“No necesitamos una pala para recuperar a nuestras hijas, necesitamos justicia pronta y expedita”
Hablar con Lizbeth Martín es difícil porque la angustia que siente es contagiosa. Escucharla hablar y llorar es muy duro e imposible de no ponerse en sus zapatos. A esta mujer le mataron a su hija Fernanda Gual hace casi cuatro meses y a la fecha ruega que las autoridades de gobierno empaticen, que la justicia sea pronta, firme y expedita y que la educación sobre la violencia de género empiece desde temprana edad para que no haya más feminicidios como el de su hija
Un dolor tremendo, que no tiene fin, que invade cada rincón de la anatomía y se queda en el corazón y en el cerebro. Un dolor que no se va con nada. Porque nacimos para morirnos antes que nuestros hijos y, cuando ocurre lo contrario -cuando una mamá o un papá tiene que seguir vivo a la muerte de un hijo- algo se vuelve “contra natura”. No es normal, no nacimos para eso y el dolor acompaña para el resto de nuestras vidas.
El jueves 20 de agosto pasado, a Lizbeth Martín Esquiliano la dieron la noticia que ninguna madre quiere escuchar: su hija Fernanda Gual había sido asesinada por su ex novio de un tiro en la cabeza. Luego, Enrique Novelo se mató. A casi cuatro meses de este feminicidio y en medio de otras madres que reciben palas de autoridades de gobierno mexicanas para que “busquen ellas” los cuerpos de sus hijas muertas, Liz tiene los ovarios más grandes y el corazón más bondadoso de compartir una plática con nosotros sobre ella, su hija, su familia, el dolor, el duelo y la agrupación “Todas Somos Fernanda”, que junto a Stephanya -su otra hija y hermana de Fernanda- están armando para ayudar a otras mujeres “Para que no haya más Fernandas”, nos dice Liz.
Hablar con Liz es difícil porque la angustia que siente es contagiosa. Escucharla hablar y llorar es muy duro e imposible de no ponerse en sus zapatos. Esta mujer se sincera y nos cuenta qué pensaba ella de los feminicidios antes de que ocurriera lo de Fernanda y le pide –le ruega- a las autoridades de gobierno que empaticen, que la justicia sea pronta, firme y expedita y que la educación empiece desde muy temprano para que acabemos con este flagelo que en Yucatán no tiene fin.
Le agradecemos a Liz por esta entrevista con el corazón despanzurrado.
Cuéntanos un recuerdo que te venga a la cabeza ahorita del nacimiento de Fernanda
Fernanda nació por parto natural y fue un momento sumamente indescriptible, es un sentir increíble cuando tienes en tus brazos a sangre de tu sangre, carne de tu carne… Es un pedacito de ti, un milagro de la vida. Eso fue para mí tener a Fernanda. El día que nació fue uno de los momentos más felices de mi vida, empecé con la labor de parto a las 11 de la noche y nació al otro día, a las 6:50 de la mañana.
Describe a Fernanda
Siempre fue una niña con una luz increíble, desde pequeña, muy alegre e inteligente. Bailaba jazz de una manera extraordinaria y podía transmitir ese amor por el gusto de bailar. Tenía una virtud para la danza y luego se convirtió en maestra de zumba. Fernanda tenía un corazón noble, era bondadosa y preocupada por las personas, por su bienestar integral –de cuerpo y alma-, una chica muy sentida de todo lo que pasa en el mundo: el daño al planeta, la violencia en contra de las mujeres… Con sus 21 años, ella marchaba y se manifestaba para que todo esto termine.
La palabra feminicidio nos eriza la piel y jamás pensamos en tener algo que ver con ella ¿Cómo sentías esa palabra antes de lo que le pasó a tu hija y cómo la sientes ahora?
