“Me siento afortunada de la historia que vivo”
Spoiler Alert: Esta historia emociona y mucho. En la previa del Día de la Madre, entrevistamos a Ana Cristina Góngora, mamá de panza y de corazón. Ella tuvo tres hijas biológicas y una adoptada, aunque afirma que las cuatro nacieron de su corazón y allí viven y vivirán siempre, aunque dos ya no estén en este mundo. Conózcanla, Anacris nos enseña cómo el amor trasciende todo
Hay gente que te cuenta una historia y lo hace de manera tal que no sólo te engancha en seguirla, sino que, como valor agregado, te hace llorar de la emoción. Así es Ana Cristina Góngora Cámara, una mamá que hoy compartió con nosotros un pedacito suyo –maravilloso, con tristeza y llantos pero también lleno de logros y amor, como la vida misma- y hoy nos cuenta cómo es ser mamá biológica y adoptiva.
Anacris tiene cuatro hijas: tres nacieron de su panza y una de su corazón. Y aunque hoy María Fernanda y Luciana ya no están en este mundo, Anacris afirma que las cuatro nacieron de su corazón y ahí están y estarán por siempre.
“La maternidad no la da la sangre. La da el cariño, la constancia, el esfuerzo, el abrazo, el día a día, la alegría que te dan los hijos y las tristezas también, pero siempre son mayores las recompensas”, nos cuenta, mientras nosotros lloramos de emoción al escucharla. Para esta mujer la maternidad es un regalo y “quien logra ser madre toca el cielo”, afirma.
Conózcanla… Y si se emocionan déjense llevar, por lo menos se lo advertimos:
¿Qué es ser mamá?
Lo mejor que me ha pasado en la vida… Siempre quise serlo, desde siempre me han gustado los niños y he tenido el privilegio de ser mamá por parte natural y por adopción y eso no se describe con palabras.
¿Cómo era tu vida ante de la llegada de las hijas?
Muy ajetreada, trabajaba y era ama de casa. Nos casamos con mi esposo Luis Fernando muy jóvenes, así que aprendimos mucho los dos de la convivencia.
¿Sentías la maternidad como un mandato social?
No, totalmente de mi corazón, era algo que yo necesitaba, no porque alguien me lo dijera o me lo impusiera. Busqué ser madre de mis hijas porque quería y lo hice también con un hombre como mi esposo, que quería ser papá.
¿Te parece que existe el mandato social de ser madre?
Puedo creer que sí existe, gracias a Dios menos que antes. Hoy día es una decisión, no una obligación, pero sigue existiendo la pregunta “¿Cuándo vas a ser mamá?” “¿Por qué todavía no eres mamá?” “¿No pudiste tener hijos?”
Tu historia de maternidad es especial… Tuviste tres hijas que nacieron de tu panza y una es adoptada. Cuéntanos cómo pasó
Constanza nació de mi panza y a los tres años quedé embarazada de María Fernanda. Tuve un embarazo perfecto y la bebé nació muy bien. Sin embargo, al día siguiente presentó problemas con la bilirrubina e ictericia, empeoró y a los tres días falleció, fue todo tan repentino. Después de investigar y buscar respuestas, nos enteramos que yo tengo sangre positiva, pero reacciona como negativa en los embarazos y generó anticuerpos al ORH positivo de la sangre de María Fernanda. Todo se desencadenó después de dar a luz y no ocurre en un primer embarazo y nacimiento, como el de Constanza. Los médicos llegaron a la solución, pero ya era demasiado tarde para María Fernanda.
Ya conociendo tu condición y con una solución se embarazaron de nuevo
A los dos años nos embarazamos de Luciana. Venía todo perfecto y al sexto mes de gestación ella presentó grados de ictericia. Los doctores esperaban que fuera prematura para poder hacerle la transfusión, pero Lucianita no lo logró y falleció. Me tuvieron que practicar un aborto.
¿Cómo llegaron a la decisión de adoptar?
Desde María Fernanda yo siempre supe que quería adoptar, era algo que deseaba con el corazón. Después de lo que pasó con ella sentía que Diosito nos quería decir algo, pero mi esposo no estaba convencido de adoptar en ese momento y nos embarazamos de Luciana. Cuando Luciana va al cielo, los dos nos dimos cuenta que todo había pasado por algo… Así que nos decidimos por la adopción y rápidamente nos pusimos en contacto con todas las agencias para meter nuestros papeles. Tocamos puertas por todos lados y se cerraron otras tantas, hasta que hice contacto con Vida y Familia Asociación Civil (VIFAC) y me dijeron que por el momento no había un grupo de adopción abierto.
¿Cómo siguió todo?
