“Es una bendición haberle donado un riñón a mi hija”
No es una madre común porque ella dio vida dos veces: cuando parió a su hija y cuando le donó un pedazo de su cuerpo para que siguiera viva. Conoce la historia de Chabelita Padilla, una mujer llena de energía y optimismo y un ejemplo con mayúsculas de lo que significa ser “Mamá”
Una madre puede dar vida y dar vida. No, no nos equivocamos, hay dos formas de dar vida y María Isabel Padilla Dorantes “Chabelita”, es experta en este tema.
Porque hace casi 30 años esta mamá puso su cuerpo para albergar durante nueve meses a una nené que nació y se llama Marisa, “Marisita” o su “Nena”. Sin embargo, esta mujer fuerte, poderosa, trabajadora, optimista, creyente y siempre con una sonrisa pintada en la cara fue más lejos y le dio otro significado a la maternidad.
Hace cinco años Chabelita le dio un pedazo de su cuerpo a Marisa para que siguiera con vida. Un riñón -específicamente el izquierdo- para que su hija superara una trasplante necesario para seguir viva. La historia es complicada, llena de aristas, ingresos al hospital, estudios, análisis… Pero cuando uno habla con Chabelita, ella lo pinta todo fácil, sencillo, porque para ella la maternidad no tiene vueltas: es dar todo por sus hijos y brincar obstáculos todo el tiempo con Dios mostrándole el camino. “Porque si se te cierra una puerta, se te abren otras”, afirma, sin temor a equivocarse.
Por eso hoy Sumario Yucatán tiene el honor de adelantarse un día al Día de la Madre para contarte esta historia de vida que eriza la piel y pone el corazón contento. Conoce a Chabelita, seguro algo te va a enseñar:
¿Cómo arrancó este camino al trasplante de riñón?
Marisa tiene lupus desde los 18 años y esta enfermedad le fue dañando los riñones hasta que comenzó con diálisis. Sin embargo los médicos nos dijeron que no era candidata al trasplante porque padecer lupus. Un día, en la clínica del Issste (donde Chabelita trabaja como técnica de Rayos X y donde Marisa recibía diálisis), mi hija conoció a una paciente como ella, Fátima se llama. Al poco tiempo esta mujer -que era a su vez enfermera- me contactó para decirme que fuera a ver al Jorge Martínez Ulloa Torres (especialista en cirugía general y trasplante de riñón e hígado, jefe de la Unidad Médica de Trasplante del Seguro Social y director del Centro Estatal de Trasplantes del Estado de Yucatán) y desde ese momento nuestra vida cambió por completo.
¿Qué les dijo el doctor Jorge?
Yo ya sabía que era compatible con mi hija para donarle un riñón (el nefrólogo que nos hizo el estudio dijo que parecemos clonadas) y cuando el doctor Jorge nos vio, nos pidió una actualización de nuestros estudios y nos dijo que el trasplante sí se podía realizar y que lo programábamos para dentro de unos meses.
¿Qué sentiste?
Salí de su consultorio y no me lo creía, se me abrió el cielo y sólo podía decir “Bendito seas Dios”… Estaba tan feliz, eran todas buenas noticias. Es más, el doctor me dijo “Chabelita, disfrute de las fiestas decembrinas y para enero tendrá su regalo de Reyes”, y así fue, el 14 de enero de 2014 se hizo la operación de trasplante.
¿Cómo fue la cirugía?
La cirugía en total duró más de ocho horas. En mi caso fue laparoscópica la intervención, con un corte de menos de 10 cms a un lado de mi ombligo. Como tengo un umbral alto de dolor, me recuperé sin problemas y recién operada subía y bajaba escaleras para ver cómo estaba mi hija. Es increíble pero como madre te sale una fuerza sobrenatural para dar lo mejor de ti para tus hijos.
¿Te tienes que cuidar de alguna forma ahora que no tienes un riñón?
Tomo una medicación por mi hipertensión pero sólo una vez al día y nada más. Me hidrato más que antes, como cosas sin grasa y con poco sodio para no retener líquidos y eso es todo.
¿Qué es ser madre? ¿Qué implica la maternidad para ti?
Lo más maravilloso que viví fue dar vida y tener a mis hijos en mis brazos (además de Marisa, también es mamá de Diego Enrique, de 21 años). Es una alegría que no te explicas y yo doy la vida por ellos para que estén bien en todo momento.
Eres una madre distinta a las demás porque diste una parte tuya a tu hija para que viva ¿Qué sientes al respecto?
No me siento distinta, el hecho de que me hayan quitado el riñón izquierdo me permitió ver a mi hija disfrutar de la vida de nuevo, dejar de estar limitada a seis horas de diálisis por día… Después del trasplante, Marisita volvió a ser la niña de siempre. Me considero una mujer muy positiva que le trasmite energía a sus hijos para que nunca se rindan. Van a tropezar, claro, pero tienen que aprender a levantarse siempre con la frente en alto porque Diosito te pone la solución en el camino y esa es la confianza que ellos deben tener.
¿Cómo veías ante de tu experiencia el tema de la donación de órganos y cómo lo vives ahora?
Como trabajo en un hospital siempre participé en pláticas y foros sobre el tema y la importancia de saber cuántas vidas puedes salvar con sólo una. Sin embargo no te voy a negar que cuando nos pasó a nosotros, me sentí rara pero cuando supe que podía ser donadora, todo cambió.
¿Hay conciencia en la sociedad sobre la donación de órganos?
Ahora hay más conciencia y se ven más casos, sin embargo falta más campañas y publicidad sobre el tema, como pláticas en las escuelas y para los jóvenes y familias para que no escuchen la palabra “donación de órganos” y se asusten.
¿Cuál es tu mejor regalo para el día de la madre?
Que mis hijos estén bien para verlos disfrutar de la vida, siempre felices y contentos. Yo no necesito nada material porque para mí sentir su cariño y verlos bien es lo máximo.
Danos un mensaje en este día
Como madre cuando ves a tu hijo padecer una enfermedad, estás dispuestas a dar la vida por ellos. No es un sacrificio, es una bendición haberle donado un riñón a mi hija y lo volvería a hacer. Y la fe nunca se pierde, tengan fe, pidan mucho a Dios porque él nunca nos abandona y si se cierran puertas, se van a abrir otras, siempre hay opciones.- Cecilia García Olivieri.