El justo reclamo
Columna Butaca Alta
Por Roberto Acevedo
En la mejor liga de básquetbol del mundo -la poderosa NBA- están sucediendo cosas interesantes en la relación equipo-jugador que podrían repercutir en otros deportes.
Al parecer la gota que derramó el vaso fue el traspaso, y posterior escándalo, de la ex estrella de los Rockets de Houston James Harden a los Nets de Brooklyn, a petición del propio jugador lo que desató un sinfín de comentarios en su contra.
Se le acusó de todo: De falta de profesionalismo, deslealtad a la ciudad de Houston, hasta mercenario se le dijo, entre otras cosas. Es verdad que también Harden hizo cosas un tanto raras como no presentarse a la pretemporada, pero dicen que el fin justifica los medios.
Pero lo que realmente hizo Harden fue poner el dedo en la relación equipo-jugador y de todos los intereses que giran alrededor.
Todo indica que cuando un jugador ya no está a gusto en un equipo, por las razones que sea, y al pedir su cambio automáticamente es un traidor, un paria, un mal agradecido. Pero cuando un equipo te cambia de la noche a la mañana, muchas veces sin tomar en cuenta al jugador, nadie dice nada y todo se reduce a un: “fue por el bien del equipo”, sin mirar lo que eso impacta en la vida del jugador.
Muchos dirán que por encima de los jugadores están los equipos y en muchos sentidos así es, pero eso no quiere decir que no haya un trato más profesional por parte de los equipos hacia los jugadores.
Es verdad que los equipos son los que pagan los salarios y de ahí proviene su autoridad para tomar las decisiones, gusten o no, pero nada les quita tener buenas formas hasta para deshacerse de los servicios de un jugador.
Muchos dirán que para eso están los contratos -para establecer las formas-, pero no hay que olvidar que en el mundo del deporte cada contrato es individual y no colectivo, lo que hace una gran diferencia.
Tal vez es romántica la idea de un trato justo y digno hacia el jugador en un mundo deportivo subordinado al dinero.
En una relación patrón-empleado. Pero finalmente quién genera el dinero es el jugador y de ahí que el reclamo de muchos jugadores de la NBA por una relación más digna y profesional está tomando más fuerza.
Y no vayamos lejos, en la telenovela que se ha convertido la posible salida de Lionel Messi del Barcelona hay mucho de lo qué pasa en la NBA.
Messi se quiere ir no por falta de amor al Barcelona -equipo al que le ha dado grandes satisfacciones deportivas y económicas- sino porque entiende que su ciclo ahí ya terminó y al parecer los directivos del equipo no se la han puesto nada fácil porque saben que al irse él van a perder mucho en todos los sentidos.
Un jugador que ya no está a gusto en un equipo, y se quiere ir, no tendría porqué ser señalado de ninguna manera si su rendimiento le dio muchas satisfacciones al equipo y a la afición.
No son pocos los casos de jugadores que cambiaron de playeras y fueron prácticamente borrados del corazón del aficionado cuando muchas veces no se saben públicamente las razones del cambio.
Lo que piden los jugadores de la NBA es que la relación entre los jugadores y los equipos sea más profesional y digna en cualquier ámbito que se dé. Lo cual no está mal, aunque a los aficionados nos cueste entender.
Ojalá que lo que está pasando en la NBA sea un precedente para bien. Nada más hay que ver lo qué pasa en el béisbol: que muchas veces el jugador aún está calentando en el terreno de juego cuando le dicen que ya lo cambiaron de equipo, sin mayor explicación y en ese momento se tiene que ir.
Sin duda una experiencia así te debe de mover muchas cosas. Un trato justo es todo lo que están pidiendo.