“A los extranjeros les valió gorro el virus”, opinan los chinos
Mediodía en Mérida, medianoche en China y Alexander Palomo, yucateco y radicado hace tres años en el país oriental, se presta a una gran plática sobre cómo vivió y vive la pandemia del coronavirus justo ahí, en la nación donde se originó. No se pierdan esta rica charla, vale la pena y viene con enseñanza…
Alexander es encantador. No lo conozco personalmente y está –literal- en la otra punta del mundo, pero creo que si nos viéramos, seríamos amigos y, cuando pasen estos tiempos de pandemia, tomaríamos un café juntos.
Alexander Palomo es yucateco y habla maravillosamente en chino. Es más, con cubrebocas, lentes y su acento chino bien cerrado, pasa por un oriental más. Y a él le gusta sentirse parte y, con 28 años, desde 2017 vive en China (exactamente en la ciudad de Guiyang, provincia de Guizhou), donde estudia una maestría en Derecho Internacional y perfecciona su chino mandarín, claro. Ah, y vivió y vive todavía la pandemia del virus covid-19 justo ahí, en el país donde se originó.
Con él platicamos hoy vía telefónica por Whatsapp (rogando que el sistema de gobierno chino no cortara la conexión), cuando era el mediodía aquí y la medianoche allá. Alexander no contrajo el virus covid-19 pero nos cuenta con lujos de detalles cómo vivió y vive sus días en el país oriental. Nos habla de cómo los chinos manejaron la pandemia, de la unión del pueblo y de cómo, de forma paulatina, van saliendo adelante ¿Qué si se quiere regresar a México? Para nada… A él le encanta vivir en China.
Esta nota es una plática, así la vamos a transcribir. Es una historia de vida que tiene mucho más para contar y que, sin duda, nos deja una enseñanza, totalmente aplicable para los tiempos de pandemia que vivimos.
Guiyang, la ciudad donde vive Alex, es de las más pobres de China. Igual cuando Alex habla de pobreza, no es exactamente la misma que vivimos en Latinoamérica: allí el gobierno chino comunista invierte constantemente en tecnología para que la provincia de Guizhou y su capital Guiyang avance, nos cuenta Alex. En la Guizhou University el yucateco hace su maestría.
NOTICIAS DEL CORONAVIRUS
¿Pensábamos que los chinos tenían noticia de todo lo del coronavirus desde diciembre? Pues no, Alex nos relata que la noticia del virus covid-19 tardó un poco más en hacerse conocida para todos.
“El 13 de enero terminé de cursar en la universidad y comencé mi viaje solo de mochilero al norte de China, en límite con Rusia. Realmente para ese entonces había pocas noticias del coronavirus, sabíamos que había un virus extraño en Wuham, pero no mucho más que eso”, relata.
De viaje, cuando Alex llegó a la ciudad de Xian y subió unas fotos a sus redes sociales, una amiga china le advirtió: usa cubrebocas y ya no andes en la calle. “Le hice caso pero no cancelé mi viaje, todavía todo seguía como siempre”, nos cuenta.
Pero el 18 de enero ocurrió algo que cambió todo: fue el famoso “Error Humano de Twitter” y Alex nos cuenta de qué se trata.
“Alguien filtró en Twitter todo lo del coronavirus y que Wuham entraría en cuarentena. Fue como un parteaguas la noticia y aquí se habla de una ‘teoría de conspiración’ porque, al avisar con antelación que entrarían en cuarentena obligatoria, mucha gente se escapó de la ciudad. Es muy extraño todo lo que pasó porque al gobierno comunista no se le pasa nada”, afirma.
A partir de ese momento, Alex recibe un llamado de su universidad para que se reporte inmediatamente en el lugar.
