“Cuando el corazón me hace ‘Bum’, tomo la foto”
Mujer emprendedora: Lili Del Ángel, fotógrafa de bodas
Lili Del Ángel busca emociones y todo lo demás no importa. O sí. Porque cuando esta fotógrafa de boda logra atrapar con el ojo una expresión, una mirada, un gesto con las manos, un movimiento corporal determinado que habla por sí solo, lo demás se conjuga para que el trabajo le salga distinto y perfecto. Y por eso su chamba gusta tanto.
Hoy Sumario Yucatán platicó con Lili, una fotógrafa yucateca de bodas que se distingue por tener clientes de todas partes del mundo que vienen a casarse a Yucatán y a la Riviera Maya. Lili está en contra de las fotos de bodas de Instagram (“todas iguales y con filtros”, dice) y ella va por algo distinto, un sello que muchos valoran y con creces.
Aquí te dejamos otra entrega de “Mujer emprendedora”, ojalá la disfrutes y te sirva si te gusta la fotografía y si quieres emprender un negocio:
¿Cómo arrancaste en esto de la fotografía de bodas?
Estudié Diseño Gráfico pero a mí siempre me encantó la fotografía. Cuando era chica le dije a mi papá que quería ser fotógrafa y me dijo que me iba a morir de hambre. En la carrera tomé cursos básicos de fotografía y después de algunos trabajos me asocié con un fotógrafo, pero no terminó bien el negocio. De repente me vi sin trabajo, ya no vivía con mis papás y con un negocio terminado, pero tenía mi cámara de fotos para trabajar. Ahí arrancó Del Ángel Photography y de eso hace ya nueve años.
En un mundo digital en el que todos nos convertimos en fotógrafos ¿Qué buscan los clientes al momento de pedirte las fotografías de sus bodas?
Momentos, eso buscan. Hoy está de moda la fotografía vacía, plana, con filtros y yo me rehúso a hacer eso porque lo hace cualquiera. Yo trato de dar una foto atemporal que si la ves en 10 años, no te vas a arrepentir. Yo quiero el recuerdo de los colores del vestido y del cielo, por eso cazo momentos y me gusta jugar mucho con la luz. Siento que vivimos una crisis de cultura visual y por eso me contratan muchas veces de afuera para mis trabajos. La gente que me busca aprecia el arte, la luz y la composición de momentos. Yo mezclo todo eso.
¿Qué es lo más importante de una boda al momento de captar instantes?
Para mí el momento mata la buena luz, la técnica y la composición. En el instante de dar el click con el dedo, trato de que las cosas fluyan naturalmente y las personas vivan realmente lo que están viviendo. Y eso se nota. Nunca busco la actuación.
¿Cada boda es una experiencia nueva o se repiten situaciones como fotógrafa? ¿Por qué?
Yo me clavo mucho en las historias de cada boda y siempre son diferentes. Me gusta buscar el trasfondo de la situación y la verdadera razón por la que se casan. Entre tanta flor, vestido y postrecito, yo busco a las dos personas que quieren casarse y vivir una vida juntos, en eso me enfoco. Y cuando el corazón me hace “Bum”, tomo la foto.
Cuéntanos la boda más difícil de fotografiar y cómo le hiciste para resolverlo.
La pareja vino de Dubai a casarse a Tulum y esperaban un sol precioso. Cuando terminó la ceremonia maya, el cielo se puso negro y vino el aguacero. La boda se había montado en la playa para 200 personas y no había carpa ni nada, así que todos corrieron debajo de una palapa minúscula a refugiarse. La actitud de la novia solucionó la boda (le puso toda la vibra), achocaron a los mariachis y todos comían en platitos, como en fiesta infantil. En ese momento me sirvió mucho tener una buena técnica, ser empática y positiva y todo se resolvió perfecto.
¿Qué te sigue sorprendiendo de tu oficio?
La relaciones humanas, cada persona se quiere de manera diferente y demuestran su amor de distintas formas. En una boda todas las emociones están a flor de piel y me gusta mucho ver el amor entre familias, el papá con la hija, los novios… Todo sigue siendo distinto. Después de tomar fotos durante nueve años pueden pensar que es aburrido, pero yo siempre voy a la incertidumbre porque nunca tienes el control total de la situación y eso me gusta. Disfruto de ir a la aventura, a no saber qué va a pasar. Y los resultados de esa incertidumbre son padres.
¿Cuánto consideras que tienes de experiencia acumulada y de don al momento de inmortalizar una boda?
Creo que un 60% de don y un 40% experiencia acumulada. Al principio para mí la técnica quedaba a un lado, pero me fui puliendo y eso te ayuda a anticipar los momentos, a leer a la gente y soy muy empática para eso. Ahora con más técnica se nota la diferencia de calidad.
¿Cuánto de trabajo de campo y cuánto de edición?
Normalmente una boda puede durar entre 10 y 13 horas y la edición me lleva como dos semanas. El trabajo terminado se entrega en uno a tres meses máximo. Por boda tomo entre cuatro mil y 10 mil fotos. De esas quedan entre 500 y 800 y los novios elijen.
¿Cuáles son los tres puntos básicos para emprender un negocio de este tipo?
Confianza, perseverancia y buena administración de recursos.
¿Tienes techo en este oficio? ¿Qué sigue?
Creo más en la especialización que en ser todóloga. Mi meta es no estancarme y llegar a niveles internacionales de la talla de colegas como Citlalli rico y Fer Juaristi. Yo pertenezco a dos asociaciones internacionales de fotografías y ya han reconocido mi trabajo, eso me pone muy contenta.
Dales un mensaje a las mujeres que te lean y quieran emprender.
Que tengan confianza en sí mismas. Mucha gente puede desanimarlas o tener opiniones sobre lo que ustedes quieren hacer, pero lo más importante es seguir su instinto y no rendirse nunca
El trabajo de Lili lo pueden ver en Facebook e Instragram: Del Ángel Photography. También la pueden contactar al 9995 937840.-Cecilia García Olivieri.