Fatma: mujer invisible y ángel exterminador
Columna Sábado Sudaca
Por @LaFlacaDelAmor
En Netflix, “Fatma” es casi invisible, como su protagonista. De origen turco, esta serie de seis capítulos la rompe de cabo a rabo, pero probablemente la viste en el “feed” de la aplicación y la pasaste por alto. Gran error, dale chance.
Fatma es una mujer D-E-S-E-S-P-E-R-A-D-A. Así, con mayúsculas y para decirlo despacito y bien marcado. En un país donde las mujeres no pueden ni renovar su identificación porque “no tienen marido”, Fatma busca enloquecida a Zafer, su esposo que salió de prisión y nunca regresó a casa.
Y la ves deambulando por la calle, de vestido por debajo de las rodillas, un gamulán raído, medias que le opacan lo poco que se le ve de piernas y zapatos de anciana. Fatma no debe tener más de 35 años.
Con un pañuelo que la cubre la cabeza y un rictus que angustia, te contagia la desesperación que siente. Y está sola porque, como es “invisible”, nadie la pela y ella busca, busca y “no busca”, como dicen por acá. Les confieso que en más de una oportunidad me dije: “Ya no la veo más, me pone mal”. Pero le di chance y me aplaudo por eso.
La serie turca creada por Ozgur Onurme y protagonizada por la talentosísima Buruc Biricik es un drama criminal de asesinatos y misterio, un thriller. Esta mujer es pobre, empleada doméstica de varios trabajos y busca desesperada a su esposo para darle la peor noticia: el hijo autista de ambos murió trágicamente. Y ella espera que él la ayude a sobrellevar lo que vive. Pero su marido no está en ninguna parte, es como si se lo hubiese tragado la tierra. Sin embargo, Fatma no es tan invisible como creemos y en medio de un torbellino de situaciones, va tejiendo una red, su red.
En un país donde no eres nadie como mujer sin el respaldo de un hombre, en un lugar donde no eres tomada en cuenta y te pueden cachetear delante de todos como si nada, en una nación donde eres vulnerable en todo sentido por nacer con ovarios y pobre, ahí Fatma se deja ver, surge, resurge.
Dolor, culpa, soledad, manipulación, abusos, violencia, pobreza, mafias y mucho miedo la empujan a la protagonista a tomar cartas en las situaciones que le tocan vivir y la ponen al límite en todo momento. Fatma tiene una fuerza interna fuerte y bien oscura, que va creciendo poco a poco y la empujan a hacer cosas inimaginables, hasta matar.
El guion es muy bueno, tiene excelente ritmo, hace saltos en el tiempo acertados y, como un policial, arranca con el final: con Fatma en la estación de policía acusada de varios crímenes.
Es probable que te identifiques con Fatma, te lo advierto, incluso cuando pierde la cabeza. Y ahí es cuándo el guion se vuelve original, donde hace la diferencia. La mujer invisible y desesperada puede ser, también, un ángel exterminador. No te la pierdas. Y hay chance de una segunda temporada, ya lo comprobarás al final.