En tránsito perpetuo para que la tradición siga viva
La música del organillo cautivó a la periodista Verónica Camacho mientras caminaba por el Centro Histórico de Mérida e, inmediatamente, surgió una nota. Aquí te cuenta qué es de la vida de los organilleros hoy día, en movimiento constante para perpetuar la tradición
Con gran sorpresa, caminando por la calle 62 del centro histórico de Mérida, nos encontramos a Víctor Maya, quien toca el organillo y nos platicó que desde los quince años ejecuta este instrumento originario de Europa y que es más tradicional del centro del país.
“Siempre los organilleros hemos estado viajando y visitamos las ciudades y con la excusa del Mérida Fest llegamos a Mérida”, nos contó.
También comentó que ellos viajan por su cuenta, organizan sus propios gastos y que se quedará dos o tres semanas en la Ciudad Blanca para después trasladarse a otros puntos de la península de Yucatán.
“Soy originario de la Ciudad de México, pero actualmente vivo en Tijuana, donde también toco el organillo, aunque la mayor parte del tiempo estamos viajando para que esta tradición no desaparezca de México”, explicó.
Mencionó que el organillo es un instrumento austriaco. “Funciona a base de aire y de varios rollos de papel perforado y tiene diferentes melodías de distintos géneros que van desde las rancheras, música clásica y hasta rocanrrol”, detalló.
“Somos varias familias en el país que tenemos organillos de herencia de nuestros abuelos y papás y los vamos preservando. Parte del dinero que recaudamos es para mantener estos instrumentos en buen estado, que en México tienen alrededor de 120 años de antigüedad o un poco más”, comentó.
También señaló Víctor que los organillos más antiguos están ya en museos y los más jóvenes siguen tocando en la calle. “Con este instrumento tengo 15 años trabajando. La idea es que los organillos más antiguos podamos quitarlos de las calles y llevaros a museos, donde se puedan mantener como patrimonio histórico del país y traer instrumentos más recientes fabricados en Europa”, señaló.
Afirmó que los instrumentos más jóvenes se han adquirido a través de convenios con instituciones europeas, por lo que no tienen un precio en el mercado. “Sólo un valuador podría dar un precio”, explicó.
“Hasta hace unos 40 años todavía se podía traer un changuito vivo, que su labor era cargar una taza para recolectar el dinero. Pero si la gente se atontaba, el changuito lograba sacarle la cartera… Y además, hoy día ya no está permitido tener un animal vivo”, dijo.
En Facebook se les puede encontrar como Organilleros de México y en la página de internet: OrganillerosdeMexico.org, donde conocerás más de esta bonita tradición.- Verónica Camacho Chávez.