“Alguien que te quiere no te puede hacer daño”
Algunas veces tomar distancia puede sanar el alma. Paola es una mujer fuerte e inteligente que vive hace muchos años en un entorno de violencia de género y no puede “soltar”. El 8M pasó, pero ella es nuestra protagonista en este marzo “Mes de la Mujer” y nos cuenta con el corazón en la mano cómo es su vida y cómo día a día avanza para desaprender lo que la lastima y aprender a ponerse primera en la fila para ser feliz. El camino es complicado, pero la aplaudimos por estar en movimiento
En noviembre pasado conocí a Paola y me quedé con ganas de abrazarla. “Sororidad” se llama ese sentimiento de empatizar que tienen las mujeres con otras mujeres, y yo con ella lo sentí a flor de piel. Paola tiene 44 años, un hijo de nueve, es contadora, alegre, le gusta estar a la vanguardia, estudiar y entre otras tantas cosas que pasan en su vida, Pao sufre violencia de género. De su esposo, del hombre que conoce hace 20 años.
Parte de los modelos en los que nos educaron nos enseñan que padecer violencia de género es de mujeres débiles o poco inteligentes y que por eso mismo no pueden salir de ese entorno de violencia. Nada más absurdo y conocer a Paola nos enseña eso y mucho más. Esta mujer lucha desde hace años por soltar el entorno violento en el que está y la aplaudimos fuerte y de pie porque, pasito a paso, lo está logrando y con creces.
En noviembre pasado hablamos con Paola y ahora retomamos la llamada, casi cuatro meses después. Ella es nuestra protagonista en el marco del Mes Mundial de la Mujer por todo lo que está desaprendiendo y aprendiendo “de nuevo” y “nuevo”. Esta plática no fue fácil, pero fluyó para bien y lo mejor que nos deja es que la sororidad sirve, ponerse en el lugar del otro para escuchar y ayudar, sin duda sana el alma, las dos almas. Le agradecemos a Paola por compartir su historia.
(Nota: para quienes no llegaron la entrevista anterior, te compartimos algunas preguntas que le hicimos a Paola en su momento para contextualizar la nota y las preguntas nuevas):
¿Cómo eras antes de vivir violencia de género y cómo sientes que eres ahora?
Antes era arriesgada, positiva y soñadora. Esas tres cosas me definen. Ahora me siento más realista. Alegre siempre soy, pero antes era más divertida. Me considero una mujer moderna, pero eso mismo me ha causado mucho conflicto de pareja porque él tiene ideas como más chapadas a la antigua, no se adapta a estos tiempos de tantos cambios. Ahora también me siento muy limitada en todos los aspectos y un ejemplo es el poder económico que perdí desde que no trabajo y que te da libertad en todo. Ser dependiente económica y en pandemia es terrible porque él hace su vida normal y mi hijo y yo no, no salimos de la casa. Para mi el confinamiento de la pandemia es tremendo porque me terminó de cerrar y de encerrar y ahora no me deja ni ir al súper. Y si quiero ir a algún lado, me dice que puedo llevar el virus o traerlo, cuando ni salgo de la casa. Sufro mucha manipulación y violencia psicológica.
¿Cómo veías o qué sabías de la violencia de género hace años, cuando eras adolescente o antes de tener pareja?
Pensaba que la violencia de género era solamente que te golpearan o te gritaran y la veía muy lejos de mí, nunca pensé que la iba a vivir. Yo me creía una persona muy inteligente, me creía muy segura de mi misma, que podía hacer las cosas… Y cuando empecé a vivirla no sabía que era violencia de género.
¿Te costó reconocer a tu esposo como un maltratador?
Todavía me cuesta y pienso a veces que estoy loca y que él tiene razón. Hago terapia, pero todavía hay mucha negación de mi parte y lo justifico, digo que él tiene miedo, que es ansioso, que así lo educaron… Trato de justificar su comportamiento.
Alguien que te quiere ¿Te puede pegar?
Alguien que te quiere no te puede hacer daño y te tiene que dejar libre para que tú tomes tus decisiones, aunque él no las comparta o no les gusten. Debes sentirte en paz cuando estás con esa persona porque te acepta tal cual eres y no tienes que fingir ser otra u otro cuando están juntos.
¿Qué sentiste cuando te pegó por primera vez?
Mucha frustración, rabia y vergüenza de cómo me iba a pasar a mí esto. No podía creerlo y sentía sobre todo vergüenza de compartirlo.
