Amor y respeto para todas las mamás trabajadoras en su día
Columna Sábado Sudaca
Por @LaFlacadelAmor
Está tan metido en nuestra cultura, tan intrínseco, que hasta pasa desapercibido. Para el resto, para nosotras no. Porque las mamás que trabajamos la tenemos que remar mucho, a diario, 24/7 para salir adelante. Laborar y cuidar hijos no es tarea fácil y en pandemia todo se torna bastante más complicado.
Si estás en pareja, el ideal sería que la chamba dentro de la casa y con los hijos sea “mitad y mitad”, pero no pasa siempre, esa es la triste realidad. Hacer que cambie depende de nosotros, claro y de un consensuado trabajo en equipo. El ideal existe, no nos hagamos tontos.
Porque si no le muestras a tus hijos que puedes trabajar en equipo con tu pareja ¿Qué les estás enseñando a ellos? Nada bueno, seguramente. Y la desigualdad continúa y no es buen futuro para nadie.
Pero bueh, eso es tema de otra columna. Ahorita la idea es hablar de ti y de mí, de nosotras. De las que hoy celebramos el 1 de mayo –“Día Internacional de los Trabajadores”- y que seguimos laborando: en la casa, con los hijos y en nuestros empleos.
¿Hay un caminito a seguir para estar mejor? ¿Hay alguna forma de que nuestras vidas laborales y maternales sean más saludables? Primero para nosotras y después para el resto de la humanidad. Trabajo todos los días, tengo dos hijos menores de edad y cuarenta y largos años… A esta altura de la vida debería vivir más tranquila que nunca pero “siempre no” ¿Se puede vivir mejor? Empecemos visualizando temitas –alivianadas y sin culpas- porque recetas mágicas no hay, pero seguro alguna idea salvadora surgirá:
- Las mamás trabajadoras no tienen todo bajo control y está bien que así sea. No somos máquinas.
- Las mamás trabajadoras se desbordan algunas veces por una pavada así de chiquita (marquen con los dedos pulgar e índice una distancia que no supere los dos centímetros). Entonces gritan, patalean y después van corriendo a abrazar y llenar de besos a sus hijos. Quizás se desbordaron por algo pequeño, pero seguramente fue la gota que colmó el vaso de un día agotador.
- Después de una escena de gritos y pataleos, las mamás trabajadoras besan y abrazan a sus hijos porque sienten culpa de haberles gritado y entonces piden perdón. Si los hijos les corresponden el abrazo, ahí la culpa se va un ratito a la chingada y ellas siguen sus vidas un poco más livianas. Hasta la próxima pataleta.
- Las mamás trabajadoras quieren que sus hijos coman sano, pero están tan agotadas para cocinar que piden una pizza o tacos por delivery. No pasa nada, no es el fin del mundo… Es más bien un momento bien invertido que no tuviste que encerrarte en la cocina.
- Las mamás trabajadoras no necesitan “ayuda” de sus parejas. Ellas necesitan trabajo en equipo porque también trabajan por dinero para ganarse el sustento y no pueden ocuparse de todo lo demás, más allá de sus empleos o emprendimientos. Los hijos tienen papá y mamá y hay una casa de la que ocuparse. Si no hay equipo, no hay paternidad responsable.
- Las mamás trabajadoras necesitan un espacio para ellas –SÓLO PARA ELLAS-, que les permita tomar un baño rico, mirar una serie tranquilas, leer un libro, salir a caminar solas, tomarse una cervecita escuchando música o lo que se te ocurra que les haga bien a ellas, sólo a ellas. Esos espacios les hacen bien para seguir adelante.
- Las mamás trabajadoras no tienen mucho tiempo para jugar con sus hijos porque TRABAJAN. Dicen que el tiempo que vale la pena es el que se da con “calidad”. Yo opino que también la “cantidad” es importante. Y si hoy estás en tu casa trabajando por el confinamiento, seguramente tus hijos te van la cara muchas horas, aunque se la dediques a tu trabajo. Siento que esto suma también porque, en definitiva, no dejamos de convivir con ellos.
- A las mamás trabajadoras la pandemia les afecta y mucho. Varias perdieron sus trabajos, otras se separaron de sus parejas, se enfermaron de covid o perdieron seres queridos por la maldita pandemia. Muchas no duermen bien de noche porque están preocupadas y a esa “pre-ocupación” hay que sumarle que se tienen que “ocupar” de muchas cosas durante las horas que están levantadas. También se sienten solas en pandemia y necesitan apoyo para seguir adelante.
- Si la mamá trabajadora no durmió de noche porque tuvo a un hijo enfermo, al otro día se tiene que resetear porque el día se le viene encima y no puede quedarse a recuperar sueño perdido. Que la puedan contener en estas situaciones es clave.
- A las mamás trabajadoras les gustaría ir un día de spa, pintarse el pelo, alaciarlo o hacerse ondas. Muchas veces esa lana la invierten, en cambio, en un juguete nuevo para los hijos. Y van y se hacen ellas solas una mascarilla o un baño de crema que compraron en el supermercado y se sienten retebien. Diles que se ven más lindas.
- Las mamás trabajadoras que son felices con sus trabajos, crían hijos más felices porque, en el fondo, ellos perciben esa alegría materna por la labor diaria… Aunque la mamá se haya olvidado de programar el lavarropas y ahora no haya ropa limpia para ponerse.
- Las mamás trabajadoras se sienten más relajadas cuando el entorno es empático con ellas. Y ahí ellas se ríen más, bromean más y hasta son chicas felices, no importa cuántos años tengan. Por eso hoy, 1 de mayo, va un abrazo con puro respeto y orgullo a todas las mamás trabajadoras yucatecas, mexicanas y del mundo. Y sepan que no están solas. Y que son una chingonas.
Feliz Día, mamás trabajadoras.