“Cuando hay una fiesta, ellos se ponen tan felices”
La labor Wilma Pérez durante 45 años como enfermera del Hospital Psiquiátrico fue hoy reconocida por el Gobierno del Estado en un evento en el que el primer mandatario Mauricio Vila Dosal entregó 395 medallas a trabajadores federales y estatales del sector Salud. Wilma comparte con nosotros un pedacito de su historia laboral
Con un blusa rosa claro de encaje, un riguroso pantalón negro de vestir y una sonrisa de oreja a oreja, Wilma Pérez Echeverría fue la primera en recibir una medalla de manos del gobernador Mauricio Vila Dosal, durante la Entrega de Reconocimientos por Años de Servicio a Trabajadores Federales y Estatales de la Secretaría de Salud.
El salón Uxmal del Centro de Convenciones Siglo XXI estaba repleto de gente. Y es que hoy martes, 395 trabajadores de la salud (médicos, enfermeros, auxiliares y administrativos, entre otros) fueron reconocidos por el Gobierno del Estado por sus años de aporte de trabajo a la salud de los yucatecos. Recibieron una medalla, un diploma y un bono en su recibo de sueldo.
Wilma es yucateca, tiene 79 años y fue homenajeada por 45 años de servicio a la salud como enfermera del Hospital Psiquiátrico. Madre de nueve hijos, la acompañó Verónica Quijano Pérez, la menor de sus hijas mujeres y la única que heredó su pasión por la enfermería. Vero también se veía emocionada y orgullosísima de su mamá.
Sumario Yucatán platicó con Wilma, quien nos contó que en 1973 se incorporó como enfermera al Hospital Psiquiátrico.
“No eran épocas fáciles, los pacientes eran muy agresivos y había como 50 por pabellón. Una vez un paciente con esquizofrenia me botó los dientes de un golpe pero pobre, estaba alucinando… Al otro día me pidió disculpas y me dijo ‘No lo vuelvo a hacer’. Se llama Alberto Xuc y todavía vive. Me confundió con una vecina que le había incendiado la casa”, relató.
A pesar del golpe y de quedarse sin dientes en ese momento, Wilma habla de su profesión con mucho amor. “Siempre me gustó mi trabajo porque es mi vocación. Los pacientes son muy cariñosos, cuando están tranquilos vienen y te abrazan, te regalan dulcecitos. Ellos necesitan mucho cariño y contención, muchos están abandonados ahí por sus familias y nunca los vienen a visitar. Hay pacientes que desde que ingresaron jamas los vienen a ver hasta que se mueren… Ellos necesitan mucho apoyo”, explicó Wilma.
Una de las cosas que más destaca de su relación con los pacientes, es vivir cómo estas personas que padecen una enfermedad mental (su hija Verónica nos pide que no los llamemos ‘locos’) festejan todo siempre. “Cuando hay una fiesta, ellos se ponen tan felices… Esa forma de ser es muy bonita y hermosa. El recuerdo que me queda de convivir con ellos es de cariño”, relató.
Con algunas diferencias por el paso de los años, el trabajo de Wilma y Verónica es hoy día similar: ayudan a los pacientes a bañarse, peinarse, vestirse, a comer si hace falta, les dan sus medicinas, los llevan al jardín y controlan que convivan en armonía. También los hacen participar en actividades como armado de piñatas y trabajo de huerta.
Verónica trabaja hace un año y medio como enfermera y también nos da su punto de vista sobre su oficio. “Hay cosas que son diferentes hoy día. Ya no hay tantos pacientes como cuando estaba mi mamá. Ahora no son más de 20 por pabellón”, detalló.
MUCHO POR HACER
Sin embargo, para Verónica hay mucho por hacer hoy día por los pacientes psiquiátricos. “Ellos tienen capacidades diferentes y son personas muy inteligentes si se les da apoyo para que puedan salir adelante. Se puede resaltar más lo bueno que ellos tienen y con más respaldo podrían estar mejor”, indica Verónica.
Para la hija enfermera de Wilma, más actividades recreativas, deportivas y hasta de oficios serían clave para que estas personas con capacidades diferentes mejoren. “Te das cuenta en la disposición de ayuda que tienen, sobre todo los pacientes con retraso mental. Incluirlos más sería una forma de ayudarlos a salir adelante”, concluyó.- Cecilia García Olivieri.