Finlandia resiste mejor que nadie la segunda ola de covid ¿Cómo le hacen?
La conducta social distante favorece que haya 50 casos por casa 100 mil habitantes. Sanna Marin, la gobernante de 35 años, considera que la eficacia en el seguimiento y diagnóstico de contactos, el uso masivo de su app de rastreo y medidas restrictivas como la cuarentena a los viajeros han sido esenciales para que Finlandia sea el país con menos casos de Europa
Finlandia sobresale en las estadísticas europeas sobre la pandemia como el país que mejor está sobrellevando esta segunda ola de infecciones por covid-19. Al menos de momento, con la cautela a la que obliga la volatilidad de la situación de los últimos diez meses. Según el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades, la incidencia acumulada de las últimas dos semanas en el país nórdico se sitúa alrededor de 50 nuevos casos por cada 100,000 habitantes, la cifra más baja del continente, diez veces menor que la de España y su vecina Suecia.
Aunque no es la única explicación, uno de los factores de éxito es el hecho de que el distanciamiento social (o, al menos, físico) es algo inherente en la sociedad finlandesa. Según un sondeo del Eurobarómetro, los finlandeses son los ciudadanos europeos que mejor se han adaptado a las restricciones impuestas para controlar la propagación de la pandemia.
Un 73% de los finlandeses encuestados aseguró que las medidas de confinamiento de la primera ola habían sido muy fáciles o bastante fáciles de sobrellevar, y una cuarta parte incluso las consideró “una mejora” en su vida diaria. En primavera, Finlandia cerró fronteras, escuelas, instalaciones culturales y negocios como bares, restaurantes y discotecas, y también llegó a restringir temporalmente la libertad de movimientos en las entradas y salidas del área metropolitana de Helsinki, la capital.
LA DIGITALIZACIÓN Y LA DISPERSIÓN DE LA POBLACIÓN, CLAVES
“Este resultado (de la encuesta) se puede explicar en parte por la personalidad de los finlandeses: en general, estamos bastante contentos de estar en casa y no tenemos problema en seguir las reglas porque tenemos una gran confianza en nuestras autoridades”, explica al periódico sueco SvD Marina Lindell, investigadora en el Instituto de Investigación Social de la Universidad Åbo Akademi, de Turku. “No todos los finlandeses son introvertidos y antisociales, pero probablemente tenemos menos personalidades extrovertidas que muchos otros países”, añade.
Coincide el director del Instituto de Salud Pública de Finlandia (THL por sus siglas en finés), Mika Salminen: “Quizá la zona de confort personal de los finlandeses es un poco más amplia que en otros países europeos. Nos gusta mantener a la gente a una distancia de un metro o más; si no, empezamos a sentirnos incómodos”, dijo.
Esta mayor tendencia al distanciamiento social se ha apoyado en otro factor clave, la alta digitalización de la sociedad finlandesa, que ha facilitado el teletrabajo.
“El nivel de digitalización, tanto en empresas privadas como públicas, es altísimo, y esto ha hecho que cambiar al teletrabajo haya sido muy fácil”, explica a La Vanguardia César Calvar, periodista español que vive en Finlandia. “Una familia con cinco miembros tiene un ordenador para cada uno, lo que ha ayudado tanto al trabajo como a la educación a distancia cuando cerraron las escuelas”, añade. Hace referencia también a la facilidad de realizar procesos burocráticos de forma telemática con la administración, lo que ha contribuido a que no haya habido grandes problemas a la hora, por ejemplo, de solicitar las ayudas económicas públicas, que se activaron rápidamente desde el inicio.
LA APLICACIÓN PARA TRAZAR LOS CONTAGIOS, SÚPER EFICAZ
Las autoridades finlandesas también atribuyen el control de la epidemia a las restricciones de entrada al país, de las más severas de Europa, así como a un eficaz sistema de trazabilidad de los contagios, gracias en buena parte a una aplicación móvil que se ha descargado 2,5 millones de veces en un país de 5,5 millones de habitantes. Otro elemento crucial ha sido la obediencia de la población a las directrices públicas. “Además de la menor propensión al contacto físico, un factor muy importante es el hecho de que la gente es mucho más disciplinada a la hora de seguir las recomendaciones”, afirma Calvar, que también apunta a la gran dispersión de la población, al poco turismo y a una buena preparación de las autoridades.
Pese a ser de los países menos afectados por la pandemia, las autoridades finlandesas no exhiben una actitud de triunfalismo o autocomplacencia, sino que impera la prudencia. En su último informe semanal, el Instituto Nacional de Salud alerta de que se registra una tendencia al alza en el número de nuevos casos y de que la situación “podría deteriorarse rápidamente”, especialmente en el área de Helsinki, donde se concentra la mayoría de la población y de los contagios: la incidencia ronda los 113 nuevos casos por 100,000 habitantes. Hasta el momento, Finlandia ha registrado unos 20,200 casos de covid-19 que han causado 374 muertos.
Pese al éxito obtenido hasta ahora, Sanna Marin, primera ministra de Finlandia, ha avisado de que la situación de su país “podría empeorar muy rápido” y ha pedido que Europa consensúe una política común contra el virus, ante el riesgo de que “más y más protestas” conviertan al continente “en un caldo de cultivo para los populismos”.
La gobernante, de 35 años, considera que la eficacia en el seguimiento y diagnóstico de contactos, el uso masivo de su app de rastreo y medidas restrictivas como la cuarentena a los viajeros han sido esenciales para que Finlandia sea el país con menos casos de Europa. Aunque avisa: “Cuando cierras una economía y los lugares de trabajo de la gente, se produce inestabilidad política. Los populistas vienen con respuestas fáciles a problemas difíciles, pero sus soluciones rara vez son las correctas”.
(FUENTE: LA VANGUARDIA Y EL MUNDO).