“El ejercicio de la violencia no está asignada a un género”
Con cupo lleno y lista de espera, 25 hombres de 19 a 65 años se preparan para participar de los talleres “Entre menos machos, más apapachos”, un espacio exclusivo para ellos a fin de reflexionar sobre la violencia de género. Fabiola García, directora del Instituto de la Mujer de Mérida, nos platica del tema y de la necesidad de abordar la prevención hombres y mujeres JUNTOS:
Llegaron solos, por su propia voluntad y coparon los talleres. Son hombres de 19 a 65 años que el miércoles 29 a las 8 pm (en el Centro Municipal del Emprendedor) arrancan un espacio reflexivo, vivencial y humano para abordar junto a otros hombres psicólogos y especialistas el tema de la prevención de la violencia de género en lo talleres “Entre menos machos, más apapachos”.
Y Fabiola García, directora del Instituto de la Mujer de Mérida -dependencia organizadora de los talleres- está entre feliz y sorprendida. Porque no es público cautivo y porque estos hombres vienen porque quieren.
Con ella platicamos sobre los talleres, pero sobre todo abordamos en esta entrevista la crianza, los mandatos sociales, la violencia que no tiene género, los hombres que cada vez apapachan más y los cambios que se vienen. En constructiva plática, Fabiola nos da su punto de vista sobre estos temas y espera que, muy pronto, hombres y mujeres puedan hablar y prevenir juntos este tema que daña en lo individual y, como bien dice, “Es ya un problema de salud pública”:
Las mujeres ¿cómo criamos a nuestros hombres?
Bueno… Decimos “Cómo criamos” porque nos han dado la responsabilidad cultural e histórica de hacerlo. Somos las que tenemos que llevar a cargo la crianza y en realidad no se da sólo a través de las mujeres, sino también de los papás, la comunidad, la escuela, la calle, amigos… Hay mucha ausencia paternal, aunque vivan bajo el mismo techo. La crianza es parte de un todo. Se nos adjudica que somos las que deberíamos estar en casa porque antes estábamos, pero eso ha cambiado mucho.
Reformulo la pregunta: Como mamás ¿Cómo criamos a nuestros hombres?
Lo hacemos en base a las creencias, educación y cultura que hemos visto y así se desarrollan los estereotipos: ver a mamá en acciones que le corresponden por su género y a papá en las suyas, propias de un hombre. Hemos replicado de una u otra manera este modelo educativo basado en estereotipos de género y ahí viene el problema de encasillar lo que hace un hombre y una mujer y no vemos que tanto uno como el otro podemos desarrollar tantas habilidades no basadas en el género. Esto igual está empezando a cambiar de forma significativa, socialmente hablando.
Anteayer fue el día internacional de abrazo ¿Te parece que los hombres mexicanos están acostumbrados a abrazar? ¿A sus parejas, a sus hijos?
Actualmente hay más hombres que tienen esta facilidad de contacto físico con mujeres, hijos y su propio género. He conocido a papas e hijos que se saludan de mano o de palmadita, pero no hay beso ni abrazo. Sin embargo también he visto el beso y el abrazo entre papá e hijo y que no les ocasiona más que el afecto. El mexicano no es abierto a expresarse de manera física, pero como todo esto va evolucionando, ya es más visto que los hombres sean más cariñosos, se acerquen, sean más empáticos… Sí vemos una evolución.
Las mujeres ¿Somos violentas?
El ejercicio de la violencia no está asignada a un género. Todos y todas somos capaces de generar violencia, hay que ver el contexto en el que se está llevando al cabo. También hay que diferenciar entre violencia y agresión. Yo te puedo decir que sé cuando estoy ejerciendo violencia con mis hijas, mi pareja porque hasta la descalificación es un tipo de violencia verbal. Yo sí me cacho y me doy cuenta y es peor porque lo sé y lo estoy haciendo con conocimiento y causa. Hay que reflexionar y decir “La cosa no va por aquí y me afecta desde mi ser, me pone desde mi situación incómoda y desagradable”. Imagínate la gente que considera que porque así nos enseñado, que con violencia todo se soluciona… Pero no. Todo se puede solucionar desde el diálogo y la cultura de la paz y eso lo estamos empezando a generar.
¿Cómo se hace?
Es un ejercicio individual. No te puedo decir si los hombres son más malos o violentos que las mujeres. Los que más generan violencia son los hombres, estadísticamente hablando. En las mujeres son menos los casos, pero también los hay. La cuestión física de la violencia quizás que no se da tanto, pero sí la violencia verbal. Tenemos la capacidad de sentarnos y hablar y resolver, de mirar y hacer las cosas diferentes y en eso trabajamos. Hay que desarticular la educación que tenemos y nos ha sido tan dañina para ver cómo podemos solucionar cosas desde el respeto, la paz y el diálogo. Es un proceso interno y en esta sociedad recibimos esta educación machista y martricarcal que nos hace daño en lo individual y social y hace falta ver las cosas de una manera diferente para convivir en santa paz.
¿Cuál es la finalidad de estos talleres y a quiénes están dirigidos? ¿Pueden asistir mujeres?
Son talleres exclusivos para hombres para prevenir la violencia y tratar el ejercicio de las masculinidades. Anteriormente lo hicimos en universidades, empresas privadas y asociaciones civiles, policía y servicios públicos municipales y todos fueron público cautivo. Lo que hace rico de estos nuevos talleres es que se inscribieron de manera voluntaria y la afluencia fue magnífica y ya estamos con lista de espera. Concurrirán hombres de 19 a 65 años y todos con diferentes criterios, disciplinas, oficios, profesiones… Pero sabemos que tal vez todos han sido educados de la misma manera. Los talleres los dan también hombres, psicólogos y especializados en el tema.
¿Qué ventaja tiene que todo quede “entre hombres”?
Es lo mejor que un mismo hombre le diga a otro hombre que hay otras formas distintas y más sanas de relacionarse y prevenir la violencia. Hacen que los hombres se pongan en los zapatos de las mujeres con un proceder reflexivo, vivencial y humano. Estos talleres no terminan aquí, continúan, son cinco sesiones y luego sigue otra parte de mismo taller.
¿Cuál es la meta final?
Crear un grupo de apoyo de hombres para que inviten a otros pares a asumir la responsabilidad de prevenir la violencia. Me encanta porque es un grupo muy diverso (son 25 hombres) en todo sentido… Imagínate a uno de 19 hablando con uno de 65 sobre el tema… Será una experiencia muy enriquecedora.
¿Qué campaña inclusiva y diversa te parece que urge para acabar con el flagelo de la violencia a nivel nacional, estatal y municipal?
Aunque hay una política pública para atender a las mujeres víctimas de violencia, nuestro modelo de prevención debe incluir a los hombres, los necesitamos de aliados en esta causa. En este mundo habitamos hombres y mujeres y todos necesitamos de todos. Tocar el tema de la violencia no sólo nos corresponde a nosotras. Claro que lo hemos posicionado porque lo hemos resentido y no queremos que otras mujeres lo pasen, pero esto no quiere decir que no haya hombres que trabajan muchísimo el ejercicio de la prevención de la violencia. Ojalá que en un momento dado, hombres y mujeres podamos hablar y prevenir juntos este tema que daña en lo individual y es ya un problema de salud pública.- Cecilia García Olivieri.
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