Feminismo y sororidad en la voz de dos generaciones
¿Qué es el feminismo? ¿Cuáles son sus luchas? ¿Por qué existe y es necesario? Lilia Balam y Gina Villagómez, dos mujeres yucatecas feministas de distintas generaciones, se encuentran en esta nota y nos cuentan de viva voz cómo viven el feminismo hoy día y qué esperan para 2021. No te lo pierdas:
Tienen cosas en común y por ahí arrancamos: son mujeres las dos, yucatecas y empoderadas. Se conocen, se respetan mutuamente y empatizan en cosas similares. En otras difieren. Una tiene 60 años y la otra 28. Nacieron en momentos distintos de México, vivieron cosas diferentes, pero las dos convergen en una lucha en común: son feministas.
Gina Villagómez, antropóloga, académica y activista, podría ser mamá de Lilia Balam, investigadora y periodista. El contexto y realidad que Gina vivió difiere bastante de lo que le toca vivir a Lilia y viceversa. Sin embargo, hoy quisimos juntarlas para que las dos nos den su punto de vista sobre qué es para ellas el feminismo, cómo lo viven en carne propia, cómo ven que lo viven otras generaciones distintas a las de ellas y –fundamental- qué sienten que se viene para este movimiento universal en Yucatán y México para 2021.
Esta nota es para todos, todas y todes. Te presentamos a dos mujeres -como tú o como yo- hablando de lo que piensan y sienten como tales y en una lucha que no termina, así de simple. Lo que queremos es aterrizar el feminismo de dos generaciones a hoy: 30 de diciembre, en plena pandemia y en vísperas del Año Nuevo. Aquí, de viva voz, nos lo cuentan:
¿Qué es el feminismo para Gina?
Es una posición política que, a través de acciones personales y públicas, busca la igualdad entre hombres y mujeres en el marco de los Derechos Humanos en todos los espacios públicos y privados. El feminismo comienza en la vida propia. Si no deconstruyes tu propia cultura machista incorporada desde la infancia y construyes una nueva forma de ser -más flexible y libre- no puedes incidir en el cambio social. Para hacer hay que ser.
¿Qué es el feminismo para Lilia?
Para mí el feminismo es un conjunto de movimientos cuyo objetivo es la búsqueda de igualdad de derechos entre mujeres y hombres.
¿Cómo siente Lilia la lucha feminista de su generación?
Poderosa. Creo que hay tres puntos torales del feminismo de mi generación: la lucha por el derecho a decidir (despenalización del aborto), la lucha para erradicar el feminicidio y la lucha por lograr la participación política sustantiva de las mujeres.
¿Cómo siente Gina la lucha feminista de su generación?
La lucha feminista de mi generación se siente sumamente satisfecha por el deber cumplido. Fue mi generación -las nacidas en los sesenta o poco antes- quienes rompimos el molde en el que fuimos socializadas en México. Somos la generación de la ruptura del siglo XX, somos las hijas de las primeras feministas que abrieron brecha en la academia y la acción civil. Una de nuestras armas fue la educación superior o la acción en los espacios públicos como en las empresas, la ciencia, la burocracia, la política, el arte o el trabajo fuera del hogar. Fuimos las primeras en poner en acción los principios del feminismo desde nuestras propias vidas. Fue un proceso doloroso, muy doloroso, pero abrimos brecha para las nuevas generaciones gracias a nuestra lucha contra las instituciones, sistema e ideología patriarcal.
¿Cómo ve Gina a las feministas que hoy pueden ser sus hijas?
Veo dos procesos claramente diferenciados. Por un lado, las veo en proceso de construcción colectiva que aún muestra un crisol de diferencias que las dividen. Son excluyentes, radicales y aún no han logrado consolidar un movimiento relativamente estructurado que les permita trascender con una agenda definida; es decir, creo que aún falta claridad en sus objetivos de largo plazo. Las veo fragmentadas y sin deseo de cohesión, porque cada una defiende férreamente su propia agenda. La ola verde (pro aborto) no acepta a la ola morada (contra la violencia de género) porque entre ellas se encuentran las “provida”. La ola morada no acepta las estrategias de la ola o bloque negro por ser radicales. Las defensoras de las víctimas de feminicidios no coinciden con demandas y estrategias de lucha de las otras, etcétera. En la ola morada están todas las clases sociales y edades, lo que las hace el grupo más incluyente y numeroso.
¿Ves poco consenso, entonces?
Esto no significa que las feministas jóvenes vayan por camino equivocado. Lo que creo es que el movimiento aún es muy joven. Por otro lado, veo algo muy positivo en ellas. Es un movimiento auténtico, surgido de las entrañas mismas de las jóvenes, las une el valor para romper el statu quo y actualmente es el único movimiento social que se ha atrevido a desafiar al poder patriarcal y gubernamental. No se andan con medias tintas. Rompen y queman porque quieren reivindicar el dolor y la violencia que vivieron las mujeres de generaciones pasadas y defender a sus hermanas en el presente. Se asumen como movimiento sororo, de hermandad, y esa, es otra de sus fortalezas. Vislumbro éxito en su movimiento porque son hijas de un sistema cultural más flexible que el de sus madres y abuelas, no le temen al poder, y eso es lo más importante.
