“Necesito que salga para pagarle a los empleados, la renta, el agua, la luz…”
Si el contagio del coronavirus preocupa, la falta de dinero en el bolsillo para comer puede volver loco a cualquiera. Preocupados, pequeños emprendedores nos cuentan cómo les afecta hoy día la pandemia y la incertidumbre económica. Mientras tanto, los vendedores de naranjas “hacen su agosto”
Como si fuera un monstruo grande que hace sombra, la pandemia nos envuelve. Y no sólo tenemos miedo al contagio del coronavirus, a enfermarnos o a ver sufrir un ser querido. Tenemos miedo también de cómo puede estar nuestro bolsillo si todo esto sigue sin demasiadas certezas.
Hay quienes hoy pueden quedarse en sus casas y hacer “cuarentena” en familia, pero hay quienes no tienen chance de hacerlo. Y no nos referimos en este caso especial a los que tienen trabajos o empleadores que, en relación de dependencia o por las tareas que hagan, tienen que estar sí o sí presentes en sus puestos de trabajo.
En este caso nos referimos a los emprendedores, a los que trabajan en forma independiente, a los dueñas y dueños de esos pequeños comercios o proveedores de servicios que, si no salen a la calle a vender, no comen.
Porque si Aurrerá o Wallmart baja sus ventas, son multinacionales con una solidez tal que no se van a fundir de la noche a la mañana. Pero ¿Qué pasa con el vendedor de mangos en la calle? ¿Con el que vende tacos en la esquina? ¿Con las cocinas económicas de barrio? A ellos fuimos a ver hoy, para ver cómo están viviendo la pandemia.
María Jesús tiene más de 60 años, lleva cofia, tapabocas y usa guantes de látex. Está, como todos los días, detrás del mostrador, cobrando por las tortillas y productos que vende en el molino y tortillería que lleva su nombre, en el fraccionamiento Francisco de Montejo.
“Las ventas están normales, sobre todo las de tortillas. La gente compra como siempre, no ha bajado nada. Y todo lo que es abarrotes -como latería y otros productos para comer o cocinar- se venden con normalidad, no hay hasta el momento compras de pánico”, asegura María Jesús. Ella cree que la gente va a los supermercados grandes a hacer compras para abastecerse por la pandemia, no a una tienda de abarrotes como la de ella.
A menos de una cuadra, Braian Rodríguez atiende la cocina económica “Cocina & Más”. Para este chavo joven y muy proactivo siempre detrás del mostrador, la gente tiene miedo de salir de sus casas hoy día por el coronavirus y para él las ventas han bajado casi un 40%.
“Por un lado la gente hizo sus despensas y prefiere consumir lo que tengan en casa. Y por otro lado no quieren comprar por temor a los contagios. Te doy un ejemplo: hace unos días nuestro repartidor se enfermó y comenzó a usar tapabocas. Lo que tenía no estaba relacionado con el coronavirus, pero empecé a recibir llamados de clientes que me preguntaban por qué el repartidor usaba tapabocas. Estaban realmente preocupados y tuve que tranquilizarlos”, detalla.
Para Braian las ventas bajaron desde hace cuatro o cinco días, sin embargo, en las aplicaciones web como Rappi y Uber, sigue recibiendo pedidos como siempre. “Son clientes que no viven en la zona, muchos trabajan en oficinas o centros comerciales y ellos sí compran”, nos cuenta.
INCERTIDUMBRE PARA PAGAR LAS CUENTAS
Eduardo García es el dueño de una cocina económica que se llama “Cocinando con amor” y está bastante preocupado porque las ventas bajaron un 50%.
“Los comercios pequeños están sintiendo el golpe de la crisis por el coronavirus porque bajaron mucho las ventas. En mi caso, especularía que bajaron un 50%, es mucho… Creo que es por la psicosis que se genera por el covid19. La gente compra víveres para no salir de sus casas y perfieren cocinar y consumir lo propio”, explica.
Y la incertidumbre le preocupa. “No tengo idea de cómo estaremos en 15 días o en un mes. Tampoco podemos paralizarnos de un día para otro, si nos quedamos parados va a ser un desastre total para todo el mundo. La gente no se puede detener, tenemos que hacerle frente a esto como lo hacemos con los desastres naturales”, remarca.
Para Eduardo, el desabasto de productos para cocinar no es un problema. Los proveedores funcionan perfecto y te diría que están hasta más organizados que antes”, indica.
Arturo García es dueño de la taquería “100% al carbón” y está sentado en una mesa con sus empleados, todos comiendo. No hay clientes, a pesar de la hora. El dueño del local nos cuenta que las ventas bajaron un 50% con toda la novedad del coronavirus, tanto en forma personal como entregas a domicilio.
“No hay flujo de gente en la calle y creo que prefieren ahorrar su dinerito porque no saben cómo va a venir la situación. Prefieren quedarse a cocinar en casa”, señala.
Para Arturo, el servicio de proveeduría de productos para su local tampoco es un problema hoy día, pero sí está preocupado por las bajas ventas.
“Creo que esto se puede poner peor, hasta un 70% menos de ventas… Y yo necesito que salga para pagarle a los empleados, pagar la renta, el agua, la luz… El Gobierno debería tomar medias al respecto para apoyar a los comerciantes, como hacen en otros países. Lo que pasa que acá quieren todo para ellos”, dice, con una sonrisa ladeada y socarrona.
A los que parece verlos contentos, son a los chavos que venden naranjas en una esquina de avenidas en Francisco de Montejo. Los vehículos se detienen en cuatro semáforos, y allá van ellos corriendo a ofrecer zumo natural y naranjas en cuestión de segundos.
David nos cuenta que las ventas subieron más del 50% desde el sábado. “Es porque son cítricos y la gente los consume más ahora para reforzar sus defensas. El cambio en las ventas fue notorio desde el sábado y llevan los productos sin problemas. La botella de un litro de zumo natural está a $28 y cada pieza la vendemos a $2,50. Hay que aprovechar la contingencia”, concluye, con una sonrisa, antes de salir corriendo a vender entre los carros.- Cecilia García Olivieri.