“Me quedo tranquila porque hay descendencia de parteras”
Entre plática sobre métodos anticonceptivos, un muñeco bebé dentro de una bolsa transparente de tela y 100 ojos que miraban atentísimos al médico y lo ametrallaban a preguntas, llegué al nuevo Taller de Partería en el auditorio del Centro de Salud Mérida. En esta ocasión la mayoría de las parteras tradicionales estaban acompañadas por sus aprendices y eso fue emocionante. No te pierdas esta plática con Doña Nico y Carolina, partera y aprendiz en plena sintonía:
Lo primero que vi cuando entré al auditorio del Centro de Salud Mérida fue una imagen gigante de un dispositivo intrauterino proyectado en una pared. El famoso DIU no sólo estaba en la pared, sino también en las manos del médico Gabriel García Salyano quien, con una explicación maravillosamente amena, se dirigía con el DIU en la mano explicando las partes de este método anticonceptivo a 50 mujeres que lo miraban atentísimas, varias de ellas de la tercera edad, vestida con hipil.
Estaba sin duda en el lugar adecuado. Porque estas 50 yucatecas de distintas partes de nuestro estado tienen la titánica, noble e importante misión en la vida de traer bebés al mundo. Son parteras tradicionales que están desde el 15 y hasta el 26 de agosto capacitándose -otra vez, como lo hacen periódicamente- en su Taller de Partería, gracias a la coordinación de la Jurisdicción Sanitaria N° 1 de la Secretaría de Salud del estado, la ONG Alianza Pediátrica Global y el Patronato de Beneficencia Pública de Yucatán.
Porque estas mujeres maravillosas no sólo traen bebés al mundo, también aprenden, se informan e informan sobre planificación familiar. Por eso se capacitan sobre métodos anticonceptivos como el DIU (antes que llegara habían hablado de los condones) y aunque no planifican con la parturienta la vida familiar, se informan para brindar asesoramiento.
Atentísimas, no le sacaban la vista del encima al doctor Gabriel y preguntaban constantemente ¿Es posible que un bebé nazca con un DIU incrustado a la cabeza? Se escuchó. Y Ahí el médico agarró un muñeco bebé, una bolsa de tela transparente que simula la bolsa materna y les mostró que no, que se imposible.
Una de las cosas que más me movilizó de este curso es que la mayoría de las parteras de la tercera edad estaban acompañadas por sus aprendices, mujeres más jóvenes. Por eso, en el receso del taller y antes de que las parteras tomaran una clase de activación física, me acerqué a la mujer de menos edad del auditorio, un poco emocionada con lo que imaginé que iba a escuchar…. Y no me equivoqué.
Se llama Carolina Koyoc Navarro, tiene 29 años y hace dos que empezó a capacitarse con la partera tradicional doña Nico y la acompaña en cada parto desde entonces.
“Soy aprendiz de doña Nico y lo que ya hago ahora es sobar vientres… Mi bisabuela era partera y yo comencé a interesarme en la fotografía de partos hasta que asistí a algunos y la misma doña Nico me invitó a capacitarme porque me vio muy interesada en el tema”, me cuenta Caro.
Mamá de una nené de cuatro años y embarada de cuatro meses, Carolina tuvo a su primera hija por medio de una cesárea y espera que este nuevo bebé pueda nacer a través de un parto natural.
“Quiero tenerlas a todas ellas -refiriéndose a las parteras del taller- cerca de mí, quiero que me soben la barriga… (Se ríe). Es muy padre conocerlas, aprender sobre las técnicas diferentes que usan para traer bebés al mundo. Me apasiona todo lo que aprendo y lo que más me gusta es la forma en que acompañan a las futuras mamás, cómo conectan con ellas antes y después del nacimiento. Esa confianza que generan es lo que más me cautiva y quiero aplicar”, dice Caro.
Y llegó doña Nico (Nicolasa Cen Manrique) a la plática. Los números que nos comparte son sorprendentes: Tiene 72 años, aprendió el oficio de partera desde los 9 años (acompañaba a su abuelita Josefina en los nacimientos), trajo hasta ayer 403 bebés al mundo y ni se le cruza por la cabeza jubilarse. Vive en Komchén y atiende a mamás y bebés en todo Yucatán y hasta en Quintana Roo.
“Ayer estaba aquí en el taller y me llamó una muchacha que se le había roto la fuente y ‘Jala, jala, salí corriendo a verla”, me cuenta.
Para doña Nico tener una aprendiz como Caro es una felicidad. “A esta nueva generación (también la acompaña la joven Katya Castañeda, que no estuvo hoy en el curso) la veo interesada, curiosa y con muchas gasnas de aprender, avanzar y trabajar. Cuando tengo un parto yo les hablo y les digo: ‘Oye ¿vienes? Les mando la ubicación y en unos minutos ya están conmigo, aunque tengan cosas que hacer”, cuenta y Caro la mira con admiración y cariño.
Mucho se habla de que la generación de las antiguas parteras va a desaparecer, pero doña Nico lo desmitifica: “Me quedo tranquila porque hay descendencia de parteras y van a trabajar muy bien todas. Mis dos hijas son parteras y tengo una bisnieta de dos años que ya ve a una embarazada, le toca la barriga y dice ‘bebé, bebé’. Ella también será un orgullo para este oficio”, concluye.- Cecilia García Olivieri.