Gracias por tener “Algo conmigo”
Lunes Sudaca
Por @LaFlacadelamor
Cuando tenía 20 y pico de años me compré un CD de Chavela Vargas, a dueto con varios artistas reconocidos. Había conocido a Chavela en una película de Pedro Almodóvar y quedé prendida a ella, a su imagen gigante de mujer de poncho rojo y negro y voz que parte la tierra en dos. Estaba fascinada con toda ella.
Compré el CD, llegué a mi casa y la llamé a mi hermana Sole, también flasheada con Chavela y su voz. “Vení a casa, vamos a escuchar música”, le dije. Mientras ella llegaba, me propuse no escuchar el CD y me fui a la cocina a hacer mate. Pero no me aguanté… Y lo puse a todo volumen.
Cuando arrancó “Encadenados” –el tema tres del CD- llegó mi hermana Sole y Chavela cantaba desgarradora: “volver es empezar a atormentarnos, a querernos para odiarnos, sin principio ni final”… El mate se enfrió, nosotras estábamos hundidas en la música.
Y Chavela siguió, con su voz de cuchillo que atraviesa lo más profundo: “nos hemos hecho tanto, tanto daño, que amar entre nosotros es martirio” …Y, sin remedio, salida ni salvación terminó con un: “Seguiremos siempre igual”
Sin embargo algo pasó luego… Entró otra voz, más suave, un poco dulce y sin tremendo dolor como la de Chavela. No lastimaba y era voz de hombre, pero no gruesa. El dueto era como aceite y agua, raspaba el corazón pero le daba palmaditas a la vez. Y esas voz de hombre arrancó con: “Cariño como el nuestro es un castigo, que se lleva en el alma hasta la muerte…”
“¿Quién es?” Preguntó desesperada mi hermana y yo corrí a agarrar la caja del CD. “Armando Manzanero” leí y le dije. Era él quien pedía, sin vueltas: “Mi suerte necesita de tu suerte y tú me necesitas mucho más…”
Chavela y Armando terminaron juntos con el final drámatico y sin solución de “Encadenados”, el bolero del veracruzano Carlos Arturo Briz Bremauntz: “Y el paso del dolor al encontrarnos, de rodillas en la vida… frente a frente y nada más”.
Así conocí a Armando Manzanero a fines de los 90’s en Buenos Aires, Argentina. Yo andaba en esa edad ansiosa y desesperada de escuchar mucha música, de aprender de todo. Tenía el rock y el pop, pero navegaba también por las aguas tempestuosas del tango y el bolero y ese día apareció en mi vida el maestro Manzanero. Después de mi debut con “Encadenados”, devoré sus boleros, disfruté mucho sus letras y mis temas preferidos son “Algo contigo” y “No sé tú”. Los siento un poco “tangueros”.
Pocos años después el amor y el destino me trajeron a vivir a Yucatán y el año pasado, antes de toda esta locura de la pandemia por el covid-19, conocí a Armando Manzanero en un evento en persona y me tomé una foto con él. Fue muy amable.
No lo volví a ver en persona hasta el 11 de diciembre pasado, en el evento en Paseo 60, donde se inauguró el museo “Casa Manzanero”. Muy platicador y ocurrente siempre en los eventos, en ese momento lo vi cansado y como más chiquito, más viejito. “Es la edad, tiene 85”, pensé. Dicen algunos medios nacionales que en ese momento ya estaba contagiado de covid-19. Menos de una semana después, lo ingresaban en un hospital en CDMX, horas luego lo intubaban y a pesar de buenos pronósticos, esta madrugada murió.
Manzanero es el bolero acá, en Argentina, en China, en todos lados. Universal y atemporal como el amor y el desengaño, el poeta y compositor yucateco le puso música y letra a la pasión: a ese “Me haces falta, no sé tú”, “Te busco en cada amanecer”, “nací el día que te conocí”, “Necesito controlar tu vida, saber quién te besa y quién te abriga”, “Yo te propongo darte mi cuerpo después de amar y darte abrigo” y miles de frases de canciones más… Y su música al piano es poesía sin letra, compruébenlo escuchando un tema sólo desde lo musical, es altamente disfrutable.
Se fue un grande de apariencia pequeña, pero el tamaño, claro, no importa. Dicen que Manzanero no era hombre de buen carácter y como humano y más allá del artista, tuvo acciones que dejaron mucho que desear. Eso le pasa a todos los grandes y es inevitable que sean juzgados porque son genios en lo que hacen pero también humanos. Si hay algo que admiro desde su faceta artística es lo generoso que fue para compartir su música con tantos colegas, que le dieron su toque especial a cada canción. Eso no tiene precio porque es otra forma de perpetuarse en el tiempo y espacio.
Desde aquella tarde en Buenos Aires hace más de 20 años que te conocí te digo ¡Buen viaje Armando Manzanero y gracias por tener “Algo conmigo”!
Les comparto mi versión favorita de “Algo Contigo”, cantada por Vicentico.