¿Cómo ve Lilia a las feministas que hoy pueden ser sus madres?
Las mujeres de mi generación ejercemos derechos gracias a las luchas de tatarabuelas, bisabuelas, abuelas y madres. Así que hay respeto, admiración profunda y gratitud, un sentido de corresponsabilidad también. Por otro lado, creo que no debemos idealizar la defensa de los derechos de antaño, es decir, no verla con todos esos errores, tropiezos. El movimiento es perfectible y existen muchas cosas a mejorar. Eso sí, tampoco hay que caer en extremos: a veces se genera la idea de que el feminismo está desorganizado y lo único que ocurre es que nos comparamos con un sistema patriarcal, el cual nos lleva una ventaja milenaria.
Hoy a la madrugada en Argentina se aprobó el aborto legal hasta la semana 14 de embarazo ¿Qué opinan y qué consideran que falta en México para que la legalización se realice en todo el país?
GINA: El aborto sigue siendo un tema satanizado en México y la mayor parte de la población no entiende lo que está sintiendo la juventud. Tampoco sabe el contenido de la demanda de las pañoletas verdes. Su lema es: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Esto implica realizar modificaciones en los sistemas de Educación, Salud y Justicia, y también profundos cambios culturales. No se trata de abortar por placer, se trata de no criminalizar a quienes no quieren, en su cuerpo, una vida que no desean porque no tuvieron oportunidades para elegir otras opciones debido al sistema patriarcal y misógino que se resume en el clásico comentario machista en redes: “Pues que la golfa no abra las piernas y ya”. Es más que eso, es romper un sistema cultural que estructura la desigualdad de género en la sociedad a partir de la apropiación social del cuerpo de la mujer. Y el cuerpo de las mujeres debe ser suyo. La despenalización del aborto implica cuatro aspectos: a) educación sexual, b) sistema de control natal, c) abortos seguros y d) despenalización del aborto. Por ello, me uno al júbilo de las mujeres en Argentina por lo que implica este nuevo sistema en su país.
LILIA: Fue un hito y un avance en materia de derechos humanos, derechos sexuales y reproductivos, así como salud pública. Un suceso histórico a nivel mundial. Además, considerando los antecedentes latinoamericanos, tengo toda la esperanza de que pronto otros países de esta región repliquen la hazaña, incluyendo México. Por otro lado, creo que una de las cosas que más hace falta para lograr la despenalización del aborto en México, es recordar a las y los funcionarios, y a la ciudadanía en genera que el Estado es laico. Si partiéramos de ahí, creo que avanzaríamos muchísimo en la lucha por el derecho a decidir. Me encantaría que todas las personas escucharan el discurso de la senadora de Buenos Aires, Gladys Esther González, quien dijo que las y los legisladores no pueden imponer “su moralidad católica a todo el pueblo argentino”, pues no se encuentran en “el púlpito de una iglesia”, sino en una bancada del Senado. Sería un gran paso contar con funcionarios y funcionarias con esa mentalidad en el país. Pero bueno, escuchando los discursos de las y los legisladores argentinos, veo que sus homólogos mexicanos tienen una calidad muy pobre en comparación. El atraso en el nivel de debate se nota a leguas.
¿Qué avances sienten que se lograron en Yucatán respecto a la violencia de género? ¿Dónde hay que poner el foco para ustedes?
GINA: Yucatán, a pesar de ser cuna del feminismo nacional, tiene una sociedad muy conservadora en la que se reproduce la cultura machista como en el resto del país. A la fecha, se observa cambios importantes en las últimas tres décadas, pero han sido cambios promovidos desde fuera a través de las políticas públicas del gobierno, que a su vez ha incorporado -aunque lentamente- las recomendaciones y protocolos internacionales que obligan a los países a disminuir las brechas de desigualdad y la violencia contra las mujeres. En el estado ha habido avances verdaderos como el surgimiento de múltiples grupos feministas con una agenda por la igualdad. Pero al mismo tiempo ha habido una simulación en el discurso gubernamental. Sí se ha avanzado, pero la falta de recursos y de conocimiento de la perspectiva de género por parte de los tomadores de decisiones (hombres y mujeres), aunado al machismo interiorizado en su cultura, hace que la atención a la mayor parte de la población sea insuficiente. Las mujeres en el interior del estado aún se encuentran en el desamparo y el gobierno estatal está lejos de resolver el problema.
