China, en crecimiento post-covid, mientras el resto del mundo se hunde
La propaganda y las cifras infladas son viejas compañeras de las oficinas de estadísticas chinas. Pero es verdad que cualquiera que haya vivido estos meses de pandemia en el país asiático, puede verificar que la locomotora económica lleva tiempo funcionando a pleno rendimiento. Entérate en esta nota:
Todos los recuerdos tangibles del coronavirus en Wuhan caben en el almacén del museo de antigüedades de la ciudad. Pronto habrá una gran exposición con más de 6,000 objetos: trajes protectores de los médicos, trozos de la pared del hospital efímero construido en 10 días, la copia de la hoja del alta del paciente más mayor recuperado… Lo que queda del coronavirus en su epicentro mundial es simplemente eso: un recuerdo.
El restaurante de Jason, en la concurrida avenida de Yanjiang, famoso por sus fideos con salsa de sésamo y verduras, vuelve a estar a rebosar como en los viejos tiempos. Incluso más. Jason dice que tiene tantos clientes que ha tenido que ampliar el horario de cenas hasta bien entrada la madrugada. Lo mismo ocurre en el local de pinchos de corazones de pollo que está a un par de calles del restaurante de fideos. Su dueña, la señora Hui, ha decidido abrir los fines de semana las 24 horas y contratar más personal.
Cerca de allí, en la orilla norte del río Yangtsé, el Su Gemiusi, un local de copas y conciertos, tiene todas las noches el aforo completo. Es imposible entrar sin reserva porque todas las mesas están ocupadas. “Ahora están viniendo a Wuhan muchos turistas de otras ciudades de China. Nos hizo mucho daño al principio que nos señalaran como el lugar donde salió el coronavirus, pero ya ha pasado todo. Incluso estamos mejor que antes. Estos meses hemos facturado más dinero que el verano pasado”, explica Shang Li, gerente del local de copas.
Wuhan, como el resto de China, ha recuperado una normalidad que se parece bastante a la que había antes de la pandemia. La ciudad, convertida por la propaganda del Partido Comunista Chino en el ejemplo de su efectiva lucha contra el coronavirus, lleva desde mediados de mayo sin registrar ningún caso de contagio local y todos sus 11 millones de habitantes han pasado por las pruebas PCR.
LA CALLE
Las calles están han recuperado una bulliciosa vida -en muchos casos incluso sin mascarillas-, las multinacionales internacionales asentadas en Wuhan tienen sus fábricas operando con todo su personal y el aeropuerto ha abierto las 60 rutas aéreas que conectan esta urbe, la séptima más grande de China, con otros países, con vuelos directos a Nueva York, Sídney, París y Londres.
Si nos vamos un viernes por la noche a la capital, a Pekín, los jóvenes, tras una copiosa cena en un restaurante masificado, se meten en alguna macro discoteca de música tecno de las que están en los alrededores del Estadio de los Trabajadores. Mientras el resto del mundo sigue luchando contra la segunda ola de coronavirus, en el gigante asiático, la pandemia, oficialmente, ya está controlada.
Los casos diarios de contagio, todos importados del extranjero, apenas superan la decena en un país que tiene 1,400 millones de habitantes y que lleva desde el 15 de agosto sin reportar infecciones locales. La economía de China además es la única que crece en comparación con la del resto de las potencias del G-20.
Según dijo la semana pasada el Banco Mundial, se espera que el PIB de China crezca un 2% este año. Otras previsiones son algo más bajas, como la de la agencia de calificación de crédito Moody’s que vaticina un 1,9% o la del Fondo Monetario Internacional (FMI) que da un 1,2%.
Esta semana han acabado en China las vacaciones por el feriado del Día Nacional que se ha juntado con el Festival del Medio Otoño. Ocho días que han sido la prueba definitiva de que el país asiático ha logrado la estabilidad económica.
TURISMO
El turismo interno ha explotado tras un año marcado por las restricciones. También el consumo casero, que es la fuente del 57,8% de la riqueza del país: al no salir de las fronteras, los chinos compran en casa lo que antes compraban en Japón y en Europa. Las transacciones en WeChat Pay, el servicio de pago digital operado por el gigante chino de Internet Tencent Holdings y que casi todo el mundo utiliza a diario en China, crecieron un 83% en los sitios turísticos y un 71% en los hoteles durante los primeros tres días de las vacaciones de octubre.
En este renacer de la China postcovid atrás parece que queda el susto de una economía que se contrajo un 6,8% en el primer trimestre del año, la primera caída desde 1976. Es cierto que el PIB, en el primer semestre, cayó un 1,6% con respecto al mismo periodo de 2019 y que Pekín ni acariciará ese 6% de crecimiento que aspiraba antes de empezar la crisis vírica.
Pero también lo es que la primera nación golpeada por el covid-19 ahora es la única que ya dibuja la recuperación en V. Las dudas sobre la verdad de los optimistas datos del régimen chino son imperecederas en el exterior. La propaganda y las cifras infladas son viejas compañeras de las oficinas de estadísticas chinas. Pero es verdad que cualquiera que haya vivido estos meses de pandemia en el país asiático puede verificar que la locomotora económica lleva tiempo funcionando a pleno rendimiento.
CRISIS EN EL MUNDO
Mientras el FMI prevé una contracción mundial del 4,9% este 2020 (un 8% de caída en Estados Unidos y un 12,8% en España), en China, sectores como el industrial, con un aumento en la producción de un 5,6% el último mes, están regresando a los niveles previos a la pandemia.
El índice oficial de gerentes de compras de manufactura de China (PMI) subió a 51,5 puntos en septiembre desde los 51 en agosto, y la inversión en activos fijos aumentó un 9,3%. Las exportaciones han crecido un 10,4% los últimos dos meses, principalmente material sanitario y equipos médicos. El mercado inmobiliario ha subido este verano un 30,7%, algo que se nota en el incremento de los precios del alquiler en ciudades como Pekín. Incluso el consumo eléctrico ha crecido más estos nueve meses de 2020 que el mismo periodo del año anterior, concretamente un 0,5%.
Con los datos económicos en ascenso en la mayoría de campos, el desafío de China se centra ahora en paliar ese 5,6% de desempleo urbano que hay actualmente. “China tiene una fuerza laboral de 900 millones. Sin empleos, hay 900 millones de bocas que necesitan ser alimentadas. Con empleos, hay 900 millones de pares de manos que pueden crear una enorme riqueza”, dijo en julio el primer ministro Li Keqiang.
Según las cifras oficiales, se han creado en los ocho primeros meses del año 7,81 millones de nuevos empleos urbanos. Aunque en estas cifras no se incluye a la población de las comunidades rurales ni a muchos de los 291 millones de migrantes con bajos salarios que hay en el país. Y falta por colocar en el mercado laboral a la mayoría de 8,7 millones de estudiantes que se han graduado estos meses.
(FUENTE: EL MUNDO)