Familia, pasión, muerte y mucho cannoli
Columna Domingo Sudaca
Por @laflacadelamor
No sé si a ustedes les pasa, pero cuando me engancho mucho con una serie que me parece excelente, la vivo en el día a día y, ni cuando termina, me la saco fácilmente de la cabeza. Eso provoca en mí una buena historia -bien contada- no importa si es en la pantalla chica, grande o en un libro.
En plena pandemia, hace más de un mes soy parte de la familia Soprano. Y hasta me puedo ver en varios de los personajes: no porque sea mafiosa y forme parte de la “Cosa Nostra”, pero gesticulo y hago montoncitos con los dedos como ellos cuando hablan, amo la pasta y toda la comida italiana y, sobre todo, me siento un poco Carmela, tengo algo de Tony, de Paulie, de Ade, de Junior…. Soy parte del clan.
“The Sopranos” o “Los Sopranos” fue una serie que partió aguas en la televisión mundial. Pertenece, además, a dos siglos: arrancó en 1999 y terminó en 2007. Y tuvo el tupé de demostrarle a las grandes películas del mundo que se podían hacer series con un nivel de guion, personajes bien armados e historias que cambiarían para siempre las series televisivas. El mérito, claro, se lo llevó HBO. Después vinieron miles más, hasta nuestros días.
Porque Tony Soprano, el protagonista por excelencia, es un mafioso distinto a los que habíamos visto en el cine hasta entonces. Tony es un capo matón, sin estudios, con una familia que ama y protege, una madre que le marcó la vida, se siente vulnerable y tiene ataques de pánico.
Leíste bien: ataques de pánico, sí, señor… Un día los patos que lo visitaban con sus crías en su mansión de las afueras de New Jersey lo abandonan, se van volando para siempre y Tony sufre su primer ataque de pánico y se desmaya. Claro, no era el primero… Pero esto lo llevó, luego de varios estudios médicos que le decían que no tenía nada malo, a comenzar terapia y ¿Dónde se ha visto que un mafioso vaya a un psicólogo o psiquiatra en este caso? (¡Y mujer, además!) Bueno, ahí está el parteaguas de Los Sopranos y ahí arranca el enganche que aún cautiva, a más de 20 años de su estreno, al público del planeta.
Así, con los problemas emocionales de uno de los más grandes personajes de la ficción de las últimas décadas, se desencadena una serie dramática sin precedentes en la tele hasta entonces. En la narrativa de una familia de New Jersey, Los sopranos no se encasilla en un género y van de aquí para allá entre la acción, algo de thriller psicológico, mucho drama y suspenso.
En el papel de Tony Soprano, James Gandolfini –un actor hasta entonces segundón, grandote y gordo y poco agraciado de cara-, le pone todas las letras y los puntos sobre las ies a lo que debe ser un “gran protagónico”. Gandolfini tira por tierra el estereotipo del mafioso de Vito Corleone y, contra todo pronóstico, le imprime una impronta que revolucionó la imagen de un capo: Tony, detrás de un aspecto temible, es vulnerable, inseguro y acomplejado. Y eso lleva a que, claramente, empaticemos con él, aunque no le tiemble el pulso para matar a quien sea.
Y eso hace el creador y director David Chase para que no se te olvide: Si la vulnerabilidad de Tony te cautiva, seguramente Chase te recuerde en la próxima escena con hechos que el jefe de la familia Soprano puede hacer las cosas más horribles, tremendas e indeseables.
Si durante seis temporadas te enganchaste como nunca con la serie, cabe aclarar que el final se cuece aparte. Muchos lo han criticado y hasta se sintieron estafados porque claramente esperaban otra cosa. Yo te puedo decir -sin spoilers- que fue atrevido, original y personalmente me resumió a Tony Soprano como mafioso, hombre de familia y ser humano. Me cerró y me gustó.
Los Sopranos me acompañaron durante un tiempo de la pandemia y les estoy eternamente agradecida. Una buenísima serie con una historia bien contada con la que te vas a identificar, sin necesidad de estar en la Cosa Nostra. Las emociones, los impulsos, situaciones familiares, traiciones, momentos de alta tensión de afecto e ira están en la vida de ellos como en la tuya, quizás en distintas escalas. Y también es probable que se te antoje un buen plato de pasta, para mí con bolognesa casera y de postre cannoli, per favore.
Los Sopranos se puede ver en HBO (tienes que pagar la suscripción) o gratis en https://ling.online/es/video/serials/the-sopranos/. Seguramente hay otras páginas web que la tienen.