Soy muy obstinada cuando quiero algo y mi chamba era buscar a nuestro bebé. Así que tomamos el curso de Prodemefa del DIF y entramos a VIFAC con mi esposo como coordinadores del grupo de adopción, que se abrió finalmente el 5 de octubre de 2017. Así entramos en contacto con otros papás adoptivos y poco a poco comenzaron a llegar los bebés y el 29 de septiembre de 2018 pasó algo maravilloso…
Cuéntanos
Ese día estábamos en Ciudad de México. Nosotros somos muy creyentes y fuimos a visitar a la Virgen de Guadalupe. Ese día le pedí a la Virgen por mi bebé y ese día nació Sofía, pero no lo sabíamos, ni mucho menos que sería nuestra hija. A los 15 días la presidenta de VIFAC nos dio la noticia de que había nacido la bebé y que estaba súper bien… Cuando supe la fecha de su nacimiento –el mismo día que visitamos a la Virgen de Guadalupe- me di cuenta que todo esta era algo MUY GRANDE.
¿Cuándo la conocieron a Sofía y qué sentiste?
Esperamos la ratificación por parte de la madre biológica y el 26 de octubre de 2018 nos la entregaron en la capilla de VIFAC, con toda nuestra familia y amigos presentes. Fue algo precioso… Yo me sentía en el cielo cuando conocimos a Sofía.
¿Qué cambió a partir del momento que las tuviste en tus brazos?
Ay… no sabes… Ya éramos familia… Es increíble la alegría que Sofía inyectó en nosotros desde que llegó a nuestras vidas. Mi hija Constanza volvió a sonreír desde que ella está con nosotros. Mi esposo no tienes una idea de cómo la cuida y la ama… No sentimos para nada una diferencia porque no nació de mi panza y desde que cumplió un año le contamos cómo ella llegó a nuestras vidas para que siempre sepa cuánto la amamos sin conocerla. Además, es igualita a mi esposo… Siento que María Fernanda y Luciana la mandaron desde el cielo a Sofía. Era un plan perfecto, pero había que esperar.
¿Cómo es criar a un hijo que no nació de tu panza?
Es igual, no hay diferencias. Cambio pañales, no di leche materna, pero doy biberón y le enseño la misma metodología que le enseño a Constanza. No hay extra apapacho ni diferencias, todos somos integrantes de la misma familia. Hay que educar a la gente que tiene pensamientos cerrados o retrógrados que la adopción es otra opción de ser padres. Nos sentimos honrados de criar a Sofía y que ella nos haya elegido porque esta familia ha sido bendecida por la adopción.
¿Te parece que eres distinta a otras mamás? ¿Por qué?
No me parece que sea distinta a otras mamás. En todo este proceso descubrí que todas tenemos un camino por recorrer en la maternidad. No me siento diferente, me siento afortunada de la historia que vivo. No siento pesar por mis hijas que se fueron al cielo y soy afortunada de mis cuatro hijas, cada una en su lugar. Siento que experimenté la maternidad de todas las formas que te puedas imaginar y ese es el mejor regalo de la vida.
¿Qué opinas sobre el sistema de adopciones en México?
Hay mucho camino por recorrer y mucho por hacer al respecto. hay tantos niños que necesitan un hogar y el problema es que los tiempos de adopción son largos y tediosos. Hay muchas familias en espera y también siento que muchas parejas no lo luchan lo suficiente, se quedan con el primer “no” y abandonan. Y como cualquier carrera, esta también está llena de obstáculos y hay que brincarlos para llegar a la meta.
Otro tema es que, como papás, tú no elijes qué tipo de hijo vas a tener, si tendrá un retraso o labio leporino, si tardará en caminar o en aprender. Nosotros siempre estuvimos abiertos a recibir al bebé que viniera y eso es algo que muchas veces no existe en los casos de adopción. Por nada en el mundo creo que debe existir ese obstáculo en los papás que adoptan.
Mamá… ¿Se es de panza o de corazón?
Totalmente de corazón. A todas mis hijas las llevo en el corazón. La maternidad no la da la sangre, la da el cariño, la constancia, el esfuerzo, el abrazo, el día a día, la alegría que te dan los hijos y las tristezas también, pero siempre son mayores las recompensas. La maternidad es un regalo, quien logra ser madre toca el cielo.
Danos un mensaje para el Día de la Madre
Quiero felicitar a todas las buenas mamás, porque mamá por haber dado a luz hay muchas, pero buenas madres hay pocas. Nuestro mayor regalo el 10 de mayo no son las flores ni el chocolate, es ver crecer a nuestros hijos, dedicarles tiempo de calidad, reconocer en ellos lo que viste en ti y quitar patrones del pasado para mejorarlos con ellos. Tenemos una gran responsabilidad como mujeres de ser madres y educar a estas futuras generaciones. Mis mayores bendiciones para todas.- Cecilia García Olivieri.