Fernanda luchaba por los derechos de las mujeres y ella marchó el 8 de marzo pasado. Recuerdo que yo estaba un poco angustiada por si le pasaba algo en la manifestación. Luego vimos juntas en la tele las protestas que se dieron ese día en CDMX y había mujeres grandes rompiendo cosas, entre ellas estaba Yesenia Zamudio, quien desde 2015 pide justicia por el feminicidio de su hija Marichuy. Yo recuerdo que veía la tele y le dije a Fernanda que no estaba de acuerdo con esa forma de manifestarse, que no me parecía correcto romper las cosas. Y Fernanda me contestó: “Son monumentos que se pueden reconstruir, la vida de una hija no regresa”. En ese momento lo sentía todo tan lejano… No piensas nunca que te puede pasar a ti (Llora). Ahora me doy cuenta, después de todo lo que viví con lo de Fernanda, que es una forma muy dolorosa y de mucha impotencia y coraje lo que sientes cuando te matan a tu hija, porque no existen gobiernos empáticos que puedan comprender el dolor de una madre.
¿Es dolor? ¿Es odio?
No es odio, es un gran y profundo dolor ante tanta injusticia porque luego te enfrentas con una realidad horrorosa: aparte de que te asesinaron a tu hija, te das cuenta que no exista una justicia pronta y expedita, ni instancias de gobierno que entiendan nuestro dolor, el de una madre que busca justicia. En el caso de mi hija, yo siento mucho dolor porque el asesino se mató, pero sus padres sabían que esta persona tenía un problema y no lo atendieron oportunamente. Sabían que él hacía años había intentado matar a una ex novia y le permitieron tener otra relación “””normal””” con Fernanda. Además, supieron que su hijo compró un arma y si sabes que tu hijo tiene problemas, no puede tener a su alcance ningún tipo de arma que pueda dañar a los demás. Y cuando ven a su hijo desestabilizado, tampoco me llamaron, ni me hablaron, ni alertaron a Fernanda… Lo dejaron libre. Él se llevó a Fernanda con engaños a la casa cuando ya no eran novios diciéndole que la iba a ayudar con un trabajo y hasta los padres salieron de la casa cuando ellos llegaron y los dejaron solos… Y pasó lo que pasó.
¿Notaste cambios de Fernanda? ¿Ella hablaba con ustedes? ¿Les contaba cómo se sentía?
No, para nada y ella tampoco los notó, tanto es así que fue confiada a la casa. Nosotros le abrimos a esta persona las puertas de nuestra casa y jamás mostró una actitud agresiva, pero de la puerta para fuera era otra persona. Sólo te puedo decir que él estaba renuente y muy insistente a no terminar con la relación. Es aterrador porque nunca pudimos ver que ahí había un feminicida.
¿Cómo te enteraste de lo que le pasó a tu hija?
Nunca pensamos que la fuera a matar, no tuvimos jamás el más mínimo indicio. Lo de todos sus problemas nos enteramos después, hasta su ex le había puesto una denuncia hace cinco años que no procedió. Cuando me enteré viví algo inimaginable y fue un golpe tremendo para todos porque nunca tuvimos la más mínima alerta.
¿Sentiste o sientes rabia?
Sí, por supuesto, siento mucha rabia y coraje porque las medidas preventivas de violencia de género son muy mínimas y de verdad no se aborda este problema con la gravedad que tiene. 10 días después del feminicidio de Fernanda, marchamos el 30 de agosto y fuimos revictimizados, nos decían “¿Qué marcha van a hacer si el asesino está muerto?” Yo lo que pido es una justicia moral de que el gobierno asuma el grave problema que hay en Yucatán. Necesitamos de las autoridades un pronunciamiento firme y drástico de que se van a cumplir las leyes con mucho rigor a quienes atenten contra la vida de las mujeres. Lo que hoy me queda claro es que las mujeres estamos muy por debajo de los hombres y para nosotras avanzar es complidado y más si te enfrentas a las leyes y te revictimizan… Me siento sin derechos como madre.
¿Por qué sin derechos?
