Barbu y de cómo volver al circo de la infancia y ser feliz
No importa cuántos años tengas: la emoción y la adrenalina que despierta el circo trasciende tiempo y espacio. Y te lo digo yo que tuve una infancia de “circos tristes” y anoche exorcisé las visitas ochenteras a los circos de mi ciudad con el espectáculo “Barbu Electro Trad Cabaret”, que nos regaló un grupo de artistas canadienses en el Parque Interactivo e Inmersivo La Peni, en el marco del Mérida Fest. Y el show se repite hoy, mañana y pasado… Y tú no te lo vas a perder… Pasen y lean:
Tuve una infancia de circos tristes y anoche eso cambió.
Y digo que tuve una infancia de circos tristes porque en Mercedes, mi ciudad natal en la provincia de Buenos Aires (Argentina), por una razón que desconozco llegaban a instalarse circos con sus carpas de lonas emparchadas, animales famélicos y maltratados, equilibristas, payasos y domadores con sueldo mínimo y seguramente alguna que otra adicción, mobiliario destartalado y una sensación de tristeza tercemundista que mucho dista del circo feliz y adrenalínico que despierta locura, sobre todo en las infancias.
Y yo igual, sin saberlo, era feliz cuando venía el circo a mi ciudad, aunque no entendía seguramente porqué los payasos, más que hacerme reír con sus travesuras, me daban un poco de pena y angustia. O sentía lástima de ver a los leones flacos y hambrientos en sus rutinas con domadores de ropa descolorida, que llevaban un cigarro casi consumido entre los labios, mientras azotaban el látigo sin demasiada fuerza.
Muchos años pasaron de esas visitas ochenteras a los circos itinerantes que pasaban por mi ciudad hasta anoche que, sin saberlo, me topé otra vez con la magia de un circo distinto al de Mercedes, pero de emociones que navegan entre la inocencia, la risa, el disfrute, la adrenalina, el escándalo y la felicidad. Sí, señoras y señores, anoche por un ratito volví a ser niña en un circo y fui feliz.
El circo que presencié anoche no estaba en una carpa, sino al aire libre, exactamente en el Parque Interactivo e Inmersivo La Peni, en el Parque de la Paz. Como desde hace años, no había animales salvajes para ser domados y en su lugar hombres cuarentones barbones y mujeres con una flexibilidad y gracia increíbles -todos en cuerpos normales- coparon el escenario para regalarnos casi dos horas de circo, vídeo y música en vivo en el show “Electro Trad Cabaret Barbu”, de la compañía Cirque Alfonse, de Quebec, Canadá. Todo en el marco del Mérida Fest que organiza el Ayuntamiento de Mérida.
Primero sentí una sensación de adrenalina de ver a esos barbones sudando como locos en francés en una nochecita invernal y por cierto fresca para nosotros, haciendo malabares y piruetas, primero en patines y luego unos encima de los otros. La noche empezaba bien.
Luego apareció un señor de túnica, muy serio y ojón, que parecía el líder de los cirqueros. Traía como un animalito de peluche similar a una rata. Su rutina de humor fue blanca, simple, sincera y todas y todos le regalamos una sonrisa.
Luego una mujer de pelo larguísimo recogido en un chongo apareció en el escenario con un vestido rojo y atada de su propio cabello a unas sogas, voló por los aires. Siento que fue la parte del show que más me gustó de Barbu por la fuerza que transmitía al verla hacer piruetas, arrastrarse, elevarse y volar, empoderada.
Después regresó al escenario el señor pelón de ojos grandes. Junto con un flaquito calvo cara de duende –quien también hacía malabares con palos de golf y es equilibrista-, metieron a una mujer rubia en una caja mágica roja, que atravesaron con maderas y la chica, claro, desapareció. Regresó otra vez y casi sin ropas. Todas y todos aplaudimos rabiosos por la magia.
Hubo catapultas humanas de barbones, rutinas de cuerpos con una flexibilidad increíble entre chicas, ascensiones atrevidas, acrobacias originales y cero vergüenza de los cuerpos. Hubo también poca ropa, bailes de caño, interacción con el público, tequila y cerveza y un final a pura música en vivo tipo “Full Monty”, aunque sin desnudos.
El público –grandes y chicos- que vino anoche a vivir “Barbu” se prendió con aplausos y gritos y disfrutó con todo este circo distinto, que rompió las reglas y nos permitió jugar un poquito al hacernos parte de su locura.
Gracias Barbu Electro Trad Cabaret… Gracias por la creatividad y empatía. Y gracias por volver a escena hoy a las 8 pm, mañana sábado a las 9 pm y el domingo a las 7 pm. No se lo pierdan, la van a pasar genial.- Cecilia García Olivieri.