“Seguiremos en la segunda temporada de esta serie que empezó como ciencia ficción”
Este año raro, de pandemia, virus y confinamiento, nos cambió a todos. Y hoy invitamos a Tony Peraza “Cartonysta” a caminar por el filo del 2020 para reflexionar -divertido, ácido, irreverente, con trazos y colores- sobre este año inédito y, sin una bola de cristal, el tremendo monero tira alguna neta de lo que vendrá en 2021. No te lo pierdas:
Hablar es fácil, decir lo que pensamos muchas veces se nos cae de la boca… Pero si tuvieras que hacerlo a través de un dibujo ¿Cómo te iría? En el mundo, México y orgullosamente en Yucatán gozamos del gustazo de tener a Tony Peraza “Cartonysta”, quién a diario nos hace pensar con sus “monos”. Y el mérito es doble, porque lo logra a través de un dibujo. Algo de magia tiene este hombre de mirada clara, manos virtuosas y lengua filosa.
Tony Peraza “Cartonysta” saca una especie de lucecitas, rayos y centellas de las manos cuando dibuja, que que se conectan al cerebro y también se transforman en palabras. Es difícil decir que Tony antepone el dibujo a la palabra y más allá de su “propensión a alejarse de los colectivos humanos”, de calladito no tiene nada. Como dibujante, ilustrador y monero, el artista yucateco que siempre nos deja pensando con sus cartones, no es ni tan introvertido como él cree y, cuando habla… Madre mía, se mueve todo.
Y anoche lo hicimos hablar. Bah, primero lo espantamos porque pensó que la entrevista sería “con micro y cámara” y él dice que esas cosas no le gustan. “Escrito y rayando cosas lo que quieras”, nos advierte y cumple, claro, porque para él esto de hablar y dibujar es puro disfrute. Y por eso nosotros lo disfrutamos tanto.
En esta entrevista, Cartonysta camina por el filo del 2020 para reflexionar -divertido, ácido, irreverente, con trazos y colores- sobre este año inédito que vivimos todos. El monero saca los trapitos al sol y nos cuenta cómo se las arregla en confinamiento (“arribé a un estadio superior de neurosis con respecto a la limpieza de la cocina”, relata), habla de cómo mutó su trabajo, qué se le antoja hacer el año que viene y, sin una bola de cristal, tira alguna neta de lo que vendrá en 2021. No te lo pierdas:
¿Viviste el nuevo coronavirus en carne propia, por algún familiar o amigo?
Yo, por mi natural propensión a alejarme de los colectivos humanos, ya era un chico de cuarentena antes de que el virus llegara con sus tropas de ocupación. El primer reto fue evitar matarnos en la casa al menor pretexto por la sobreexposición interpersonal sin pausas. A eso se le añaden las sucesivas olas de angustia y tristeza de amigos por empleos perdidos, negocios cerrados y mucha incertidumbre. Aunado a la incredulidad y a la negación de la pandemia. Luego las ráfagas heladas de sentir la guadaña cerca de amigos de amigos o conocidos lejanos. Ahora habrán muy pocos que no tengan a un amigo cercano o pariente que fue víctima del virus, con sus historias feas, de muertes súbitas y despedidas que no pudieron ser. Te deja la boca con un amargo sabor a abrazos que ya no fueron.
Tu proceso creativo ¿cambió en algo en pandemia?
Se redujo mi espacio vital. Mi movilidad dentro de la casa -toda mía por las mañanas- se redujo y tuve necesidad de compartirla todo el día y todos los días con Pía, mi compañera. Y si ya desde antes de este evento mis monos eran en un gran porcentaje digitales, con esto ya llegué al 100% de trabajo en tableta digital. Ando por estos días con la obsesión de recuperar la mano con pinceles, tintas locas y manchas en el papel.
¿Qué hábitos abandonaste en confinamiento y cuáles nuevos adquiriste?
Dejé de relajarme tanto por las mañanas. Antes espaciaba las lecturas y actualizaciones noticiosas a lo largo del día. Ahora trato de ponerme al día antes de dormir, hacer apuntes insomnes y terminar mis monos cuanto antes para dejar el espacio de trabajo a Pía, que sí la tiene pesada con reuniones en zoom, tareas de community manager, tareas de contadora virtual y hasta de psicóloga en línea con sus padres de familia y alumnos. En ese salto cualitativo, adquirí conocimientos domésticos nivel Señora AAA. Ahora soy un fiel devoto del jabón Zote y bien podría defender sus atributos en foros internacionales. Reduje exitosamente la cantidad de desperdicios, cocino mejor con lo que haya en el refri, perfeccioné la separación de basura orgánica, me hice experto en el uso y reuso de bolsas zip-loc para la conservación de alimentos y arribé a un estadio superior de neurosis con respecto a la limpieza de la cocina.
