Entereza, seguridad y control, primordiales para atender el 911
Hoy visitamos la Unidad de Monitoreo e Inteligencia Policial (Umipol) de la SSP, donde opera la línea de emergencia 911, que atiende a todo Yucatán. Allí platicamos con quienes atienden las llamadas y nos contaron cómo viven su día a día. Sin duda no es una chamba fácil y aquí te lo contamos
Hay dos llamadas que Michell Rodríguez recibió en el 911 que la marcaron para siempre. De profesión policía y operadora interviniente, Michell hace siete años que atiende llamadas de emergencia en la Unidad de Monitoreo e Inteligencia Policial (Umipol) de Yucatán y no sólo le gusta lo que hace, sino que para ella es satisfactorio ayudar a la gente. “Estamos las 24 horas con toda la disponibilidad”, asegura.
Y su chamba, sin duda, no es fácil. Es más, es complicada. Porque más allá de que están capacitados y homologados con protocolos nacionales para atender situaciones de seguridad pública, emergencias médicas y protección civil, también son personas con emociones a las que les pasan cosas cuando reciben un llamado. Y “separar” no siempre es sencillo.
“Es un poco estresante dividir nuestras vidas de lo que nos sucede aquí en el trabajo, pero aprendemos a ‘separar’ a diario porque si venimos con problemas de casa, acá no nos sale bien el trabajo. Y al revés también es difícil cortar, pero hay que intentarlo siempre. Con mi esposo Luis, quien también trabaja aquí, no hablamos del trabajo cuando salimos de acá y si tuvimos un día complicado, nos vamos por un frappé”, cuenta Michell.
Hace dos años, un llamado la marcó a esta policía y operadora interviniente de 26 años. “Me llamó una dama de 56 años que tenía una enfermedad similar a la de mi madre que había fallecido recientemente y fue muy difícil no poder ayudarla. Ella padecía insuficiencia renal crónica y se estaba asfixiando. Aunque la ambulancia llegó, la señora no sobrevivió y eso me afectó mucho”, relata. En su lugar de trabajo, Michell recibió contención y apoyo psicológico para superar la situación.
Sin embargo, otro día, Michell ayudó a traer vida y cuando lo cuenta se le ilumina la cara.
“Hace poco me llamó un taxista que venía de Yotholín. Traía a una mujer embarazada que había roto fuente y la acompañaba su mamá. Cuando nos puso al tanto de la situación, le pedí que acomodara a la mujer en el asiento de atrás, que la hiciera levantar las piernas y le fui explicando -paso a paso- el protocolo en estos casos. Le pedí que, cuando viera la cabeza del bebé no jalara, que iba a salir solo y que él debía agarrarlo y abrigarlo. Todo salió perfecto y nació una bebé, era la tercera hija de la mujer. Cuando llegaron los paramédicos cortaron el cordón umbilical y la llevaron a un centro de salud”, relata, con una sonrisa de satisfacción.
Para Michell es fundamental que la gente sepa que el trabajo que hacen a través del 911 es para salvaguardar vidas. “Le pido a la gente que sea muy consciente del uso que le da a este número”, concluye.
EL TIEMPO ES VITAL
En Umipol trabajan 36 operadores las 24 horas en tres turnos. Son todos policías y algunos también son licenciados en comunicación social, psicología, derecho, educación física y técnicos en seguridad pública. En el 911 hablan, además de español, maya, inglés y un poco de francés.
Sumario Yucatán platicó con Raúl Medina Quintal, policía primero y supervisor general del 911, quien nos cuenta que, además de atender las llamadas, también realizan monitoreos de videovigilancia (cuentan con 2,484 cámaras en todo el estado, de las cuales 1,499 están en Mérida), mantienen comunicación vía radio y GPS y realizan envíos de información a operadores de despacho. También realizan captura de informes policiales.
“Desde enero de 2017 estamos homologados al 911 nacional y llevamos los protocolos que se usan en todo el país. La capacitación es constante”, asegura Raúl.
En el 911 se reciben alrededor de 5 mil llamadas diarias, de las cuales entre 3 mil y 3 mil 500 son improcedentes.
“Dividimos las llamadas en procedentes y no procedentes. Las primeras son de las que resultan emergencias y generan un folio para el oficial de campo. Las improcedentes no generan folio y aquí entran llamadas de broma realizadas por niños y hasta por adultos, que algunas veces insultan o dicen palabras obscenas. También ocurre que como todos los números locales comienzan con 9, muchas veces si llaman a un 911 3050 (es un ejemplo), si tardan en digitar, el sistema enruta aquí la llamada”, explica el policía primero. Otra llamada improcedente es la de emergencia que realizan los celulares al 911, aunque estén bloqueados.
De las 1,500 llamadas procedentes que se reciben en 24 horas de trabajo, Raúl nos cuenta que son de todo Yucatán y que los días de más trabajo son de jueves a lunes. “Hemos notado un cambio en este sentido: antes incrementaban los viernes y sábados, pero ahora ya comienzan un día antes y se extienden hasta el lunes”, indica.
¿Por qué llaman los yucatecos al 911? Le preguntamos y nos detalla que los casos más frecuentes son accidentes de tránsito, personas alcoholizadas en la vía pública o en interior de domicilios (estos casos muchas veces terminan en violencia familiar y de género, para lo que cumplen protocolos especiales), auxilio vial, falla de semáforos y emergencias médicas.
“En el protocolo vemos 14 casos de emergencias médicas para los que estamos preparados como labor de parto, electrocutado, hemorragias, convulsiones, envenenamiento por animal de ponzoña, paro cardiorespiratorio, intoxicaciones y evento vascular cerebral, entre otros”, señala.
Y aunque sabemos que el índice de suicidios es elevado en Yucatán, el supervisor general explica que casi no reciben llamados de este tipo. “La gente que está en esta situación rara vez pide ayuda al 911”, especifica.
Para estos trabajadores, el tiempo es vital. “Ya sea ante una emergencia médica o una extorsión en proceso, debemos trabajar rápidamente para darle una solución a la situación. Por eso es importante que la persona que está del otro lado de la línea pueda darnos toda la información precisa”, remarca.
Raúl también indica que, junto con una psicóloga del equipo, trabajan en un programa piloto para realizar apoyo psicológico continuo con los compañeros que atienden el teléfono y no sólo ante una situación determinada.
“Es importante identificar que las emociones de las personas que llaman son ajenas a mí y determinar que eso lo está viviendo otra persona. De esa manera, al lograr separar, la atención que se brinda es siempre mejor, con calidad y eficiencia. En este trabajo se necesita siempre mucha, entereza, seguridad y control”, concluye.- Cecilia García Olivieri.