Los anticuerpos, la nueva esperanza contra el covid-19
Una red de científicos persigue el santo grial de la pandemia: un anticuerpo que no sólo protege contra el nuevo coronavirus, sino también contra patógenos relacionados que pueden amenazar a los humanos
Aunque las vacunas son aclamadas como nuestra mayor esperanza contra el coronavirus, docenas de grupos científicos están trabajando en una defensa alternativa: los anticuerpos monoclonales. Estas terapias apenas cobraron relevancia este mes después de que el presidente Donald Trump recibió una infusión de un coctel de anticuerpos fabricado por Regeneron y le atribuyó su aparente recuperación, incluso lo definió como una “cura”.
Los anticuerpos monoclonales se destilan de la sangre de los pacientes que se han recuperado del covid-19. Lo ideal es que los anticuerpos se inyecten en las primeras etapas del transcurso de la infección —o incluso antes de que haya exposición, como una medida preventiva— y proporcionen una inmunidad rápida.
Trump ha mostrado su entusiasmo por ese tratamiento y prometió que esos medicamentos experimentales se distribuirán de manera gratuita a cualquier persona que los necesite. Sin embargo, son difíciles y costosos de producir. En este momento, Regeneron tiene suficientes existencias como para tratar a unos 50,000 pacientes; es poco probable que el suministro exceda unos cuantos millones de dosis en el futuro cercano.
Docenas de empresas y grupos académicos compiten para desarrollar terapias con anticuerpos. Eli Lilly y Regeneron solicitaron autorizaciones de uso en emergencias de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por su sigla en inglés) para sus productos.
Estas compañías farmacéuticas tienen la experiencia y los fondos necesarios para ganar la carrera del desarrollo de un tratamiento poderoso con anticuerpos. No obstante, algunos científicos le están apostando a un candidato improbable: Prometheus, un grupo diverso de especialistas que lleva meses de retraso en la competencia y aun así podría terminar produciendo el anticuerpo más poderoso.
Prometheus es una colaboración entre laboratorios académicos, el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de Estados Unidos, y un fabricante de anticuerpos con sede en Nueva Hampshire, Estados Unidos, llamado Adimab.
No se espera que el anticuerpo de este grupo se pruebe en ensayos clínicos con humanos sino hasta finales de diciembre, pero quizá valga la pena la espera. A diferencia de los anticuerpos fabricados por Eli Lilly y Regeneron, que desaparecen en el cuerpo en cuestión de semanas, el anticuerpo de Prometheus busca ser efectivo hasta por seis meses.
“Una sola dosis puede hacer mucho bien, lo que significa que podemos tratar a más personas”, afirmó Kartik Chandran, virólogo de la Escuela de Medicina Albert Einstein que lidera el grupo.
En pruebas de laboratorio con ratones, el anticuerpo de Prometheus brinda protección no solo contra el coronavirus sino también contra el virus del SRAG y otros virus similares de murciélagos, lo cual sugiere que el tratamiento podría proteger a las personas contra cualquier coronavirus que surja en el futuro.
‘Demasiado complicados de fabricar’
Los anticuerpos monoclonales pueden impedir con rapidez que el virus se apodere del cuerpo, por ejemplo, entre los residentes de un asilo de ancianos con un caso confirmado de infección. Las vacunas, que tardan semanas en desarrollar una respuesta inmunitaria, son inútiles en una situación así.
Sin embargo, es probable que la capacidad limitada de producción mantenga los anticuerpos monoclonales fuera del alcance de la mayoría de la gente.
Regeneron espera tener suficientes dosis de su cóctel para tratar a 300,000 pacientes en los próximos meses. Eventualmente, la compañía puede producir alrededor de dos millones de dosis anualmente en todo el mundo en asociación con Roche. Eli Lilly espera tener 100,000 muestras disponibles a finales de este mes.
Incluso docenas de empresas que fabrican anticuerpos no pudieron producir los miles de millones de dosis requeridas para el mundo entero, o solo la estimación mínima de 25 millones de dosis que, solo en los Estados Unidos, necesitan los pacientes con covid-19 y las personas de alto riesgo.
Y aún no se sabe cuán rápido se podría aumentar la capacidad de fabricación. Por un lado, los tratamientos se realizan en instalaciones especializadas con elementos (viales estériles, resinas proteicas, medios de cultivo) que también son necesarios para producir otros anticuerpos y vacunas.
“Es una capacidad finita y hay muy poco que se puede hacer para tratar de incrementar esa capacidad”, explicó John Kokai-Kun, director de colaboración científica externa en la Farmacopea de Estados Unidos (USP, por su sigla en inglés), una organización que monitorea la calidad de fabricación de los medicamentos.
Los anticuerpos también son costosos de producir. Algunos cuestan hasta 200,000 dólares —incluso el costo más barato es de unos 15,000 dólares— por año de tratamiento, lo cual los hace inalcanzables para todos los países, excepto los más ricos, según un informe publicado en agosto.
“No creo que los anticuerpos monoclonales se usen a gran escala en la sociedad”, dijo Kokai-Kun. “Simplemente son demasiado complicados de fabricar y demasiado costosos para ser efectivos en ese aspecto”.
Al igual que las vacunas, los anticuerpos deben ser inyectados, y las cantidades, que se calibran según el peso de cada persona, pueden ser significativas (Trump recibió 8 gramos; las dosis de vacunas suelen medirse en microgramos o incluso nanogramos). Y la protección disminuye después de unas cuantas semanas.
“Eso ya presiona a la infraestructura de fabricación a producir el tipo de dosis que creemos que se van a requerir a nivel mundial”, comentó Andrew Adams, vicepresidente de Eli Lilly. “Tenemos que empezar a pensar en las poblaciones que debemos priorizar”.
Docenas de empresas y muchos grupos académicos, incluidos muchos en China, están en la búsqueda de anticuerpos contra el coronavirus. Debido a la necesidad urgente, algunos pueden combinar sus recursos, como hicieron algunos durante el punto álgido de la pandemia del SIDA, con el fin de mantener los precios asequibles para los países de ingresos bajos y medianos.
En julio, seis empresas, incluidas Eli Lilly y AstraZeneca, apelaron con éxito al Departamento de Justicia para que les permitiera compartir información sobre instalaciones de fabricación, materias primas y suministros sin violar las leyes antimonopolio.
El uso de un solo anticuerpo, como es el caso de Lilly, presenta cierto riesgo de que el virus mute para escapar.
Prometheus está probando su primer anticuerpo de manera aislada, pero planea crear un cóctel con un segundo anticuerpo que sea específico para el nuevo coronavirus. Los dos anticuerpos deben elegirse con cuidado para que se complementen o, al menos, para que uno no obstaculice al otro, porque se unen dentro de la misma pequeña porción del virus.
(FUENTE: THE NEW YORK TIMES)