Dime la serie preferida de la pandemia
Borgen, sin dudarlo. Una serie danesa sobre una política que llega a ser primera ministra de su país. Está en Netflix. También está la española Patria, en HBO, sobre la herida abierta del conflicto con ETA. Estremecedora.
El libro más disfrutado en confinamiento
Pía me llevó a conocer la prosa deliciosa de Antonio Muñoz Molina. Él estará en mi soundtrack literario de esta primera fase covid.
Cuéntanos algo que detestaste hacer en pandemia
Ir al súper. Antes disfrutaba mucho esa labor de recolector. Ahora tengo que vestirme como si fuera a reparar un ala de un transbordador espacial y entrar a comprar en modo comando. Detesto no haberme podido reunir semanalmente con mis amigos los martes. Me cargaban las pilas una barbaridad esos intercambios.
¿Quién es el colega ilustrador que más admiraste por cómo manejó la pandemia ilustrada y por qué?
Descubrí, gocé y me desbaraté a carcajadas con la irreverencia del argentino Esteban Podetti. Es un refrescante oasis de incorrección política de la buena.
Si tuvieras que dibujar el virus ahora, después de tantos meses de pandemia ¿Cómo lo harías y qué diría en el globito de diálogo?
¿Cómo te parece que se manejó la pandemia a nivel local y nacional?
Le dejo la respuesta a los expertos. Pero señalaré que nunca estuve de acuerdo en que se privilegiara como el único factor medible el número de camas vacías. Me pareció macabro y no atiende el problema del seguimiento y localización de los contagios. Deploro los mensajes ambiguos en donde el optimismo oficial autocomplaciente coexiste con la tentación de pasarle toda la responsabilidad al ciudadano. Me repugna el mensaje de los políticos quédate-en-casa-y-no-salgas-si-no-es-necesario mientras los actos políticos y asistencialistas continúan como si fueran impostergables. Se impuso el “haz lo que digo, no lo que hago” y al final un “te lo dije” autoexculpatorio.
Un personaje yucateco que, a tu criterio, colaboró en pandemia y otro que hizo todo lo contrario.
Conozco mucha gente que hizo y sigue haciendo muchas cosas por la gente que de un día para otro se quedó sin nada. A nivel personal, laboral, social, médico y humanitario. Nunca dijeron sus nombres ni sus actos y estoy convencido que no lo harán. Todo mi respeto y admiración a esos que conozco y a los que no. Por el otro extremo, están esos repugnantes seres que vieron en la emergencia y la desgracia la oportunidad para tomarse decenas de fotos siendo repentinamente buenos y dadivosos. O adelantar sus lamentables payasadas de campaña. Esos tienen y tendrán mi repulsión perpetua.
Se viene un año electoral ¿Qué color le pondrías si tuvieras que ilustrarlo y por qué?
Si tomas unas acuarelas y revuelves todos los colores sin mucho criterio, es muy probable que el resultado sea algo muy parecido a los valores cromáticos característicos de la caca. Una ola roja se vuelve naranja. Personajes que ya fueron verdes y amarillos se pintan de azul y el nuevo guinda actúa como un color nuevo y puro que no tuviera dentro de su paleta todos los anteriores.
Dicen que todo este desmadre que vivimos en 2020 nos dejará alguna enseñanza ¿Lo sientes o lo crees así?
No soy muy optimista, pero a veces me dejo acariciar por nanométricas ráfagas de fe renovada en el ser humano. Duran muy poco, a decir verdad. Me parece sensacional que por vez primera nos hayamos sentido parte de la misma especie, enfrentándonos a algo que nos amenaza a todos. En lugar de eso corrimos a hacer acopio de papel higiénico a codazos. Era el momento de apostarle globalmente a la ciencia, pero de repente el pensamiento mágico brotó por todos lados como hongos y con más fuerza viral que el propio virus. Estamos frente al riesgo real de que nuestras ganas de creer (en un escenario con olor a incienso y copal) terminarán aplastando a nuestras ganas de crecer.
¿Cómo pinta para tí –en trazos, colores y en palabras- el 2021?
Seguiremos en la segunda temporada de esta serie que empezó como ciencia ficción, pero que ahora coquetea con el género de ficheras, el catálogo completo de porn-hub y las peores películas del Santo.- Cecilia García Olivieri.