“El Reino” y de cómo llegar al poder en el nombre de Dios
Columna Sábado Sudaca
Por @LaFlacadelAmor
Lo digo así, sin anestesia: “El Reino” es una serie universal. Más allá de ser un thriller oscuro y adictivo (te vas a devorar los ocho capítulos de la primera y única temporada por ahora), esta serie argentina realizada en plena pandemia y que estrenó Netflix recientemente, viene con una carga política súper potente que la hacen distinta, notable y se puede aplicar a cualquier país del mundo, no importa donde vivas.
¿Hasta dónde puede llegar el poder de la política para triunfar? Siempre nos vamos a quedar cortos en imaginación. Y arranca el primer capítulo con una frase de Gramsci: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. Unos monstruos que son más que reconocibles y a los que se les podría poner nombres y apellidos en cualquier país actualmente”. Ahí radica la universalidad de la historia.
Y no una historia cualquiera, es sorprendentemente original, única y tremenda en la que Marcelo Piñeyro –su creador junto con Claudia Piñeyro- nos muestran el uso político de la religión para legitimizar un discurso de extrema derecha en un país que necesita una esperanza.
Suspenso, asesinatos, corrupción, fake news, traiciones, amores y odios se desatan en este thriller que arranca cuando un candidato a presidente en Argentina se dispone a dar su discurso de campaña acompañado por un compañero vicepresidente muy especial: es un pastor evangélico ultraconservador que opina que Cristo está por sobre todas las cosas y con eso se puede gobernar a un país. Sus seguidores lo aman y el problema es que idolatran más al pastor vice que al político candidato a presidente. Pero parece que “todo vale” para conseguir el voto y ahí suben a la pasarela para ser adorados por sus seguidores.
Pero algo sucede, claro. Un atentado que termina trágicamente con la vida del candidato a presidente y ¿Quién se convierte en el heredero lógico al puesto para seguir en campaña? Obviamente el pastor Emilio Vázquez Pena (Diego Peretti en una interpretación maravillosa) y con esto se destapan incesantes intrigas sobre el asesinato del candidato y los verdaderos motivos que, claramente, repercuten en toda la campaña electoral.
En “El Reino”, las mujeres pisan fuerte como en el caso de Mercedes Morán en el papel de pastora y esposa del candidato Emilio. El poder de Elena es impresionante y es ella la que siempre está un paso adelante en la historia y maneja maquiavélicamente los hilos de la iglesia evangélica donde, claramente, pasa “de todo”.
Rubén Osorio, maquiavélico Un asesinato con mensaje cristiano
Otro personaje fuerte es el Nancy Dupláa, la fiscal Roberta a cargo del caso, quien intenta ir más allá con las investigaciones del crimen, pero no lo logra. Por lo menos en esta temporada…
Joaquín Furriel es el jefe de campaña y uno de los personajes más fríos, calculadores y nefastos de la serie. En el personaje de Rubén Osorio, Furriel sabe a ciencia cierta que la religión mueve montañas y usa todo el poder del mismo poder, de la corrupción, las fakes news y lo que te imagines para lograr sus cometidos. Ninguna frase le va mejor a Osorio que la de Nicolás Maquiavelo: “El fin justifica los medios”.
El Chino Darín es el primero que aparece primero en la cartelera y en el papel de Julio Clamens es la mano derecha del pastor, enamorado de la hija del religioso político y distanciado de su padre, candidato opositor de Emilio Vázquez Pena. Pero Clamens se dará cuenta que todo lo que rodea al pastor, su familia y su iglesia está muy pero muy podrido e intentará ir por la verdad.
Bueno, basta, no les cuento más. Véanla. Les puedo asegurar que la manipulación de la opinión pública para ascender al poder –algo tan común en nuestros días- hará que se sientan altamente identificados, no importa dónde vivan.
Y si hablamos del poder de convocatoria actual de la iglesia evangélica en muchos lugares del mundo –sobre todo en Latinoamérica- te harán percatar que “cualquier parecido con la realidad, no es pura coincidencia”.
Amén y buen finde para todes.
PD: por cierto… A muchas iglesias evangelistas “no les gusta esto”.