SUMARIO | YUCATÁN

“Lo que más deseo es tener valor para decirle ‘Te dejo y ya'”

La imagen que ilustra esta nota es de una mano extendida que dice “basta” pero también que pide ayuda. En esta entrevista, Paola comparte con nosotros el infierno que vive de violencia de género, que la ha hecho mutar como mujer pero que, pasito a paso, va reconstruyendo para dar el gran paso y decir “te dejo y ya”. En la previa del Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, Paola nos comparte su vida:

Un error grande como una casa es pensar que la violencia de género le pasa a las mujeres que no son inteligentes. Otro grave error es pensar que la viven las débiles, las que no pueden salir de un entorno de maltrato o las que no pueden hablar del tema, las que lo esconden. Hoy conocimos a una mujer maravillosa, inteligente y fuerte que lucha desde hace años para “soltar” el entorno de violencia que la tiene atada y sabemos, sin temor a equivocarnos, que hablarlo o contarlo, la hace más fuerte.

Esta historia no es fácil de narrar, pero fluye gracias a esta mujer. Paola tiene 44 años, un hijo de nueve y se considera, en esencia, una “mujer contenta”. Sin embargo y hace años tiene la sonrisa desdibujada, se siente sola y encerrada. Paola sufre hace años violencia de género por parte de su pareja y no ha logrado salir de esta situación, pero la comparte con nosotros no sólo por ella, sino también para que entendamos qué significa vivirla.

De una niña feliz que siempre se superó en la escuela, recibió becas y premios y terminó una licenciatura mientras trabajaba, Paola se convirtió con los años en una mujer encerrada en su casa, que tuvo que dejar su empleo para criar y cuidar a su hijo. Y la pandemia recrudeció aún más su entorno de violencia: “Ya ni al súper me deja ir. Tengo que hacer una lista de compras y va él”, cuenta.

Hoy lo que más desea en el mundo es independencia emocional y valor y lo dice fuerte, segura, sin miedo. Lo dice por ahora… Ya vendrá, y ojalá que pronto, el momento en que lo concrete.

Defínete en pocas palabras, como si fuera un tweet

Soy una mujer inteligente, empática, me gusta mucho estudiar y estar a la vanguardia. Me gusta evolucionar siempre y adaptarme a los nuevos tiempos.

¿Qué cosas te gustan hacer?

Disfruto mucho leer y escuchar música.

¿Qué cosas dejaste de hacer desde que vives violencia de género por parte de tu pareja?

Deje de trabajar y fue una exigencia por parte de la otra persona. Eso es una de las cosas que más me han dolido. Hace ya más de 10 años que no trabajo.

¿Cómo eras antes de vivir violencia de género y cómo sientes que eres ahora?

Antes era arriesgada, positiva y soñadora. Esas tres cosas me definen. Ahora me siento más realista. Alegre siempre soy, pero antes era más divertida. Me considero una mujer moderna, pero eso mismo me ha causado mucho conflicto de pareja porque él tiene ideas como más chapadas a la antigua, no se adapta a estos tiempos de tantos cambios. Ahora también me siento muy limitada en todos los aspectos y un ejemplo es el poder económico que perdí desde que no trabajo y que te da libertad en todo. Ser dependiente económica y en pandemia es terrible porque él hace su vida normal y mi hijo y yo no, no salimos de la casa. Para mi el confinamiento de la pandemia es tremendo porque me terminó de cerrar y de encerrar y ahora no me deja ni ir al súper. Y si quiero ir a algún lado, me dice que puedo llevar el virus o traerlo, cuando ni salgo de la casa. Sufro mucha manipulación y violencia psicológica.

¿Qué es para ti la maternidad?

¿Sinceramente? Es una cárcel, porque me mudé a Mérida cuando mi hijo era bebé y no conocía a nadie y aunque quería retomar mi trabajo, él me dijo que no podía hacerlo. “Si el niño se enferma, tú tendrás que ver como lo cuidas porque conmigo no cuentas”, me decía. Y si necesitaba dejarle al bebé porque tenía que salir, él no llegaba, se le hacía tarde o le surgía algo. Ha sido todo muy difícil, aunque ahora disfruto más de la maternidad porque mi hijo es más grande y siento que lo que estoy viviendo es pasajero.

¿Cómo veías o qué sabías de la violencia de género hace años, cuando eras adolescente o antes de tener pareja?

Pesaba que la violencia de género era solamente que te golpearan o te gritaran y la veía muy lejos de mí, nunca pensé que la iba a vivir. Yo me creía una persona muy inteligente, me creía muy segura de mi misma, que podía hacer las cosas… Y cuando empecé a vivirla no sabía que era violencia de género.

¿Conocías a alguna mujer víctima de violencia de género antes de que te pase a ti? ¿Qué pensabas de la situación?

A mi mamá, quien se separó de mi papá cuando yo tenía 13 años. Yo pensaba que ella sufría mucho y estaba segura que a mí nunca me iba a pasar. Mi mamá estudió hasta cuarto grado de primaria y yo creía que ella era víctima de violencia por eso, por falta de preparación. Yo estudié, terminé una licenciatura, me preparé y siempre tuve en mente evolucionar para que no me pase lo mismo. Pero me pasó…

¿Te costó reconocer a tu esposo como un maltratador? 