“Me piden que cancele todos mis planes y me regrese. El tren de Harbim a Beijing fue normal, pero al subir al avión de Beijing a Guiyang, todo había cambiado. El aeropuerto era otro, había muchísimas medidas de seguridad, todos con tapabocas y hombres vestidos con sus trajes blancos y máscaras… Realmente el vuelo fue horrible, nadie se quitaba el tapabocas ni para comer o beber y no parábamos de mirarnos unos a otros pensando quién podía tener el virus”, relata.
Y ese fue, para Alex, el parteaguas para tomar conciencia de lo que estaba viviendo. “Me di cuenta que me había arriesgado mucho en el viaje, pero en ese momento nadie sabía nada ni pensábamos que sería tan grave”, agrega.
AISLAMIENTO OBLIGATORIO
El 28 de enero el yucateco se presentó en la universidad y, automáticamente, entró en un aislamiento obligatorio por 14 días para ver si tenía el virus o no.
“Fue la experiencia más espantosa de mi vida, estaba solo todo el tiempo y, cada 24 horas, debía tomarme la temperatura e informarle a la policía mi estado de salud y mi temperatura. La comida me la dejaban del otro lado de la puerta, en unas cajas. Sí podía checar internet y veía las noticias pero es horrible estar encerrado solo y también fue terrible estar separado de mi pareja”, explica, angustiado.
Durante esos 14 días de encierro, Alex no paró de pensar con quién había hablado, con quién se había juntado y compartido momentos. “Empiezas a analizar todo y es de destacar que los mexicanos tenemos en ese sentido un choque cultural muy fuerte con los chinos. En México existe el espacio personal, ya sea en el camión, en el metro o en una fila, pero aquí no. Vive tanta gente que nadie tiene su propio espacio, no existe la distancia y todos están más pegados, así que la paranoia era más grande”, cuenta.
Sin embargo, además de checarse la temperatura e informar a la policía todos los días a las 2 am, gracias a la tecnología y a las aplicaciones que cuentan en China, podía saber con exactitud los enfermos que tenía a metros de cercanía, edades y género, si eran de alto riesgo o no.
Alex, con doble cubrebocas Zhangyi, pareja de Alex
Y los días pasaron y llegó el momento de salir del aislamiento total en la universidad. “Fue el 16 de febrero y mi novio me fue a buscar, fue como si me rescatara… Sin embargo, cuando llegamos a la casa ya habían escaneado los domicilios con un código QR que yo no tenía por estar en el aislamiento. La policía me dejó entrar igual y ya el 1 de marzo fui a tramitar mi QR para poder acceder no sólo a mi casa, sino también a los supermercados, por ejemplo”, detalla.
Alex estuvo en total 72 días de cuarentena obligatoria y hace 10 ya hace casi una vida normal. “Las medidas de seguridad fueron muy rigurosas desde un principio, pero la unión del pueblo chino hizo que todo se fuera dando bien, en forma paulatina en algunos lugares y más obligatoria en otros. Como extranjero la situación no fue muy fácil –cuenta- ya que ocurrió un caso en Cantón donde un nigeriano contagiado mordió a una enfermera china y ahí se generó una gran xenofobia contra los extranjeros”, explica.
“Hay conocidos chinos que me han dicho: ‘No te vayas a contagiar porque el gobierno se irá contra todos los mexicanos que viven aquí’. Realmente después de lo que ocurrió con el nigeriano siento que nos estigmatizaron a los extranjeros y, aunque no la viví, la xenofobia existe. Pero como hablo bien chino y uso tapabocas, nadie se da cuenta que no soy de aquí”, dice, un poco divertido.
Ni Alex ni su pareja Zhangyi se contagiaron coronavirus ni ningún conocido o conocida de ellos. “Sin embargo conocí a un hombre que quedó en la ruina económica por el coronavirus, con deudas y sin poder pagarles a sus empleados y se suicidó”, cuenta.
