Armando Infante, sin recuerdos y con un costal en la espalda
En el 62° aniversario luctuoso de Pedro Infante, su hijo Armando “El Torito”, llegó a Mérida para celebrarlo. Nos habla de los sentimientos encontrados de llevar el apellido como una carga y de sentirse profundamente agradecido
En la vida de Armando no hay recuerdos, sólo medidas y él las dibuja con su dedo índice y pulgar, en una distancia cortísima. “Mi padre era así más alto que yo y lo sé porque me he probado trajes de charro de él y sólo tuve que cortarles esta medida”, dice y dibuja más de cinco centímetros con los dedos.
Cuando Pedro Infante -“El Ídolo de Guamúchil”, “El Ídolo de México” , “El Inmortal”, “El Mil Amores”- murió en el trágico accidente aéreo en Mérida, hace hoy 62 años, Armando era tan chiquito que no se acuerda de nada.
Con dos años, le cuentan que le dieron la noticia a su mamá María Isabel Gutiérrez, que estaba presente su abuela, pero nada más. Todo es una tradición oral que no guarda espacio en su memoria con imágenes, sonidos, sentimientos, abrazos o llantos.
Sin embargo hoy, con 64 años, el hijo de uno de los más altos exponentes de la canción y del cine de oro mexicano, vino desde Los Ángeles, Estados Unidos, para honrar a su padre en una ceremonia multitudinaria que se llevó al cabo en el parque de la calle 54 por 87 del Centro Histórico de Mérida, mejor conocido como la zona de la Tienda La Socorrito. Al evento asistieron el gobernador Mauricio Vila Dosal y el alcalde Renán Barrera Concha, entre otras autoridades y artistas.
Con riguroso sombrero negro y anteojos de sol que tapan una melena y cejas pintadas, Armando “El Torito” Infante tiene un aire muy marcado a su papá aunque, según nos dice, es más bajo que él. Entre los 32 hijos que él nos cuenta que tuvo su padre, parte de la labor de Armando como hijo es trascender la herencia artística de “El Inmortal”, aunque él mismo diga que “Le pesa”.
“Es un costal que llevo sobre la espalda y ¿Qué le vamos a hacer? A mí me gustaría ser más yo mismo, pero esta es la suerte que me tocó vivir”, sentencia el hijo menor del artista.
¿Qué pesa? Le preguntamos y no duda en responder: “El apellido, ese es mi costal sobre la espalda. Que la gente te pregunte en la calle si eres el hijo de Pedro Infante y cosas por el estilo… Ya basta, déjenme en paz, pienso. Pero así es la vida”, afirma.
Y está agradecido, aunque le pese el costal. Armando es cantante como su papá, actuó en cine, televisión y también en comerciales. Y sabe que mucho se lo debe a su progenitor. “Nunca fue una competencia para mí como artista y me ha ayudado bastante porque ningún artista mexicano ha tenido tanto reconocimiento como mi padre, él ha hecho mucho por nosotros. Me siento muy feliz y contento de que lo sigan recordando hoy, después de 62 años de su muerte”, señala.
Empieza con I y termina con A
Antes de despedirse, le preguntamos a Armando quién fue el gran amor de la vida de su padre. “El Torito” se ríe antes de contestar en clave, como dando pistas: “Era chaparrita y con ella tuvo una hija, pero no quiero decir su nombre. Lo qué si les puedo decir es que Mérida fue y será siempre el lugar que mi padre eligió para descansar y también para ser feliz”, concluyó con una sonrisa cómplice.- Cecilia García Olivieri.