El problema con el cubrebocas que nadie vio venir
Aunque en Yucatán el uso del cubrebocas es todavía obligatorio, en algunos países del mundo -ya de salida de la pandemia por el covid-19-, deciden actualmente su “no uso”. Y surgió un tema inesperado (¿o no?) al respecto: En España y luego de dos años de llevar la cara casi tapada, los adolescentes no quieren mostrar sus rostros porque sienten vergüenza… ¿Y por casa cómo andamos? El psicólogo Paulino Dzib nos platica del tema y nos ayuda a resolverlo:
En algunos países del mundo el uso de los cubrebocas por la pandemia del covid-19 empieza a ser historia. En España, específicamente, los colegios evalúan eliminar su obligatoriedad y ya se deja de usar durante los recreos. Pero surgió un problema: los adolescentes no quieren que se vean sus caras porque “les da vergüenza”. Más de dos años con las caras cubiertas y ahora esto… Sin duda un problema que no nos vimos venir ¿Esto podría suceder o ya sucede en Yucatán? Sobre el tema platicamos con el Paulino Dzib Aguilar, psicólogo, doctor en Problemas Sociales y especialista en psicología jurídica y criminología.
Pero antes, te comparto un poco de lo que ocurre actualmente en España, donde los adolescentes ya pueden “no usar” el cubrebocas durante los recreos de la escuela.
“Nos hemos acostumbrado tanto a la mascarilla que es como que si nos la quitamos nos sentimos desnudos, ya sea porque a raíz de usarla nos han salido granitos y cosas así, o hay quien está acomplejado con su nariz y prefiere usar cubrebocas”, explica Adriana, una chica que publicó en días recientes un tweet que decía: “¿Van a quitar la mascarilla en los institutos? Ay, Dios mío, ahora me da vergüenza” y tuvo más de 52,000 likes.
“Nunca hay un solo factor cuando ocurren estas cosas”, explica Pedro Javier Rodríguez, pediatra del servicio de Psiquiatría del Hospital Nuestra Señora de Candelaria, en Tenerife, España. “Es preocupante para el neurodesarrollo”, expone. “Los adolescentes aprenden a relacionarse a través de la expresión emocional de otras personas, sobre todo otros adolescentes. Pero si no ves la respuesta a una determinada actitud, ¿cómo aprendes si tu conducta es positiva o negativa? La expresión facial es muy importante para los adolescentes, y todo esto se ha perdido en los dos últimos años”, puntualiza.
EN YUCATÁN
Para el doctor en Psicología Paulino Dzib, en nuestra tierra y en el país no estamos exentos de vivir una situación como viven los adolescentes en España, sin ninguna duda. Y lo explica así:
“Tenemos que mirar que la pandemia generó una cantidad de movimientos en nuestras condiciones neurológicas basados en las emociones. Vino a estimular en alto impacto emociones como miedo, ira y también asco. Y por otro lado estimuló mucho la tristeza, que no hay que confundir con depresión”, aclara.
Y Paulino nos explica que la tristeza invita a un estado introspectivo que nos lleva a la reflexión y baja “solo tantito” la pila. “Sin embargo, la depresión es cuando la energía se va, dejas de disfrutar de cosas que antes te gustaban y cambian tus estados de ánimo”, detalla.
“Si trasmitimos todo esto al adolescente, tenemos que tener conciencia de que, en su caso, los estados de ánimo son muy volátiles porque aún no se regula en esta etapa de la vida el control de las emociones y el cubrebocas empezó a ser una extensión del adolescente, como el celular. Y ahí anidó como parte de su personalidad. Ahorita viene el tema de quitármelo y todo cambia drásticamente”, explica el profesional de la salud mental.
Y remarca la palabra “identidad”: “En el adolescente una de las cosas en tránsito es la identidad y el cubrebocas formó parte por dos años de su vida. Cuando el primer contacto con la interacción emocional es la cara, el cubrebocas jugó el papel no sólo de protegernos contra la infección, sino que construyó una identidad en el adolescente que amarró como aprendizaje y que generó emociones y ahora tiene que romper con eso, que es parte, como dije, de su identidad”, especifica.
Y otra tema clave para Paulino es que, ahora con un futuro sin cubrebocas, el adolescente aprenderá a interaccionar en “tres dimensiones” y lo explica así: La interacción a través de las redes sociales es en dos dimensiones, pero el quehacer cotidiano y la presencialidad (con un futuro sin cubrebocas) es en tres dimensiones y eso también es un cambio rotundo”, aclara.
CÓMO AYUDAR A NUESTROS ADOLESCENTES
Sin embargo, Paulino ve el vaso “medio lleno”. “Creo que cuando dejemos de usar definitivamente cubrebocas, a los adolescentes no les llevará tanto tiempo acostumbrarse. Y para eso ya podemos empezar con un ejercicio interactivo en casa: hay que ponerlos frente al espejo para que se miren y marcarles los atributos positivos que tienen: ‘Mira cómo has crecido, tu mentón es muy lindo… Mira qué linda tez de piel que tienes, tus labios son muy bellos, etc….’”, detalla el profesional.
Y otra tema fundamental para Paulino es darle al cubrebocas los atributos que realmente se merece: “Hay que dejar conciencia en el adolescente de que el cubrebocas –como la vacuna- nos ayudó a sobrevivir. Enseñarle que fuimos capaces de sobrellevar más de dos años de pandemia gracias a su uso para que lo guarden en las historias de sus vidas como un elemento salvador. Esas son notas positivas y estamos abonando a su capacidad humana de adaptación”, concluye.- Cecilia García Olivieri.