“La OMS es menos creíble que Pinocho”
La Organización Mundial de la Salud atraviesa un problema de imagen y confianza tras la visita a Wuhan y el respaldo a las hipótesis del gobierno chino de que el virus llegó congelado al país oriental. Al intentar descifrar el origen de la pandemia, hicieron poco y nada, opinan en el mundo entero
En uno de los apartados de su página web, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se define como una agencia especializada de la ONU que tiene como objetivos “promover la salud, mantener el mundo seguro y servir a los vulnerables”. Tiene oficinas en 150 países y en caso de una emergencia sanitaria global, es la institución de referencia para orientar y coordinar las políticas sanitarias. Así lo ha hecho durante la pandemia. Aunque no con la imagen impoluta como requiere un organismo tan imprescindible en un mundo con un virus que ha dejado más de dos millones de muertos.
La OMS tiene problemas de imagen, pero, sobre todo, de confianza. Para entenderlo, podemos hacer un pequeño repaso por los comentarios de usuarios en redes sociales y diarios sobre algunas noticias de la rueda de prensa de ayer martes, después de que la OMS finalizara su misión en Wuhan (China, donde se originó el nuevo coronavirus) para intentar descifrar los orígenes de la pandemia.
Empecemos con algunas respuestas a la noticia del diario español El Munso: “La OMS es menos creíble que Pinocho”; “La OMS es una secta en manos de los burócratas de la dictadura comunista”; “Los de la OMS son unos mafiosos que sólo dicen la verdad cuando se equivocan en la mentira”; “El Thedros (Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general del organismo) está puesto ahí por China, no olvidemos eso”.
Sigamos con The Guardian: “No me creo nada de lo que digan estos miserables, están comprados por China”; “Ya ni siquiera disimulan sus mentiras. Estos científicos están totalmente sometidos a China”; “Esta organización ha estado meses ayudando a China para esconder el alcance del virus”.
Terminemos con The Washington Post: “Lo único que hacen es seguir el guion que les ha marcado Xi Jinping”; “Queremos ver las actas de las reuniones que han tenido con los chinos”; “Antes de la pandemia, la OMS era una institución respetada. Deberían de preguntarse porque ahora generan tanto odio y desaprobación en todo el mundo”.
ARROJAR SOMBRAS SOBRE EL COVID-19
El 14 de enero, un equipo de 13 científicos de la OMS llegó Wuhan para intentar arrojar algo de luz sobre los orígenes del coronavirus. Había mucha expectación y demasiadas preguntas abiertas que hoy siguen sin cerrarse. Sobre lo que se comentó en la rueda de prensa del martes, no hubo grandes sorpresas porque lo fundamental ya se conocía: los murciélagos son los principales candidatos a ser los anfitriones originales del coronavirus y el huésped intermedio antes de que se transmitiera a los humanos sigue siendo desconocido.
Sobre todo, hubo dos cosas destacadas en la comparecencia del líder del equipo de la OMS. La primera versaba sobre un tema que durante estos meses había sido un consenso entre la comunidad científica: que el virus no se escapó del laboratorio P4 de máxima seguridad de Wuhan como sugirió Donald Trump y varios miembros de su administración.
La segunda fue que Peter Ben Embarek en ningún momento de la comparecencia discutió o puso en duda las palabras de Liang Wannian, jefe del grupo de expertos de China de la Comisión Nacional de Salud, quien también tomó la palabra durante la rueda de prensa. Liang insistió en la teoría que los medios chinos llevan sosteniendo en los últimos tres meses: el coronavirus pudo llegar a través de la importación de alimentos congelados.
“Se han detectado restos del coronavirus en otras regiones antes del estallido en Wuhan. El virus puede sobrevivir mucho tiempo en superficies congeladas y recorrer largas distancias“, dijo Liang. Su colega de la OMS no confirmó si el coronavirus que ha pasado por esa cadena del frío se puede transmitir a los humanos. Pero sí dejó la puerta abierta a que el origen pueda estar fuera de Wuhan.
Eso animó a que, al día siguiente, los medios estatales chinos fortalecieran sus editoriales sosteniendo que la OMS apoyaba las hipótesis de que el coronavirus pudo llegar congelado a China por primera vez. Una vuelta de tuerca que han hecho los canales de propaganda de Pekín a las declaraciones del experto de la OMS que no ayudan a la institución a recuperar el prestigio perdido.
Las polémicas sobre el organismo internacional empezaron cuando Donald Trump dijo el año pasado que su país dejaría de contribuir al presupuesto de la OMS, a la que acusó de “ocultar y manejar inadecuadamente la importancia de la expansión del coronavirus”. Además, el ex presidente estadounidense definió a la OMS como una “marioneta al servicio de los intereses de China”. Muchos países criticaron las declaraciones de Trump. Pero el daño a la imagen de la institución ya estaba hecho.
POSTURA PARTIDISTA
Tampoco ayudó el papel de la OMS al comienzo de la pandemia y su relación con China. Durante todos esos días de enero, la OMS elogió públicamente al Gobierno del Partido Comunista por su “rápida respuesta al nuevo coronavirus”. Y agradeció a Pekín su “transparencia” y que hubiera compartido “inmediatamente” el mapa genético del virus. Aunque detrás de esta postura, la realidad fue bastante diferente. China no lo puso fácil en ningún momento. Según una investigación de Associated Press (AP), el gigante asiático no compartió la información clave durante los primeros días críticos de la pandemia.
AP tuvo acceso a varias grabaciones de reuniones en la OMS en las que los funcionarios se quejaban en privado que, durante la semana del 6 de enero, China no estaba compartiendo los datos necesarios para evaluar el riesgo del virus para el resto del mundo. Empezando por el retraso a la hora de difundir el genoma durante más de una semana después de que tres laboratorios chinos ya lo hubieran descifrado. Si miramos los datos reales, el 2 de enero un laboratorio descodificó por primera vez el genoma completo. Hasta el 30 de enero la OMS no declaró una emergencia global.
Los empleados de la OMS debatieron cómo presionar a China para obtener secuencias genéticas y datos detallados de los pacientes sin enojar a las autoridades. “Estamos recibiendo información muy mínima”, dijo la epidemióloga Maria Van Kerkhove, ahora directora técnica de la OMS para la Covid-19, según las grabaciones recogidas. “Nos la están dando -la información- 15 minutos antes de que aparezca en CCTV (la cadena pública china)”, añadió en otra reunión el doctor Gauden Galea, máximo funcionario de la OMS en China.
A mediados de mayo, durante la Asamblea de la Salud Mundial en Ginebra, el presidente chino Xi Jinping defendió que su país había mantenido en todo momento una “actitud transparente y responsable” y que compartió “sin reservas” con la comunidad internacional la información científica y médica sobre el virus. Luego se comprometió a aportar 2.000 millones de dólares en los próximos dos años para la lucha contra la Covid-19. Xi, después de que 122 naciones pidieran una investigación independiente sobre el origen del coronavirus en Wuhan, también aceptó a lo que llamó una “revisión integral”. Pero reclamó que esta misma debía hacerse en otras partes del mundo, no sólo en China.
(FUENTE: Lucas de la Cal, El Mundo)