Buenos humos de copal para el “loop” de cuarentena
Columna: Domingo Sudaca
Por @laflacadelamor
Después de desayunar, leer noticias en el celular y continuar con la serie que me tocó ver en cuarentena, me levanto de la hamaca. Los chicos duermen en contingencia hasta tarde y las mañanas son mías. Como muchos, vivo en loop.
Enciendo un sahumerio de copal, uno de mis olores preferidos desde hace dos años. Se trata de una resina aromática vegetal, proveniente de los árboles de la familia Burseraceae, dice Google. El copal se usa desde tiempos prehispánicos.
El olor es tan agradable… Una mezcla de madera, flores y buenos ánimos, un aroma preciso, envolvente, justo y uno espera que no se acabe.
Dicen también que el copal purifica, protege la casa, atrae el amor y la abundancia. No me clavo mucho en estas cosas, pero nunca vienen mal, obvio.
En plena cuarentena por el coronavirus, estamos viviendo un “momento bisagra”. No sé cuán conscientes somos de todo esto. Hoy por hoy (“Siempre es hoy”, dice la canción) creo que nos falta todavía mucho por comprender, pero ahí vamos.
Desde mi inconciencia, ansiedad, empatía y falta de ella, necesidad de estar sola y no y sobre todo desde mis ganas de saber cómo va seguir todo esto, hasta el momento se me ocurren las siguientes cosas para decir sobre lo que estoy y estamos viviendo:
- Como dice el tango pero en versión apócrifa: “Las mañanitas tienen ese ‘que se yo’ ¿Viste?”
- Nunca participaría en un Big Brother o Gran Hermano, no sirvo para estar conviviendo con mucha gente encerrada.
- Descubrí la terraza o patio de casa, lugar donde juega Martín y yo voy a tomar mate a la tardecita. También planeamos, ahí, poner una alberquita para pasar el rato.
- Si se barre la casa a diario es mejor, no se junta tanta tierra y pelusa en lugares recónditos.
- El #maridoyucateco se hizo una oficina en el cuarto del hijo menor y ahí pasa gran tiempo del día. Es algo totalmente positivo debido a que es el ser de la casa con el que más entro en conflicto en la convivencia ¿Les pasa?
- Ya lo sabía, pero en cuarentena lo confirmo: el hijo menor, con sus preguntas, chistes, ocurrencias, abrazos, besos y demás es un ser profundamente encantador.
- A la hija adolescente la vemos poco: como su padre, se instaló en su cuarto y sale poco y nada. Cuando la veo en otras partes de la casa, aprovecho para abrazarla y darle un poco de plática.
- Los almuerzos y cenas siguen siendo puntos de encuentro familiares, eso lo mantenemos.
- Hay otros modos de encuentro con la gente que uno quiere, no necesariamente es fundamental verse. Ahí te das cuenta de quiénes están siempre y para quienes tú estás siempre.
- Los argentinos están en cuarentena obligatoria y, a las 9 pm y desde hace muchas noches, salen a las puertas o balcones de sus casas a aplaudir a todo el personal de salud que está haciendo algo positivo por el prójimo. Necesitan (mos) eso: “aplaudirnos”. A mí me emociona el gesto.
- Los aplausos están bien pero también existe la estigmatización al personal de la salud y a los enfermos de coronavirus, en muchas partes del mundo y aquí en Yucatán. Me genera una tristeza profunda. Y más cuando ves que suena “políticamente correcto” decir que está mal discriminar pero, para sus adentros, muchos lo siguen haciendo. Hay mucho miedo y el miedo genera mucha ignorancia. Hay que informarse más.
- Mucha fortaleza para las familias que afrontan ahora la enfermedad, mucho ánimo y esperanza en una pronta mejora. Y no duden en pedir ayuda, hay estigmatización pero también hay manos dispuestas a ayudar.
- Los proyectos no se cortan, siguen las ideas, las cosas por hacer –nuevas, locas, sola o en compañía-. Somos una fuente inagotable de “ganas de”.
- Podemos ser muy vulnerables, pero también nos podemos armar de nuevo, siempre. El tema es que sepamos cómo armarnos para ser mejores que antes.
- La incertidumbre de estos días es lo que nos quema el coco, pienso yo. Esperemos que las decisiones que toman los gobernantes sean las más acertadas y que le entre en la cabeza a la gente que hay que quedarse en casa, que no es joda. La cuarentena es el camino para que podamos salir pronto, de nuevo.
- ¿Qué si vamos a ser mejores después de todo esto que vivimos? Soy muy escéptica al respecto. No veo cambios en políticas económicas ni mundiales, realmente. Creo que dependerá de cada uno, dependerá de cambios chiquitos que pueden hacerse grandes si son muchos. Nada más.
- Se termina el incienso pero el aroma del copal permanece un buen rato más, envolvente. Por ahora y como decían al final de los dibujitos: “That’s all, folks!”, nos vemos en la próxima y quédense en casa. Para los que tienen que salir a la calle a chambear sí o sí, cuídense mucho.