Todavía me cuesta y pienso a veces que estoy loca y que él tiene razón. Hago terapia pero todavía hay mucha negación de mi parte y lo justifico, digo que él tiene miedo, que es ansioso, que así lo educaron… Trato de justificar su comportamiento.

Alguien que te quiere ¿Te puede pegar?

Alguien que te quiere no te puede hacer daño y te tiene que dejar libre para que tú tomes tus decisiones, aunque él no las comparta o no les gusten. Debes sentirte en paz cuando estás con esa persona porque te acepta tal cual eres y no tienes que fingir ser otra u otro cuando están juntos.

¿Qué sentiste cuando te pegó por primera vez?

Mucha frustración, rabia y vergüenza de cómo me iba a pasar a mí esto. No podía creerlo y sentía sobre todo vergüenza de compartirlo.

¿Alguien de tu entorno notó un cambio en ti?

Mucha gente no ha notado ningún cambio en mi vida y sí lo platico con amigas pero con pocas porque me da vergüenza compartirlo, prefiero ocultarlo. Sigo sin creer que esto me pueda pasar a mí… Es muy difícil vivir esta situación y aceptar lo que te está pasando.

¿El maltrato psicológico es tan nocivo como el maltrato físico? ¿Por qué?

Creo que sí porque te quedas. El maltrato psicológico me atormenta, me hace pensar que soy mala y que no puedo ser como los demás. Pienso que no puedo cuestionarme las cosas y que sólo debo obedecer y ser como los demás para encajar. Llegas a pensar que así serías más feliz, cuando mi esencia es salirme del molde, evolucionar y ser diferente.

¿Lo quieres?

Yo creo que no. Recuerdo la frase de un libro de Carlos Ruiz Zafón que dice algo así como: “Si te preguntan si lo quieres y lo piensas, es porque no lo quieres”. Yo ya no pienso en un amor romántico, sino más bien de ser humano y la verdad es que me aferro mucho a los recuerdos. Tengo apego con él y eso es parte de una relación muy tóxica.

¿A qué le tienes miedo?

Le tengo miedo a la soledad y al qué dirán. Siempre me criticaron mucho en mi familia porque no les gustaba que estudiara y sobresaliera, sobre todo a mi madre. Yo quería ser independiente y eso tampoco les gustaba. Lo único que creo que hice bien para ellos fue casarme de blanco y por iglesia. También tengo miedo de no lograr independencia económica y a vivir sola con mi hijo. Pero a lo que más le temo ahora es a seguir así, sin tomar una decisión de terminar con la violencia.

¿Puedes salirte de la casa?

Si puedo, pero lo tengo miedo a él, a que me quite el niño, a que me acuse de loca porque hago terapia, porque para él ir a un psicólogo es de locos. Tengo miedo que me acuse y me ataque por ese lado, que me diga que no estoy apta para quedarme con mi hijo.

¿Tienes miedo a que la violencia pueda terminar de una forma fatal?

No sé, creo que no porque ya no digo nada. Estoy en un momento de mi vida en que no lo contradigo en nada, no discuto porque ya no vale la pena. Le digo que sí a todo y le doy su avión.

¿Qué pasa cuando hay hijos, cuando ellos también viven la violencia de los papás?

Ellos se dan cuenta de todo… Cuando mi hijo era chiquito nos decía “Dejen de pelear”. Ahora que está más grande, si discutimos, él empieza a hablar de otra cosa, cambia de tema. Sin embargo, si el papá me acusa de algo, mi hijo ahora lo enfrenta y le dice “No tienes que acusar a mi mamá, no tienes porqué decirle nada a ella”. Y si me ve llorando, me dice “No le hagas caso, ya sabes cómo es”. Yo empecé a hablar con él de que un día nos vamos a ir a otra casa los dos y le me dice que sí, lo toma como algo normal.

¿Qué deseas para tu vida?

Lo que más deseo es tener independencia emocional y valor para decirle “Te dejo y ya”. Eso es lo que más necesito, tener valor.

¿Cómo sientes que se te puede ayudar?

Siento que me ayudan cuando me creen. Porque me pasa que cuento lo que me ocurre y muchas personas lo minimizan y te dicen “Así pasa, así es el matrimonio” o te salen con “No lo puedo creer de él, tan correcto y amable que es…” Estar en espacios seguros y comprensivos en donde no te juzguen es lo que me ayuda y me hace sentir que no estoy equivocada. También quiero ver a una abogada y tengo muchas preguntas para hacerle, pero en una primera entrevista me pasó que me dio vergüenza contar situaciones de violencia que vivía porque son de lo más absurdas. Hoy por hoy no tengo nada a mi nombre y él tampoco quiere hacer un testamento y el seguro de vida que tiene lo puso a nombre de su mamá y de su hermana, no de su hijo. Eso me dolió muchísimo y es violencia también.

Danos un mensaje

Para quien lea esto, yo creo que para tener convivencia con una pareja debes tener acuerdos no negociables pensando en ti y en tu seguridad y no en “el bien del matrimonio”. Hay que aprender a pensar de a uno, individualmente y hablar con la otra persona para tener objetivos conjuntos y metas pero en acompañamiento. Debes pensar mucho en ti y no sentirte responsable de la otra persona porque tu responsabilidad es hacerte feliz a ti mismo. Ahora me falta dar el paso y lo voy a dar.- Cecilia García Olivieri.

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