Violencia en el interior del estado más seguro del país
Dos mujeres que no se conocen vivieron brutal violencia de género en Yucatán. El caso de A. en Mérida fue muy mediático pero el de M., ocurrido en una comunidad mayahablante, apenas hizo ruido. La violencia que sufren las mujeres en el interior del estado más tranquilo del país grita que volteen a verla
Nunca se cruzaron en sus vidas, pero vivieron un infierno similar: el de la violencia de género. Una en Mérida, la otra en Kanxoc, ambas en su veintena, una nunca fue madre, la otra tiene tres hijos. Sus iniciales son A. y M. A las dos todavía les duelen los golpes físicos y mentales que padecieron.
El caso de A., la joven de 20 años que fue atacada por su novio C. en días pasados en Mérida conmocionó profundamente a la comunidad y el caso ardió en redes sociales. Hasta el gobernador Mauricio Vila Dosal se pronunció al respecto y el presunto atacante ya está preso y hoy jueves fue vinculado a proceso vinculado por el delito de feminicidio agravado en calidad de tentativa.
La saña con que A. fue atacada por su pareja fue tremenda y la joven terminó hospitalizada. Numerosos grupos activistas se pronunciaron al respecto y hoy miércoles, el colectivo “Mujeres sin Maquillaje” anunció que, a través de la página web Change.org consiguieron en menos de 24 horas 12,720 firmas de personas que se solidarizaron con el caso y le exigen a la justicia una pronta resolución del caso.
La historia de A. también movilizó a un grupo de estudiantes universitarios de distintas casas de estudios de Yucatán quienes se juntaron para comenzar a trabajar un proyecto de iniciativa de reforma del Código Penal a fin de que, entre otros temas, se tipifique la “Tentativa” de feminicidio.
Asimismo, en una convocatoria por whatsapp de 13 horas, consiguieron hasta el momento 1,493 firmas de ciudadanos y 30 asociaciones activistas, en las que piden a las instancias de impartición de justicia “Que dictaminen con apego a la ley y castiguen al agresor”. Para los firmantes, urge recuperar los valores, la seguridad y tranquilidad que tiene Yucatán y que la posiciones como un lugar amable para vivir.
¿Pero qué tan tranquilo y amable es Yucatán? Unas horas después de lo que vivió A., a unos cuántos kilómetros, en una población mayahablante llamada Kanxoc en Valladolid, M. vivía también el peor momento de su vida.
Esta mujer de 24 años y madre de tres nenés chiquitos fue sorprendida por su suegra, su cuñada y concuña mientras tendía ropa en el patio de su casa y recibió una brutal golpiza por parte de estas mujeres y delante de sus hijitos. Otras mujeres presenciaron el momento y no hicieron nada, sólo observaron o arengaron para golpear más a M.
Como pudo, M. se fue con sus niños a la casa de sus padres y luego hizo la denuncia ante las autoridades policiales. Ningún grupo de whatsapp, ni redes sociales, ni Change.Org acudieron en su ayuda todavía.
Sumario Yucatán platicó con la maestra María Candelaria May Novelo, directora del Centro Cultural y de Derechos Humanos “Casa Colibrí”, en Valladolid. Candy está apoyando a M. y nos cuenta que el gobernador Vila Dosal pidió que se tomen cartas en el asunto de forma urgente como se hizo con el caso de A.
“En la comunidad de Kanxoc el ejercicio de violencia de género no es esporádico, sino cotidiano. La situación que se construye los fines de semana cuando los esposos llegan con dinero, provoca situaciones de alcoholismo y golpean a sus mujeres, quienes no sólo son víctimas de violencia física, sino también económica y psicológica”, explicó la maestra.
Candy contó que M. vivía al lado de la casa de su suegra y que su esposo trabajaba en Cancún. La joven ya había vivido situaciones de violencia intrafamiliar y a raíz de unos comentarios que le hizo su suegra a su esposo, él decidió que ella se fuera de la casa y ya no le pasaba dinero para los niños.
“El marido le fue disminuyendo cada vez más el dinero que le daba para mantenerse con sus hijos hasta que, la última vez que la vio, le dio cinco kilos de frijol y maíz y le dijo ‘Acá está el gasto de los niños’. Es muy común este tipo de violencia económica en las comunidades mayas, donde no hay fuentes de empleo”, explicó la maestra.
Candy relató cómo la suegra, la cuñada y la concuña de M. la atacaron mientras ella colgaba la ropa.
“Usaron hasta un armex para golpearla y un grupo de mujeres estaba observando todo, sin intervenir en la situación”, relató la maestra.
Y aunque M. hizo la denuncia, las agresoras no están detenidas. “Como el gobernador pidió que se intervenga en el caso, esta semana una psicóloga y una trabajadora social visitaron a M. El proceso legal continúa y las agresoras no se pueden acercar a M., quien tuvo que abandonar su propia casa”, detalló.
Como activista de la “Casa Colibrí”, maestra y mujer, Candy espera que las autoridades volteen a verlos. “A mí me duele mucho lo que viven estas mujeres, es angustiante que no puedan llevar una vida tranquila y digna. Urge que las autoridades las atiendan porque puede haber consecuencias mucho más dramáticas de las que vivimos recientemente”, concluyó.- CGO.
Y lo más lamentable del caso de M, es que fue atacada por otras mujeres. Lo que vale analizar también, es el origen de esta violencia, quienes tienen los hijos y los “educan” ya sean niños o niñas, son las mismas mujeres, la pregunta que le haría a la Sra. Candy de Casa Colibrí, no es mejor ir al fondo y enseñar a las madres a criar mejores hijos, no quieto ser groseras o injusta, soy mujer, pero al final quien cría a los hijos violentos y golpeadores, generalmente es una mujer…