“Nos vemos la próxima Navidad”
Columna:Viernes Sudaca
Por@laflacadelamor
Con letra enorme, cuadrada y desprolija, pide perdón y regalos, en ese orden. Pide perdón porque dice que este año se portó “Muy mal” (tampoco fue para tanto), y pide regalos porque la carta va dirigida a Papá Noel (o Santa Claus). Se despide con un “Nos vemos la próxima navidad. Firma: Martín” (SIC). Tiene siete años y en unos días, después de Navidad, cumple ocho. Lo miro y todavía no puedo creer lo rápido que crece. Es el menor de mis hijos, su hermana Julia tiene 12 y ya comienza a transitar la adolescencia, así que Martín es también el último resquicio que nos queda de disfrutar una Navidad inocente y adrenalínica, con un Santa Claus que llegará envuelto en misterio para dejar regalos en el arbolito.Releo su carta y veo que se despide hasta la próxima Navidad ¿Será que dentro de un año todavía crea en Santa Claus? No recuerdo exactamente cuándo su hermana Julia dejó de creer, pero todavía la recuerdo acercarse a mí mientras yo lavaba los platos después de cenar con la pregunta: “Mami ¿Papá Noel y los Reyes son vos y papá, no?”. Le respondí que sí y me dijo: “Ah, ya me lo imaginaba”. Y se fue. Cero drama, cero conflicto.
A Martín lo veo más inocentón que a Julia. Hoy día, con sus siete años y sin tantos amigos como cuando vivíamos en Buenos Aires, transita una etapa de juego con Legos, Playmobil y Roblox, su Omnitrix que sólo se lo quita para dormir y bañarse, computadora y algo de consola. También le gusta leer y dibuja muchísimo.
El otro día, estaba en una rueda de prensa, y me di cuenta que traje una libreta de él para tomar nota. Mientras esperaba, me puse a hojearla. En cuestión de minutos reí y me emocioné en reacción en cadena.
Este chiquito loco, flaco y anteojudo había dibujado distintos aspectos de “Ciudad Morsa” (Morsa le dice su hermana desde que lo vio por primera vez, él tenía horas de vida y ella cuatro años). Es un lugar donde, según él, hay sitios como el “Parque Morsa” para jugar, una tienda departamental llamada “Mears” (Sears), la “Juguetimorsa” (juguetería, obvio), el “Museo Morsa”, con el dibujo de una pirámide como la del Louvre pero con un ojo en el medio; “Mubway”, el metro de Ciudad Morsa; “Helados Mursiana” (la versión de Helados Michoacana), Pizzeria “Omnitrix”,“Poli Morsi”, la estación de policía; “Mema, escuela de Puro Juego” (como Cema, su escuela); La Masa (como La Nasa), Hotel Morsidius, con ciento de ventanas y un aeropuerto de nombre “Airomuerto”, no sé porqué.
Los dibujos son de trazos simples, rápidos, con sólo pluma, muy creativos y los voy a guardar de por vida en las casas donde viva y en mi corazón. Porque no sólo tiene la magia de dibujar ciudades, sino que también las vive. Y además tiene el don de convertirse en un alienígena que puede atravesar la lava y el hielo y de pelear contra monstruos espantosos con sólo apretar el botón de su Ominitrix.
Me lo vuelvo a preguntar una y mil veces… ¿Cuándo se nos daña el disco rígido? ¿Cuándo nos entran virus y se nos formatea la imaginación? ¿Por qué no podemos dibujar ciudades, amores y aventuras y vivirlas al mismo tiempo? Ya sé que no podemos atravesar la lava y el fuego, pero sí podemos intentar cosas más chiquitas y sentirnos igual súper poderosos. Vale intentarlo, sin miedo, siempre vale la pena.
No sé que nos deparará el año que viene con la llegada de Santa Claus, si nos quedará un creyente o no. Por ahora hay que clavar la energía en que el pedido a Santa no es el que realmente recibirá y aunque ya le mandé un whatsapp al #maridoyucateco y padre del menor diciéndole “Houston, we have el problem”, sólo recibí del otro lado de la línea escrita un emogi con cara de horror como la del cuadro de Munch acompañado de un “¿Me están jodiendo?”.
Pero todo se solucionará, sin duda. Por ahora, mientras escribo, disfruto de ver a Martín corriendo por la casa, transformado en Materia Gris, jugando a atravesar la lava y el fuego, todo a la vez. Para el año que viene falta mucho.