Se fue Diego
Columna Butaca Alta
Por Roberto Acevedo Acosta
Tengo la edad para decir que lo vi por televisión en los mundiales de 82, 86, 90 y 94. Y lo recuerdo como una gran figura que ganó un mundial y fue subcampeón en otro, impulsando a su selección en todo momento y nadie ponía en duda su grandeza futbolística. El mejor.
Tengo la edad para decir que recuerdo su paso por el Nápoles de Italia, donde hizo historia con un equipo que no era el Milán o la Juventus, los más icónicos de esa época.
Tengo la edad para decir que una vez concluida su carrera deportiva empezó una espiral donde los escándalos lo acompañaron por mucho tiempo.
Tengo la edad para decir que en Argentina, la patria de la primavera, su presencia movía muchas cosas -para bien o para mal- y que sin duda él representaba la voz de un sector de la sociedad que lo veneraba en vida dándole el estatus de leyenda.
Y tengo la edad para decir o pensar cuál fue el legado de Maradona ahora que ya no está.
Veía con interés las palabras de Jorge D Alessandro, argentino y miembro del “Chiringuito de Jugones”, un programa de debate futbolístico en televisión con una buena presencia en la barra deportiva de España. Quien muy emocionado, hasta las lagrimas, decía que Diego lo representaba a él y millones de argentinos en el sueño de que el jugador del potrero -de llano se dice en México- amateur en otros lugares, podía lograr su sueño de éxito.
Para muchos Maradona encarnó el ideal, rayando en lo poético, del joven talentoso, que vino de la extrema pobreza que se vivía en Villa Fiorito, que logró el sueño de debutar en primera a los 15 años y que a la postre cargo con la responsabilidad de darle una alegría a toda una nación después de 4 años de haber perdido una guerra con Inglaterra. Una satisfacción que se volvió eterna y que fue más allá de lo deportivo.
Recuerdo que a mis nueve años esa guerra por las Malvinas, que enfrentó a Argentina e Inglaterra, me dio ese sentimiento de David conta Goliat. Claro que mis emociones estaban con el país latino, hermano, en desventaja, en contra de una nación de primer mundo. Yo no entendía en ese momento las razones, ni tenía idea de la dictadura que vivía Argentina y sus efectos.
Pero al igual que muchos disfruté el ajuste de cuentas, por lo menos deportivas, que se vivió en México 86 donde Argentina derrotó a Inglaterra en una cancha de fútbol, teniendo a Maradona como el “Mio Cid” de esa batalla.
Ese es el legado, por lo menos para mi de Maradona, la lucha en contra de los de arriba.
Tuvo la oportunidad de fichar con el equipo de River Plate de Argentina, considerado de los “millonarios” y les dijo que no. Tuvo la oportunidad de fichar con el Barcelona de España, el equipo que enfrentaba al Real Madrid de Franco, y les dijo que si.
Tuvo la oportunidad de fichar con un equipo del sur de Italia, considerada la parte pobre del país europeo y se fue al Napoli al que hizo campeón dos veces y le dio una copa de la UEFA. Hasta hoy los logros más importantes del club napolitano.
Ese fue Diego Maradona, un prodigio del fútbol, que siempre está en la terna, en la platica de quién es el más grande de todos los tiempos. Y en esa conversación solo se habla de dos que tres. Pelé, Maradona y recientemente Messi.
A veces se le suman Cruyff o Di Stéfano, pero siempre va estar él.
Se fue Diego, se cierra un capítulo con su deceso y no sólo Argentina le llora… le llora todo aquel que ama al fútbol.