Kin Maya, entre el flow, el talento y el amor propio
Si algo tiene en claro el rapero, trapero e intérprete de música urbana Kin Maya es que si no te quieres a tí mismo, no llegarás muy lejos en la vida. Por eso, con altas dosis de amor propio, el músico marca su propio estilo en la escena yucateca y en breve estrena disco, entérate
Cuando relampaguea, los argentinos dicen que Dios les está tomando fotos. Kin Maya no es sudaca, es bien yucateco, pero tiene un amor propio que trasciende fronteras y, escucharlo, hace bien. Porque tiene un estilo personal para cantar muy propio –estilo Kin Maya, dice él, sin ruborizarse-, porque sabe dónde está parado, tiene claras las cosas y, sobre todo, sabe a ciencia cierta que sin amor propio no se llega a ningún lado.
Y hoy, el “Sol Maya”, el “Lobo Feroz”, el que “Nació ganador” está doblemente feliz. Porque consiguió su plaza como camillero de la Unidad Médica de Alta Especialidad de la T1 (en breve arrancará también la carrera de radiólogo especializado en tomografías) y porque, en pocos días, sale su primer disco de música urbana “El Consentido”. Hoy a Adrián Tuyub Maya, alias “Kin Maya”, le sobran los motivos para festejar.
Y con él platicamos en este día tan especial. Desde hace tres años puso parte de su energía para hacer música urbana (trabaja con otros creativos bajo el sello discográfico La Yucatrampa) y el disco “El Consentido” ya está casi listo para dejarse escuchar a partir del 6 de septiembre. Kin Maya le pone todo el flow y el color a lo que hace y eso se nota, trasciende, se mueve en ascenso. Tiene 25 años y sabe que el techo se lo pone uno solito. No es su caso, claramente, porque él no tiene techo. Conózcanlo, la plática se puso bien sabrosa.
Si alguien habla de Kin Maya ¿Cómo te parece que lo presenta?
Como un chico original que intenta meter un buen tipo de música urbana, diferente a lo que se escucha hoy en día mi ciudad.
Ahora defínete en pocas palabras, como si fuera un tweet
Soy un chico extrovertido, aventado, decididos y sobre todo seguro.
Además del flow ¿Qué más abunda en tu barrio? ¿Cómo es el lugar donde vives?
Vivo en la colonia Canto y es un barrio con gente de clase media, donde hay mucha policía y también ya se ve la nueva generación de chavos que está haciendo lo suyo. Es chido llegar al parque y que personas que no conoces -de entre 13 y 17 años- vengan y me digan “Oye, eres Kin Maya”… Yo no me siento famoso, sólo expreso lo que soy y nunca pensé que iba a llegar a oídos de alguien más y me emociona que me reconozcan en la calle por hacer algo que es mi hobby, cantar. Eso es súper padre.
El respeto en la calle ¿Cómo se gana?
Haciendo las cosas bien y no faltando el respeto al prójimo. La gente que me conoce sabe cómo hago las cosas y por eso digo que el respeto se gana. Es esencial en la vida para que te vaya bien.
Parafraseándote: Eres el “sol maya”, el “fucking Rambo”, naciste ganador, “la suerte ya te miró”, “Eres el mejor”, “Buen raper y no te importa no salir en el flyer… ¿De dónde viene tanto amor propio?
Del nacer, del vivir, del despertar un día más, de ser único. No es una pose, es totalmente auténtico lo que digo. Hay una frase que dice que “El henequén se cultiva solo” y si yo no me lo digo a mí mismo ¿Quién me lo va a decir? Está en mí hacerlo todo, creer en mí. Si crees en ti y tienes fe en lo que haces, vas a lograrlo todo.
¿Siempre pensaste así?
No, no siempre. Antes no me quería, sufrí mucho bullying hasta que un día dije “Hasta aquí”. Y ahí empecé a preguntarme quién soy y me cayó el 20 y el cambio fue radical. Tenía como 17 años y me pregunté porqué la gente que salía en la tele era famosa y porqué un escritor lograba vender tantos libros, por ejemplo. Y siempre hay respuestas: porque supieron saber quiénes son y qué sienten. Ahí empecé a ver desde cómo me vestía hasta cómo caminaba. Pasé por muchas etapas y no me siento encasillado en ningún género, soy libre y siento que hay que abrirse así a la vida, que se multicolor.
¿Haces trap? ¿Qué es el trap?
No hago un género en especial. Interpreto mi vida en melodías y lo que me gusta es a lo que le meto. Se puede decir que hago el género “urbano” o “Kin Maya” y me gusta el trap por los sonidos, la forma en que te mueve y los ritmos que cambian.
¿Qué perros te ladran? ¿Y quién te mira “con cara de fuck”?
Hay muchos perros que me ladran y un par me han intentado morder y ahí andamos, defendiéndonos. Así es el tema del business y la envidia en el ambiente. A mí me resbala y qué chido que les moleste porque se ve que estoy haciendo las cosas. Su envidia alimenta mi ego.
¿Como ves hoy día la escena del hip hop yucateco y en qué lugar te sientes que estás?
El estilo Kin Maya está dentro de lo urbano y al ambiente lo veo muy turbio, hay mucho “hate”, no hay unión y todos quieren ser mejor que todos. Pero no se dan cuenta que podemos mejorar juntos, sin tirarnos piedras. Mérida es pueblo chico, infierno grande y si ven que le metes a un proyecto, ya están hablando de uno, que quieres aparentar y yo no quiero aparentar nada, sólo hago lo mío por gusto y no me fijo en los demás. Definitivamente debería haber más unión.
Háblanos de “El Consentido” ¿A qué le cantas?
Le canto a lo que quiero hacer. “El Consentido” soy yo y el nombre del disco lo puse por mis abuelos Vicenta y Noé, quienes fallecieron con dos meses de diferencia este año. Ellos me crecieron y me educaron mientras mis padres trabajaban y yo era su consentido. Hay una canción que se llama “Sin Lada” que se la dedico a ellos. Otras rolas del disco hablan de las cosas que logré, de lo que tengo, le canto a mi barrio siempre, al amor y a pasarla bien. Soy un chico cool y fresco. Este es mi primer disco y tiene 11 tracks. Saldrá el 6 de septiembre en las plataformas de Spotify, Youtube, Apple Store, Soundcloud…. También sacaré unas copias en físico, todas piezas únicas.
¿Cómo te ves en 10 años?
Uff, no sé qué pasará mañana, por eso trato de plasmarlo todo con la música. De lo que sí estoy seguro es que en 10 años voy a tener mi casa propia, mi carro, mi familia y voy a estar muy bien, voy a vivir chido y no me va a faltar nada. Listo.- Cecilia García Olivieri.