Primero tú, mamucha
Mínima Sudaca de Domingo
Hoy me desperté en Mérida y me felicitaron por el “Día de la Madre” en Buenos Aires. Es que soy sudaca y materné en dos países: tengo una hija que nació en Yucatán y un hijo que nació en Buenos Aires.
Y más que celebrar la maternidad, hoy siento que es un buen día para destacar otra vez lo compleja que es esta cuestión de ser mamá, de panza o de corazón.
Los hijos no son bendiciones, son responsabilidades que transcienden tiempo y espacio. “Los hijos son radicales en su permanencia”, dijo acertadamente una vez el escritor Juan Sklar, porque en una época donde todo cambia y fluye, ellos siempre están, aunque se mueran o aunque nosotros nos muramos.
Un hijo tiene el poder de inventar una familia (aunque sea de dos) y nosotras tenemos la responsabilidad de velar por ese invento.
Ser mamá es cuidar la vida de otro ser humano y seguir siendo nosotras y ahí siento que está lo más complejo de la maternidad… Porque una cosa no debería eclipsar la otra y porque criar hijos con mamás centradas también en ellas mismas, es lo mejor que podemos enseñarles y es un legado enorme -ya sean niñas o niños- porque estoy segura que los convertirá en personas de bien.
Extraño la maternidad de los hijos chiquitos y vivo alucinada con la maternidad de un hijo adolescente y una hija joven adulta. No es una etapa fácil (me quejé de todas, digamos todo), pero “Ahí vamos”, como dice la canción.
Abrazo fuerte a todas las mamuchas -de acá y de allá- y no nos olvidemos de cuidar primero y con mucho amor nuestro cuerpo, corazón y mente, para cuidar después a nuestros hijos.- Cecilia García Olivieri.
(Gracias a Tute por el cartón).