Jazz libre en el Mérida Fest, al calor de 18 grados para arder de gusto por la música
Libre, espontáneo, innovador, de fusión, movilizador y un poco de ciencia ficción fue el jazz que nos compartió hoy Conejo Eléctrico y los Brass Funkers, que se unieron en sexteto para hacernos vibrar en el marco del Mérida Fest. En una noche despejada, 18 acogedores grados nos envolvieron en el Parque Santa Lucía y fue la temperatura ideal para encendernos y arder de gusto por el jazz. Y tocarán dos veces más en esta fiesta cultural, entérate:
Recordé esta noche “Fahrenheit 451”, la novela de Ray Bradbury. Y recordé que 451 es la temperatura en grados Fahrenheit en que el papel de los libros se inflama y arde. Y en una vorágine de pensamientos locos y conexiones agarradas de los pelos pensé que ese libro de ciencia ficción, leído en mi adolescencia, podría tener una banda sonora de jazz, con música como la de esta noche.
Y no sé porqué hoy, mientras escuchaba a Conejo Eléctrico y los Brass Funkers, recordé Fahrenheit 451 y a Bradbury. Y pensé que los deliciosos 18 grados que nos envolvieron en el Parque de Santa Lucía mientras compartíamos un jazz libre, de fusión, distinto, movilizador e innovador, son sin duda los ideales para disfrutar de un buen rollo musical que nos enciende, nos inflama y nos hace arder de gusto. “Fahrenheit 64.4 a puro jazz” sería, si convirtiéramos los 18 grados centígrados.
En el marco del Mérida Fest y por primera vez como sexteto, los jazzistas yucatecos de Conejo Eléctrico se unieron al trío de metales de los Brass Funkers y se hizo la magia. Y lo disfrutamos mucho.
Justo antes de empezar, Paco Godoy, baterista de Conejo Eléctrico me decía: “A mí me mueve la libertad de tocar y lo maravilloso del jazz es que nunca lo vas a tocar igual una segunda vez. Es tan espontáneo que jamás se vuelve a tocar de la misma manera”, dice encantado.
Y en Yucatán hoy día hay quórum para tocar y escuchar jazz. “Yo viví 20 años en CDMX, regresé hace cinco a Mérida y he visto una evolución impresionante del jazz. Y me di cuenta que había muchos “jazzistas de clóset”, que ahora “salen” porque hay más espacios para compartirlo”, asegura Paco, quien comparte también que en la escena jazzera hay también mujeres con bandas propias o que tocan con músicos hombres.
Ricardo Enrique Silveira Acosta – bajo eléctrico
Jorge Tovar Martín – trombón
Ángel Enrique Canul Baeza – trompeta
Juan Carlos Quintal Aguilar – teclados y sintetizadores
Francisco Godoy – batería y percusiones
Con tres piezas originales arrancaron el concierto y siguieron con otras piezas de jazz más tradicional. Batería, bajo, trompeta, saxofón, trombón y piano se lucieron solos y acompañados y realmente ardimos de gusto de escucharlos, hasta con bises.
Y si no tuviste chance de ir, tengo una muy buena noticia: El viernes 19, a las 8 pm, tocarán en el Parque de Santa Lucía y el martes 23, a las 8 pm, en el Centro Cultural Olimpo. No te lo pierdas… Inolvidable un tema con el bajo como protagonista absoluto, un solo de saxo que desafía la capacidad pulmonar de su ejecutor, un temón con mucho piano y un pianista loco de gusto de tocar y arder, a 64.4 Fahrenheit…-CGO.