos participantes del juego de pelota y hasta tiene glifos, algo poco común ya de hallar en Chichén Itzá.
El descubrimiento estuvo a cargo de la arqueóloga Lizbeth Medicutti y trabajó con ella Francisco. Cuando le tocó hablar al arqueólogo nos relató que la pieza –que en la rueda de prensa se mantuvo guardada en una misteriosa caja de cartón hasta el final del evento- fue un hallazgo totalmente “de sorpresa” para todos.
El disco estaba empotrado en la piedra como parte de un elemento distintivo del juego de pelota. Data aproximadamente de fines del 800 a principios del 900 DC. Lo encontraron enterrado boca abajo y esto hizo que se conservaran los relieves de los dibujos y los glifos (símbolo o figura que representa un concepto plasmado en gravuras o pinturas).
Francisco cumplía ese día 57 años y hace más de 30 que es arqueólogo y que trabaja en Chichén Itzá. Oriundo de Veracruz, este hombre de ojos y sonrisa sintonizadas, relata así el hallazgo:
“Habíamos identificado que en esa zona se había derrumbado un edificio y fuimos analizando y haciendo un registro de todo, a medida que se retiraban las capas de tierra. Cuando apareció la pieza pensamos que por su forma era la base de una columna, pero cuando la levantamos y la dimos vuelta vimos sellos y con una brochita la limpiamos… Ahí aparecieron las imágenes: los personajes, la pelota y los glifos”, cuenta, con adrenalina en la voz.
¿Qué sentiste en ese momento cuando viste la pieza? ¿Qué emoción te despertó? Le pregunté.
“No sé como describirlo… Es una mezcla de sorpresa cuando ves la pieza y se te enchina la piel… Y más cuando ves glifos porque es muy raro encontrarlos actualmente en Chichén, aunque los hay, seguro. Descubrirlos es encontrar un fragmento de la historia y esperamos para poder leerlos como una hoja perdida que ya fue hallada”, cuenta, claramente emocionado.
Cuando presentaron la pieza, mencionaron que podía ser roja, porque hallaron restos de pintura. Así que le pregunté a Francisco sobre los colores de los mayas.
“Los glifos tienen pintura, pero se ha ido perdiendo con el tiempo y el desgaste de la pieza expuesta. Sin embargo usamos microscopio para identificar cada detalle y hacer una presentación de la pieza con sus relieves. Sería la primera vez que encontramos policromía y es una nueva oportunidad, sobre todo para identificar un texto”, remarca.
¿Qué hiciste apenas encontraron la pieza?, le pregunté. Y me contestó: “Llamé a mi familia y seres queridos para contarles, fue muy emotivo todo”, concluye.
En un aro de 40 kilos de 32.5 centímetros de diámetro por 9 centímetros de ancho, los dos jugadores de pelota presentan supuestamente una escena de conmemoración y uno de ellos está hablando porque de la boca le sale un viento o aliento. Ahora todas y todos esperamos que descifren qué dicen los gliflos…- Cecilia García Olivieri.
(En la imagen de portada, el arqueólogo Francisco Pérez nos muestra detalles de la pieza hallada. A su lado, Arturo Chab Cárdenas, director del INAH Yucatán, lo escucha con atención).