(Llora) Yo no tuve el derecho de elegir qué voy a hacer con el cuerpo de mi hija. La ley dice que la tenía que enterrar y no nos permitieron cremarla. Como madre no podía ni elegir la última morada de mi hija. Después de muchas peticiones sí logramos cremar a Fer y la regresamos a casa con su familia. Tampoco pude negarme a la autopsia, no tienes ese derecho. El cuerpo de mi hija me lo devolvieron masacrado, no bastaba con un balazo en la cabeza, la tuve que recibir toda costurada y congelada tres días después… Es horrible que haya estas leyes, no hay empatía ni derechos.
¿Cómo comenzó lo de la agrupación “Todas somos Fernanda” y qué te movió a hacerlo?
“Todas Somos Fernanda” es una agrupación aún que arrancamos con mi hija Stephanya. Estamos en tratativas de que se convierta en asociación civil y se identifica con la historia de muchas chicas como Fernanda que viven violencia de género. Buscamos que no haya más Fernandas, esa es la esperanza que nos mantiene en pie a mí y a mi familia. Y hubo muchas agrupaciones y gran parte de la sociedad yucateca nos cobijó con mucho cariño y amor en estos tiempos tan difíciles y se solidarizaron con nosotros. El propósito es que de esta desgracia que no tiene fin se puedan salvar otras chicas.
¿Qué están gestionando y qué se viene para la agrupación?
Será una asociación civil y tenemos que buscar un espacio adecuado para funcionar. Trabajaremos en la prevención de la violencia de género y ayudaremos a mujeres a salir de ella. Queremos que las chicas estén atentas y despiertas, que no romanticen ni normalicen situaciones. No tenemos fechas aún porque seguimos lidiando con el duelo y nos caemos y levantamos. No solamente asesinaron a mi hija, sino a toda una familia, la quiebran y la destruyen no te imaginas cómo. Buscamos ayuda psicológica, tanatológica, psiquiátrica, religiosa y todo eso no lo ven las autoridades, no se percatan que no sólo matan a una mujer, sino a toda una familia.
¿Qué se hace con el dolor? ¿Cómo se transforma?
El dolor es tan profundo y no se supera, aprendes a vivir y lidiar con él, pero nunca se va. Por eso queremos ayudar a otras personas a través de la agrupación.
Hay mamás en otras partes de México que cada vez se involucran más en los feminicidios de sus hijas y hasta escarban la tierra para encontrarlas ¿Sientes que las autoridades las abandonan?
Me siento totalmente abandonada. La Secretaría de las Mujeres nunca se acercó a ver si necesitábamos ayuda o seguimiento. Las autoridades de gobierno tampoco se pronuncian de manera enérgica y si hay programas contra la violencia de género, no son eficaces y algo está mal porque los índices de violencia se incrementan. No hay empatía, nadie se pone en tus zapatos y si esto no lo hacemos entre gobierno y sociedad, vamos a paso muy lento. Estas muertes no pueden quedarse en el silencio total. Nosotros no necesitamos una pala para recuperar a nuestras hijas, necesitamos una justicia pronta y expedita.
¿Qué sientes que te diría María Fernanda si te viera ahora?
(Llora) Pienso que Fernanda nos diría a su hermana y a mí que está muy orgullosa de nosotras y estaría contenta de que tratamos de levantar el dolor llevando sus sueños de defender a las mujeres para que no haya más violencia de género.
Danos un mensaje.
Debemos poner más importancia en la violencia de género y se deben tomar medidas desde temprana edad. Así como se estudia Español y Matemáticas, también es importante estudiar la violencia de género desde las primeras formaciones educativas para cambiar esta manera de pensar y educar. Si queremos tener una sociedad sana, tenemos que educar desde los primeros años de formación, unidos de la mano sociedad y gobierno. Debemos reeducarnos y romper con muchos patrones que vamos cargando, no hay que romantizar el amor y hay que detectar la violencia desde muy temprano porque será la única forma de que no haya más feminicidios y que las mujeres puedan estar seguras.- Cecilia García Olivieri.
Fernanda, disfrutando y siendo feliz. Marcha del 30 de agosto “Todas somos Fernanda”