LILIA: Creo que algunos de los grandes logros de la lucha feminista en Yucatán en los últimos años han sido: la tipificación del delito de feminicidio en el Código Penal local y la homologación de ese apartado con la normativa federal; la tipificación del delitos contra la imagen personal (conocido popularmente como pornovenganza); la eliminación de la causal atenuante que marcaba penas menores a las mujeres que abortaran pero “no tuvieran mala fama”, hubieran logrado ocultar el embarazo o si éste hubiera sido “producto de una relación ilegítima”, es decir, fuera del matrimonio; la conformación paritaria de la LXII Legislatura del Congreso; sancionar el acoso callejero. Pero definitivamente la sociedad yucateca sigue siendo machista y misógina. Y la prueba es que pese a los avances mencionados, siguen ocurriendo feminicidios, violencia psicológica, física, laboral, económica, política y sexual contra las mujeres. Se nos criminaliza por abortar, por decidir, por ejercer nuestra sexualidad o nuestra libertad de expresión. Se nos cierran puertas, se nos obstaculiza el ejercicio pleno de nuestros derechos, que aunque están ahí, las viejas estructuras se empeñan en mantener el funcionamiento de la sociedad machista y misógina, como si no estuvieran. A veces todos los logros parecen letra muerta. Lo importante es que la lucha perdure y no perdamos el aliento. No hay de otra. La conquista de los derechos de las mujeres en todo el mundo, a lo largo de la historia, ha sido siempre ciudadana, y no creo que Yucatán sea la excepción. Es confuso, pues ya a estas alturas existen instancias, jurisprudencias que respaldan la defensa de los derechos de las mujeres. El Estado ha sido omiso y la historia lo juzgará por negarse a cambiar. Pero bueno, no por eso nos quedaremos cruzadas de brazos. Si el Estado se resiste, nos toca a nosotras nunca ceder, siempre seguir y siempre luchar.
El feminismo hoy día ¿Es excluyente? ¿Por qué?
LILIA: Como el feminismo es un “conjunto de movimientos”, no es excluyente. Creo que agrupa y cobija varias corrientes, y que todas son legítimas, incluso aquellas que velan por los derechos de las mujeres sin considerarse a sí mismas “feminismo”. Me refiero a que por ejemplo, hay agrupaciones de mujeres indígenas defensoras de derechos y no se autodenominan feministas. Y yo no creo que eso las descarte como feministas. Todo lo contrario, considero que esos movimientos, los cuales se basan más en la acción que en las teorías, son el principal motor del feminismo.
GINA: Sí, es excluyente por los motivos expuestos en la pregunta 3. Es un movimiento sexista (rechazan la participación masculina, de la diversidad sexual o de feministas que no compartan por completo su agenda). No son negociadoras.
Existen otras posturas que proponen abordar de manera transversal los temas del feminismo, ampliar la red y sumar otras trincheras que van más allá del género, por ejemplo, la sindical, la migrante, la vecinal, porque lo que nos mueve es cambiar las estructuras que perpetúan todas las desigualdades ¿Qué opinan al respecto?
GINA: A eso me refería en la pregunta anterior. No suman las diferencias y se han enfrascado en su agenda esencialista. La lucha feminista es una lucha política, y en política deben construirse puentes de negociación, intercambio, escucha e inclusión. Las feministas del siglo XX avanzaron en sus agendas desde adentro o interactuando con el sistema. No significa ser política, senadora o diputada para lograrlo, lo que quiero señalar es que los cambios sociales se hacen con una revolución o con una agenda ciudadana a través de la Gobernanza, vinculada con las instituciones de poder. Al poder se le debilita presionando y negociando, pegándolo a la pared con el poder del empoderamiento personal y colectivo. Además, si no se suman los grupos vulnerados, no habrá fuerza para lograr un cambio estructural real, sustantivo.
LILIA: Esa es una discusión compleja y no sé si me estaría desviando demasiado a otro punto, pero yo prefiero emplear el término interseccional a transversal.
Hoy día y en medio de una pandemia ¿Qué consideran que puede ser sanador para el feminismo de 2021 yucateco y mexicano?
GINA: Primero debemos entender que no hay un solo feminismo. Existe una diversidad con agendas propias que deben ser compartidas para avanzar en colectivo. En esta diversidad está el ecofeminismo, el feminismo radical, el marxista, el feminismo de la igualdad, el disidente, el lésbico, el liberal, el académico y más. Y las feministas de cualquier tipo deben compartir luchas con otros grupos si se quiere deconstruir el sistema patriarcal que no solo es misógino, sino que también es clasista, racista, xenofóbico, homofófico, lesbofóbico, etc. Por ello es tan importante la negociación de los grupos de la diversidad social para debilitar al sistema gubernamental y patriarcal. En tiempos de pandemia debemos trabajar para tener más información y recordar que en un descuido nos morimos sin haber logrado el cambio por el que tanto hemos luchado.
LILIA: La sororidad, siempre. – Cecilia García Olivieri.