Emprender entre xec de naranja con jícama y un sol abrasador
Casi mediodía, el sol en lo más alto, no hay sombra para esconderse y ahí están ellas, listas para comenzar la chamba. Se bajan de un Uber o servicio parecido de transporte cargadas de bolsas con naranjas, frituras, dulces, utensilios y demás y comienzan la descarga en un lugar pequeñito sobre la entrada de un local cerrado, en la calle 63 x 58 y 56, pleno Centro Histórico.
Cuando terminan le pagan al conductor y, como pueden, se hacen lugar entre los pasajeros que esperamos la combi que va rumbo a las Américas. Allí comienzan a armar su puesto. Son Lilia y Rosa –madre e hija-, quienes vienen de Kanasín a laborar todos los días, desde antes del mediodía hasta las 8 pm.
La logística de la descarga y el armado del puesto se van dando con una naturalidad mecánica, rutinaria, sin cese. Pareciera que estuvieran solas en ese espacio, que ni el sol, ni el calor, ni la gente les molesta, piden permiso y colocan tablas sobre unas cajas de plástico y de madera y arman dos mesas –una chiquita y una más grande- con manteles bonitos.
Cada una con su chamba, en pocos minutos ya está todo listo. Lilia, la más joven, me cuenta que vienen de Kanasín a trabajar y que, gracias a que la pandemia nos está dando una tregua, hay más movimientos de ventas y les compra gente de Yucatán y turistas.
Venden xec de naranja con jícama, frituras, elotes que todavía sueltan vaporcito, tamarindos, bolsitas con maní y otras cosas ricas. Como tantas otras, estas dos mujeres emprendedoras mueven la economía de nuestro estado con su chamba diaria y le ponen el cuerpo, el cerebro y el corazón al día a día…
Les deseamos a ellas y a todas las mujeres chambeadoras yucatecas mucho éxito en sus emprendimientos, que crezcan y puedan superarse cada vez más. Buen lunes para todas y todos.- CGO.