¿El maltrato psicológico es tan nocivo como el maltrato físico? ¿Por qué?
Creo que sí porque te quedas. El maltrato psicológico me atormenta, me hace pensar que soy mala y que no puedo ser como los demás. Pienso que no puedo cuestionarme las cosas y que sólo debo obedecer y ser como los demás para encajar. Llegas a pensar que así serías más feliz, cuando mi esencia es salirme del molde, evolucionar y ser diferente.
¿Lo quieres?
Yo creo que no. Recuerdo la frase de un libro de Carlos Ruiz Zafón que dice algo así como: “Si te preguntan si lo quieres y lo piensas, es porque no lo quieres”. Yo ya no pienso en un amor romántico, sino más bien de ser humano y la verdad es que me aferro mucho a los recuerdos. Tengo apego con él y eso es parte de una relación muy tóxica.
¿A qué le tienes miedo?
Le tengo miedo a la soledad y al qué dirán. También tengo miedo de no lograr independencia económica y a vivir sola con mi hijo. Pero a lo que más le temo ahora es a seguir así, sin tomar una decisión de terminar con la violencia.
¿Qué deseas para tu vida?
Lo que más deseo es tener independencia emocional y valor para decirle “Te dejo y ya”. Eso es lo que más necesito, tener valor.
Hace casi cuatro meses estás lejos de tu pareja porque estás de visita donde vive tu familia ¿Qué significó este tiempo de distancia de tu esposo/agresor?
Significó paz. Te cuento que yo padecía de problemas del estómago, me dolía diario desde que me levantaba hasta que me acostaba y todo me hacía daño, hasta el agua que tomaba. Cuando tomé distancia y llegué a visitar a mi familia, los dolores estomacales desaparecieron por completo y en una semana ya estaba como nueva. Ahora que pienso que en abril regresaré a ver a “esta persona”, tuve algunos días de malestar de nuevo, pero ya pasaron. En este tiempo he estado mucho más tranquila en todo sentido.
¿Cómo te visualizas ahora, después de la última plática que tuvimos en noviembre?
De a ratos me visualizo con fuerzas de seguir adelante en mi proceso y de repente me entra el “No voy a poder”, porque la codependencia es muy cañona. Pero sí estoy tratando y me ayuda mucho hacer psicoanálisis porque me hizo descubrir que yo tengo la responsabilidad de poner los límites y estoy aprendiendo a hacerlo. Me cuesta trabajo y creo que es porque fui criada en una religión muy fuerte en la fe católica, en la que antepones siempre a los demás antes que a ti misma y eso estoy desaprendiendo en este camino. No es egoísmo, es pensar primero en tu bienestar para estar bien luego con lo demás. A mí me enseñaron a ponerme siempre al final de la fila, así crecí y en eso estoy trabajando ahorita y para mí ya no es cuestionable ni negociable.
¿Hablaste con una abogada para ver cómo son los procedimientos para divorciarte?
Sí, hablé pero no me dejó muy tranquila porque sería un divorcio sin causal y es más complicado porque no sé cómo va a reaccionar “la otra persona”. Mi idea es hablarlo, convencerlo de que sea algo de común acuerdo, por el bien de todos. Sino tendré que irme por el lado del divorcio sin causal, y eso me pone intranquila. Sin embargo, siento que sí voy a salir adelante porque ya me aferré y luché mucho por tener una familia y lo importante ahora es situarme en el momento en el que estoy y enfocarme bien en eso.
¿Tomaste alguna acción para tu regreso a Mérida?
Mis planes cuando regrese en abril es tratar de mediar las cosas, intentar divorciarme de una forma más tranquila. Y yo me siento segura y pienso que ya lo tengo que hacer porque yo debo ser la que se ayuda y tiene que salir de mí ese convencimiento.
Danos un mensaje en el marco del Mes de la Mujer
Me gustaría que soltáramos esos patrones que nos atan y desaprendamos conductas que van en contra de nuestra identidad como mujeres y seres humanos. Cuesta mucho trabajo, pero es momento de hacerlo, de desaprender y aprender que el centro del universo eres tú y que por eso te tienes que cuidar, querer, proteger…. Y si te equivocaste, no tienes que quedarte en eso para siempre porque llegó el momento de hacer las cosas de manera diferente. Hay que enseñarle a las niñas también a que tengan autoestima y no olvidar que cuando vives una situación de violencia de género no estás sola, hay mucha gente en el camino que llega y justo en el momento preciso.- Cecilia García Olivieri.