Manjares del mar celestunense al calor de una mesa compartida
Sin duda un gesto inmenso de cariño de un ser humano hacia otro es hacerle de comer. Y si eso implica preparar alimentos recién salidos del mar de Celestún, con verduras y condimentos de la región y al calor de una familia de pescadores que te invitan a compartir su mesa… Así el gesto se hace tremendamente enorme y uno lo llevará tatuado en el corazón para siempre.
Ayer fuimos a visitar el puerto de Celestún, un lugar con unas playas de mar color esmeralda transparente y unas bellezas naturales que, con su ría, sus manglares y flamencos, te dejan con taquicardia de la emoción, pero también te relajan mente, cuerpo y alma.
La familia Flores Palomino nos recibió en su casa y Liborio, hombre de mar de toda su vida, nos muestra las delicias que sacó de la inmensidad de agua salada y que con su familia nos cocina para compartirnos: postas de pámpano, pámpano en caldo, cazón, langosta y un salpicón de camarón.
Todo al calor de la plática, de décadas de experiencia como pescador, de peligros que vivió en alta mar y que nadie está exento cuando de esta chamba se trata. Las manos de Liborio –trabajadoras, fuertes, curtidas, de piel dura- hablan como su mirada noble y honesta.
Gracias, celestunenses, por recibirnos y ojalá todas y todos puedan vivir la experiencia de comer estas delicias de mar, rodeados de gente maravillosa… Somos afortunados de tener todo esto tan cerca nuestro y si vienes de lejos, eres suertudo de poder vivirlo también.- CGO.
PD: Además de mostrarte ayer la inauguración el Festival de la Veda en Celestún, esta semana que viene te voy a contar sobre la visita a la salinera y un paseo inolvidable por al ría y manglares. No te lo pierdas.