“La pandemia no terminó porque estés harto”
Sábado Sudaca
Por @Laflacadelamor
El escenario en Yucatán, México y el mundo entero pinta complicado: A pesar de la aplicación de la vacuna, el nuevo coronavirus circula por nuestras vidas como quiere y cada vez hay nuevas cepas que aparecen aquí y allí, no importa donde vivas. Los confinamientos y restricciones parecen no ser suficientes y la gente está harta ¿Al covid-19 le importa? Claro que no. Científicos de todo el mundo lo afirman una y otra vez: Si no tomamos el toro por las astas nosotros ahorita y seguimos los protocolos para cuidarnos, el caos total será más que inminente.
Nuevas y alarmantes variedades del Sars-Cov-2 aparecen en distintas partes del mundo desde fines del año pasado. Cierres de fronteras, cuarentenas y confinamientos más estrictos, semáforos en rojo en distintas ciudades nos muestran que el nuevo coronavirus avanza a paso firme y constante. La vacuna llegó pero falta mucho para que nos inmunice a todos y aunque expertos afirman que en un futuro lejano el covid-19 será como un simple resfriado, hoy nos cuesta la vida. Y además estamos hartos.
Los especialistas se sorprenden por la velocidad con la que han surgido nuevas variantes significativas del coronavirus, lo que hace más importante la competencia entre lo mejor que tiene el mundo para defenderse —vacunación, confinamientos y distanciamiento social— y un enemigo sumamente agresivo que está en constante cambio.
La nueva variante afecta al Reino Unido y que ya ha sido encontrada en cerca de 45 países –Sí, leíste bien: 45- pero muchos países actúan a ciegas y no tienen idea de cuán grave puede ser el problema. Sin ir más lejos, México no tiene medidas de restricciones con vuelos provenientes del extranjero. El virus entra y sale del país sin siquiera checar pasaporte.
“Es una carrera contra el tiempo”, señaló Marion Koopmans, una viróloga neerlandesa integrante del equipo de trabajo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las adaptaciones del coronavirus, en entrevista con el NYT. “Solo la vacuna no será suficiente para vencer al virus. Llevará años inocular a la cantidad de personas suficientes para limitar su evolución”, afirma la experta.
Mientras tanto ¿Qué nos queda? Ya lo sabemos de memoria pero “del dicho al hecho hay largo trecho”. Nos queda hacer nuestra parte: el distanciamiento social, el uso de cubrebocas y la higiene de manos —junto con muchas pruebas, rastreos y seguimientos de contactos, que dependerá de los gobiernos— podrían darnos tiempo para prevenir los devastadores repuntes de hospitalizaciones y muertes sobre la marcha. Los especialistas afirman que es probable que estas estrategias todavía puedan revertir la propagación del virus.
Los expertos también creen que es mejor que los países se concentren en acelerar la vacunación. Cuanto más tiempo se propague el virus entre las personas que no están vacunadas, pueden acumularse más mutaciones que quizás disminuyan la efectividad de las vacunas. En México hay más de 126 millones de habitantes y la vacuna, que llegó para Navidad, recién esta semana arribó a todos los estados (el martes fue recibida en Yucatán) y acaban de empezar a vacunar al sector salud que atiende covid. La logística la maneja pura y exclusivamente el Gobierno Federal. Falta mucho camino por recorrer para que todos la recibamos y los menores de 16 años ni siquiera son sujetos a vacunación hoy día.
Según un estudio publicado el martes en la revista Science, el coronavirus llegó para quedarse, pero una vez que la mayoría de los adultos sean inmunes (después del contagio natural o la vacunación), los científicos afirman que el virus no será una amenaza más peligrosa que el resfriado común.
Por otro lado, los niños son desafiados de manera constante por patógenos que son nuevos para sus cuerpos, y esa es una de las razones por las que son más “hábiles” que los adultos para defenderse del coronavirus. El estudio sugiere que, con el tiempo, el virus solo será motivo de preocupación en niños menores de cinco años, e incluso en ellos solo provocará simples resfriados, o ningún síntoma en absoluto.
Y ojo a piojo con esto: las vacunas pueden prevenir la enfermedad, pero no necesariamente el contagio y la transmisión. Eso significa que el coronavirus seguirá circulando. “Es poco probable que las vacunas que tenemos en este momento vayan a proporcionar una inmunidad esterilizante”, que es necesaria para prevenir el contagio, afirmó Jennifer Gommerman, inmunóloga de la Universidad de Toronto para El País de España.
En Yucatán y desde Año Nuevo después de una alta movilidad y reuniones, las hospitalizaciones por covid aumentaron un 47% y podemos retroceder a un semáforo rojo, con cierre de actividades no esenciales. En el país y hasta el 31 de este mes, hay 10 estados en semáforo rojo, como estábamos en mayo del año pasado. La nueva cepa del covid ya está en México y hay crisis de capacidad hospitalaria en todos los estados con más índice de contagios.
El panorama es complicado, claramente, pero no incierto. Sabemos qué pasará si no nos cuidamos y cuidamos a los demás. Tenemos esa certeza porque los datos son claros y hasta precisos: Nos lo gritan en la cara.
“La pandemia no terminó porque estés harto”, dice un flyer de una agrupación política de un país sudaca con las que no concuerdo, pero aplaudo esta frase en especial.
Podemos estar hartísimos del confinamiento, de no dar ni recibir abrazos, de extrañar las chelas con los cuates y las carnitas asadas los domingos con la familia numerosa, así como tantas cosas más… Pero por ahora “es lo que hay” y hasta que la mayoría se inmunice con la vacuna, tendremos que vivir así: hartos pero cuidándonos unos a otros. Y, quien sabe, quizás que bajarle unos decibeles al hartazgo nos sirva un chingo y nos cambie la cabeza. Puede fallar, seguro, pero probarlo no nos cuesta nada.