Cecilio y sus dos amores
Columna Sábado Sudaca
Por @laflacadelamor
Ahí la lleva, Cecilio Perera con sus dos mujeres. Ambas sonoras, creativas, con curvas y amorosas con él. Y el guitarrista yucateco está radiante y feliz porque las dos lo quieren y no se disputan su amor… ¿Qué más le puede pedir a la vida? “El sueño del pibe”, dirían en mi tierra…
Y viven los tres juntos, viajan y hacen música. Como dice la canción “Se aman, se pelean, se vuelven a amar”, aunque no sabemos a ciencia cierta si se pelean, da la sensación de que no.
Hablemos de la primera mujer, la que conoce desde hace más tiempo, de la que se enamoró fuerte y con ganas con el paso de los años. Cecilio la trata con un amor infinito y, cada vez que la toca, lo hace con suavidad, mesura, contención pero también firmeza. Y hay momentos que pareciera que la acaricia y ella, de madera y cuerdas, se emociona y suelta como gotitas de luz o cristal convertidas en sonido. Es mágica la reciprocidad de amor que se tienen.
Como decíamos, un amor no invalida al otro y mientras Cecilio se deshace en caricias hacia la primera mujer guitarra, aparece en escena la otra –humana ella- que le toca el piano, le baila y le hace sonidos con castañuelas y el guitarrista no divide el amor por una u otra, más bien lo multiplica.
Y la mira bailar a la mujer humana pero de reojo, entre el mareo que siente por el amor de la primera mujer que tiene en sus brazos, pareciera que el olor de la segunda mujer lo hechiza. Entonces cierra los ojos con fuerza –concentradísimo- alarga los párpados, frunce la frente y voltea la cabeza llena de rulos hacia donde está la mujer que baila -que le baila y lo mira con entrega- y uno se da cuenta que la ama así, como ciego y borracho de amor.
Cecilio conoció a su segunda mujer hace poco más de 10 años y el flechazo fue instantáneo y no tiene reparos de hablar de “amor a primera vista” ¿Se puede amar a alguien de otro país, otra cultura, otra idioscincrasia así, de golpe? ¡Claro que se puede! Y también multiplicar el amor y hacerlo crecer más fuerte.
Verlos a los tres juntos es poesía y saber que el amor entre tres sí existe: Cecilio, la guitarra y Marina, su esposa son prueba fiel de ello.
Ojalá que podemos verlos a los tres otra vez en Yucatán pronto, muy pronto.