El oficio de “parir” amor al prójimo
Ayudar a traer vida al mundo no es tarea fácil y más en las condiciones en las que trabajan las parteras tradicionales yucatecas. Hoy su trabajo fue reconocido y fueron homenajeadas en el Día de la Madre. Platicamos con dos de ellas -madre y hija- quienes nos cuentan sobre la magia de su valiosa labor, conózcanlas
Sobar la barriga una vez al mes como mínimo, escuchar a la mamá embarazada, empatizar con ella, acudir inmediatamente en su ayuda, ayudarla a parir parada y enseñarle a dar el pecho a su bebé apenas nace y hasta los dos años de vida son el “leitmotiv” que convierte a una mujer en una excelente partera tradicional para traer bebés sanos al mundo.
Eso y mucho más hacen cerca de miles de mujeres yucatecas en nuestro estado y todo “pare” o nace pura y exclusivamente del amor por su oficio y hacia el prójimo. Estas mujeres precursoras de una tradición que se renueva día a día tienen sentidos mágicos que pueden detectar si un bebé está bien ubicado en la panza de su mamá, corrigen malas posiciones si fuera necesario, detectan casos de alto riesgo para enviar a las parturientas a recibir una atención más especializada, evitan partos prematuros y cuidan, como si fuera suya, la vida de la mamá y la del bebé.
Hoy, 35 parteras certificadas (y un partero) de la Jurisdicción Sanitaria N° 1 provenientes de diferentes municipios cercanos a Mérida y que reciben capacitación y actualización cada dos meses recibieron cada uno un kit de mochila de parto con todo lo necesario para hacer su trabajo gracias a la labor conjunta del Club Rotario Mérida Montejo, Club Rotario Mérida Itzaes y la Secretaría de Salud del Gobierno del Estado.
Verlas a todas ellas sentadas esperando sus mochilas de parto fue emocionante. El auditorio del Centro de Salud (ex Hospital Materno Infantil) se llenó de hipiles de colores vibrantes porque hoy fueron con sus mejores galas a recibir un homenaje, días previos al Día de la Madre.
La doctora Rosa Eugenia Méndez Vales, jefa de la Jurisdicción N° 1, explicó que cuentan con 35 parteras tradicionales en esa jurisdicción y que en la 2 y 3 –Valladolid y Motul- hay más de 250 parteras tradicionales en cada una. “Y se suman más.. Cada dos meses ellas pagan de su bolsillo el traslado a Mérida para venir a capacitarse y actualizarse. Viven sensibilizadas con su trabajo y por eso valoramos tanto lo que hacen”, señaló Méndez Vales.
Sumario Yucatán platicó con Modesta Dzul y Lucía Cetz, madre e hija de la comunidad de Sahcabá, en Hocabá. Modesta tiene 77 años, la cabellera blanca, la piel surcada por los años y una voz tan finita que apenas se le escucha. Habla, además, en español y en maya a la vez. Así que Lucía, una de sus 13 hijos y con 41 años, participa también en la plática, tan rica en experiencias y vida.
Estas dos mujeres aprendieron el oficio de la mamá de Modesta, también partera tradicional. Las dos perdieron la cuenta de cuántos bebés trajeron al mundo pero sí aseguran que todos los nacimientos fueron exitosos.
“Hasta gemelas traje una vez… Ahorita tienen como 18 años. Fue un nacimiento hermoso, pasó una y después la otra sin problemas”, recuerda, en voz baja, Modesta.
Las dos coinciden en que el oficio de traer hijos ajenos al mundo es para ellas natural y les encanta hacerlo. “No hay médico donde vivimos así que nosotras visitamos a las parturientas y vamos checando cómo viene el embarazo”, cuenta Lucía.
¿Cómo le hacen? Le preguntamos a Lucía. “Si el bebé está bien ubicado, las mujeres no tardan en parir. Por eso es tan importante que cada mes antes del parto les sobemos la panza, así se “talla” al bebé para que, si está mal ubicado –sentado o de lado- se ponga en posición de nacimiento. Si todo está bien, el parto se da de manera natural y no hace falta derivar a un centro de salud ni que les hagan cesárea. Y al otro día del nacimiento ya están listas las mamás para trabajar de nuevo”, relata Lucía.
Y recuerda la experiencia de su sobrina. “En el Seguro Social le dijeron que era estrecha de caderas y que no podría tener un parto natural. Pero ella me decía ‘Tía, yo quiero tener un parto, no quiero que me operen’. Así que le sobé la panza durante el tiempo necesario para que el bebé se ubicara bien y nació su hijo por parto natural sin ningún problema. Ella confió en mí, eso es importante para nosotras”, explica.
Las dos nos cuentan que las mujeres en las comunidades paren paradas y las sostienen de los brazos sus madres o suegras. Los papás no participan normalmente en la labor de parto. “Es mejor parir parada porque el cuerpo se pone de mejor manera para dar a luz y el nacimiento es más rápido y fácil para la mamá y el nené. Debajo de la mamá acomodamos toallas para hacer como un colchón para recibir al bebé”, detalla.
Para ambas cada labor de parto y nacimiento es distinto y hermoso, porque eso mismo es traer vida y así lo seguirán haciendo y transmitiendo a las nuevas generaciones. La cuenta de bebés que ayudan a llegar al mundo aumenta y el amor, como dicen, se multiplica día a día.- Cecilia García Olivieri.