LA PANDEMIA SEGÚN LOS CHINOS
Le preguntamos a Alex cómo él ve que vivieron los chinos todo esto de la pandemia. “La sociedad es muy cerrada y no muestra sus sentimientos. Realmente da mucho trabajo saber qué sienten, pero sí te puedo decir que todos tienen la mirada muy triste”, dice.
También le preguntamos a Alex sobre las cifras de casos y muertos que ahora salen a la luz en redes sociales, que superan por mucho las anunciadas por el gobierno chino.
“Aquí no se dice nada de eso…. Las cifras que manejamos hasta ahora mismo que checo mi celular son: 83,190 casos confirmados, 3,242 muertos, 83 sospechosos y 77,597 casos recuperados. El gobierno chino se tomó muy en serio el tema del coronavirus y, como gobierno comunista, hicieron mucha propaganda y campañas para que la gente se concientizara. Desde el inicio dijeron que sin vacuna iba a llegar a cero contagios y así lo van logrando juntos. Los chinos trabajan unidos y se ayudan mutuamente y eso me gusta y lo alabo. Para ellos no hay un problema que no puedan solucionar juntos”, remarca.
¿Y qué elucubraciones hacen sobre la llegada del virus al país? ¿Qué dicen ellos al respecto?, le preguntamos.
“En las redes sociales chinas se habla de que el virus fue traído de Estados Unidos y hasta en la misma tele lo han dicho y la gente lo cree. Hasta mi pareja me dice ‘Es que íbamos muy bien económicamente y Estados Unidos nos mandó el virus para derrotarnos”, relata.
Hoy, después de 72 días de cuarentena obligatoria, hace 10 días que Alex y su pareja llevan casi una vida normal. Van al súper, al gimnasio, ya hay bares, karaokes y cafés abiertos y las calles cobran vida. “Igual todo es paultatino y no es así en todo el país. Las fronteras están cerradas para extranjeros todavía y las clases, por ejemplo, ya empezaron en primaria, secundaria y prepa, pero no en kínder”, detalla.
LA ECONOMÍA NUNCA SE DETUVO
¿Y la economía? Le preguntamos a Alex si siente que se está reactivando en China y nos contesta: “Nunca la detuvieron. Acá se compra absolutamente todo por internet, así que las cadenas de producción siempre continuaron trabajando. La diferencia estaba en que, si pedías algo y te llegaba en tres días, en plena pandemia tardaba 15. Ahora ya está todo normal de nuevo”, señala.
¿Y cómo ven los chinos las decisiones que se toman en otras partes del mundo respecto a la pandemia? “Se burlaron cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador salió a decir que su escapulario lo protegía del coronavirus y critican en general las decisiones que se toman en otras partes del mundo. Los chinos no hablan de otros países con nombres, hablan en general de extranjeros y dicen ‘Les valió gorro el virus y no tomaron las medidas correctas’. Siempre se preguntan porqué en otras partes del mundo la gente no anda con cubrebocas, no lo entienden y dicen ‘¿No tienen miedo de morir?’”
Para Alex, las decisiones que tomó en materia de pandemia el Gobierno de México fueron lentas, sabiendo sobre todo lo que ya pasaba en el mundo. “Yo entiendo que son economías distintas, pero ahora es tiempo de que en México se queden en casa, usen cubrebocas, tomen todas las medidas de seguridad e higiene y lleguen a su casa y se rocíen en antibacterial, como hacemos acá, desde el cabello hasta los pies. Veo que en México eso no está implementado todavía”, opina.
Alex está agradecido con el gobierno de China por cómo manejó la situación y, aunque al principio pensó que todo era demasiado exagerado todo (“Se pasan…, pensaba”, dice), luego se dio cuenta que eran medidas para proteger a los más de 1,200 millones de habitantes.
“Siento orgullo por el pueblo chino y me gustaría que México también sintiera ese orgullo para salir adelante y que todos, por ahora, se queden en casa”, concluye, casi a las 2 am, hora de China.- Cecilia García Olivieri.