“La igualdad es imposible, pero la equidad sí se puede”
Mientras chavas con las bocas tapadas con pañuelos verdes hicieron una protesta muda ante el pedido de Enrique Graue, rector de la UNAM, de que se quiten los pañuelos y alcen la voz, otros estudiantes de la misma casa de estudios trabajan en asambleas, talleres y pláticas a favor de la equidad de género, sin machismos ni feminismos. Dos caras de la misma moneda:
Durante la Inauguración de la Escuela Nacional de Estudios Superior (ENES) unidad Mérida de la UNAM –ubicada en la carretera Mérida-Tetiz- hoy ocurrieron dos hechos que manifiestan la necesidad de trabajar en la violencia de género: uno fue visible y mudo y el otro no se dejó ver –pero nosotros te lo mostramos- y habla muy bien de los estudiantes hoy día.
Llegamos al evento al que asistió el gobernador Mauricio Vila Dosal, funcionarios y académicos y se contó con la visita también de Enrique Graue Wiechers, rector de la UNAM. En esta flamante casa de estudios se cursan carreras como Desarrollo y Gestión Intercurtural, Desarrollos Ambientales, Manejo Sustentable en Zonas Costeras, Geografía Aplicada y Ciencias de la Tierra. Las instalaciones son funcionales y muy equipadas.
Antes que comenzara el evento, buscamos a algunos estudiantes para platicar sobre qué significa para ellos estudiar en una sede de la UNAM.
“Estudiar en la UNAM es importante todavía y tiene bastante peso porque es pertenecer a una de las universidades más prestigiosas, no sólo de México, sino también del mundo”, opina la estudiante Jeidy. Para ella el nombre de la máxima casa de estudios le da una oportunidad y le abre puertas para emprender en el campo laboral.
También les preguntamos sobre la protesta que hubo hoy en Palacio de Gobierno (en CDMX), donde colectivos feministas y otros manifestantes se reunieron durante la mañanera presidencial para protestar contra la violencia de género en general, en la UNAM y el feminicidio de Ingrid Escamilla ¿Cómo viven ellos esta situación en la misma casa de estudios y desde otro punto del país?
“Se siente ese ambiente y tenemos muchos compañeros estudiantes que escaparon de la situación que se vive en CDMX y ahora están aquí. En la universidad trabajamos mucho en equidad de género en asambleas, pláticas y talleres, lo organizamos todo entre los mismos estudiantes porque es un tema que también nos toca a nosotros”, cuenta Daniel.
“El acoso también pasa en Yucatán pero poco se hace al respecto. Con el #metoomerida se expusieron a las personas, pero no prosperaron las acciones legales y en definitiva no se ha hecho nada, aunque por nuestra parte sigue la lucha”, comentan Alan y Fernanda.
“En las asambleas y pláticas sobre equidad de género que realizamos queremos hacer a un lado la idea machista y feminista. Tratamos de promover la idea de que los genitales no nos definan porque no debemos perder el propósito de la equidad. La igualdad es imposible, pero la equidad sí se puede lograr”, puntualiza Jeydy.
Mientras platicábamos con los estudiantes, llegaron a las instalaciones del ENES un grupo de chavas con las bocas tapadas con pañuelos verdes y otros púrpuras en sus muñecas. Quisimos saber qué vinieron a hacer al evento pero no quisieron hablar ni que las filmemos.
Durante la exposición de los funcionarios, alrededor de 15 de ellas se sentaron en el suelo adelante y permanecieron así, calladas.
El discurso de colofón lo dio el rector Graue Wiechers quien, al final, se dirigió a las chavas manifestantes y les dijo: “Sepan todas las mujeres que estamos con ellas, no es necesario que se cubran la boca, queremos escuchar su voz”. Hubo un aplauso generalizado y, aunque pensamos que alguna de las manifestantes aprovecharía el momento para hablar, ninguna de ellas lo hizo. Permanecieron en manifestación muda.
Más tarde el mismo Graue Wiechers dijo que el grupo de chavas le entregó un petitorio pero no detalló de qué se trata. El rector comentó que en la UNAM existe desde 2016 el Protocolo contra la Violencia de Género y, desde entonces, ya se realizaron 1,000 denuncias de acoso y abuso sexual, hay 50 profesores y “otro tanto” de trabajadores despedidos y alrededor de 40 estudiantes.
El número, con casi cuatro años de vigencia, nos pareció bajo y se lo manifestamos. “Es cierto, seguramente hay muchos más casos pero denuncias fueron 1,000 y son las que más cuestan. Necesitamos que las mujeres denuncien más”, concluyó.- Cecilia García Olivieri.
(En la foto de portada, arriba los estudiantes Daniel, Fernanda, Yeidy (perdón si está mal escrito tu nombre) y Alan. Debajo, las manifestantes con pañuelos verdes. No nos dieron sus nombres).